LA ESTIRPE DE LOS COTA

Notas sobre una de las más importantes familias judeo-conversas de Toledo en los dificles años de finales de S XV:


 Los Cota -así lo afirma la Real Academia de la Historia- formaron una de las dinastías judías  más conocidas y mentadas, admiradas y respetadas  de aquel Toledo a finales de la Edad Media.

 Veamos si conseguimos explicar el porqué.

 En 1449 reinaba en Castilla Juan II, hijo del rey Enrique III «el Doliente» y de la reina Catalina de Lancáster (nieta de Eduardo III de Inglaterra y, a su vez, abuela de Isabel La Católica) Toledo, epicentro político, comercial y cultural de la Corona de Castilla, bulle a más no poder. A principios de año, concretamente el 27 de enero, bajo el afilado e inclemente  frio invernal de Toledo,  el mercader judío Don Alvaro de Cota es asesinado por una turbamulta dirigida por dos canónigos de la catedral:  Juan Alfonso y Pedro López Gálvez . Al llegar la primavera, el 24 de mayo, gracias a la desgracia llamada  Marcos García de Mazarambroz (“Bachiller Marquillos”) todo judeo-converso toledano queda oficialmente inhabilitado para cargo público, eclesiástico o civil;  y , por si fuera poca defenestración, se  envía  a esos judíos al destierro. Pocos días después, el bachiller en cuestión organiza una matanza contra los judíos,  liderada por el alcalde, Pedro Sarmiento,  repostero de Juan II -algo así como el actual jefe de la casa real.  Alonso de Cota, familiar del asesinado Alvaro de Cota, era en esos mismos días el tesorero real. Sarmiento  había accedido  al cargo en 1445,  tras arrebátarselo a Alvaro de Luna, condestable de Castilla, maestre de la Orden de Santiago y valido del rey Juan II de Castilla. Cuando el de Luna recuperó su cargo, Sarmiento fue nombrado alcalde de Toledo. D Alvaro de Luna, entonces, pidió recaudar la enorme cantidad de un millón de maravedíes para financiar  la guerra contra Aragón, que había invadido el territorio castellano. ; el recaudador de ese dinero fue el tesorero real, Alonso de Cota. Y eso fue lo que provocó la revuelta contra los judíos del barrio de la Magdalena liderada por Sarmientoel día de Reyes. Alonso de Cota consiguió salvar la vida en el último momento.

Tiempo después, el 23 de septiembre de 1461, Alonso Cota, junto con su mujer, Teresa Ortiz, creó un mayorazgo a favor de su primogénito Rodrigo Cota. (E. Cotarelo, “Algunas noticias nuevas acerca de Rodrigo de Cota”, en Boletín de la Real Academia Española, 13 (1926) ) Los mayorazgos eran un sistema de reparto de bienes por el cual la mayor parte de una herencia pasaba al primogénito, para nunca así menguar la hacienda. Rodrigo Cota había nacido probablemente  en algún momento entre  1430 y 1440 y el mayorazgo le puso en pleitos con varios familiares que se sentían con derecho a disfrutar de las casas, viñedos y molinos que pasaban de forma exclusiva a Rodrigo. En el año de 1486, en la ciudad de Toledo, un 16 de agosto -día posterior a una importante fiesta cristiana-  ardieron en la hoguera inquisitorial veintidós hombres y cinco mujeres, todos ellos a causa de su judaísmo. Muchos de ellos eran notables de la judería toledana. Uno en concreto era Alonso Cota. Dejó huérfanos, además de a Rodrigo, a otros cinco hijos más.

Una de sus hijas, María Cota, casó en segundas nupcias con Pedro Arias Dávila,  señor de Puñonrostro y Alcobendas,  que a principios del S XVI fue gobernador y capitán general de Castilla de Oro -hoy Colombia, Venezuela, Panamá-  desde 1514 hasta 1526 y  de gobernador de Nicaragua de 1528 a 1531. Su familia era de origen judeo-converso: Pedro Arias era nieto de Diego Arias Dávila, tesorero de Juan II (antes que lo fuera Alfonso Cota) Estuvo casado con una judeo-conversa, Elvira Gonzalez, y fueron quienes construyeron la hoy desaparecida Sinagoga del Campo, en Segovia.

Rodrigo Cota pasó a la historia  de la literatura:  a veces firmaba como Ruy Sanches Cota o Ruy Sanches de Toledo, a veces apodado el Viejo o el Tío.   En el Cancionero General  de Hernando del Castillo (Valencia, 1515) consta una  obra importantísima para conocer la lírica castellana del S XVI, se encuentra su obra  Diálogo de un viejo y el Amor. Para la mayoría de los filólogos esta obra es la mejor de cuantas escribió.

También se le conocen  unos versos satíricos  contra Diego Arias Dávila, su pariente,  por no haberle invitado a la boda de su hijo. Estos versos son de gran interés histórico por la descripción de las costumbres de los judíos españoles de la época.

Pero sobre todo, se le conoce porque  se le han adjudicado  las Coplas de Mingo Revulgo, las Coplas del Provincial y, especialmente, el primer acto de La Celestina, según el propio Fernando de Rojas, converso como el propio Cota.

En 1479, un año después de instaurar el tribunal de la Inquisición, se le obligó bajo amenazas a abjurar de su fe judía. Como no sabemos a ciencia  cierta la fecha de su muerte, desconocemos si nueve años después vio a su propio padre desfilar por las calles de Toledo, atado por cadenas a los demás condenados, camino de la hoguera.

Según el profesor Oscar Urra, casó dos veces: primero con Isabel de Sandoval, con quien tuvo un hijo; fallecida en 1477, rehizo su vida con Isabelde Peralta, con la cual tuvo otros tres hijos más. Siempre vivió en Toledo, pero pudiera ser que por problemas con la Inquisición, en 1483 se avecindó en la villa de Torrejón de Velasco, donde vivió, al menos, hasta 1505. En ese año consta un juicio contra su propio hijo Sandoval, a cuenta del famoso mayorazgo del abuelo Alonso. El 4 de agosto de 1505 Rodrigo Cota suscribió en Toledo una escritura por la que dona cierta cantidad de joyas a su hijo Martín y a su esposa Isabel de Zapata. Es lo último que sabemos de él. Falleció en la heredad de Torrijos y fue enterrado en Toledo.

En 1970, en la Colección ‘Publicaciones de las Catedras de Lengua Hebrea e Historia de los Judios de la Universidad de Madrid’, numero colección (v. II). , el muy ilustre hebraísta español Fco. Cantera Burgos editó un gran libro sobre ellos.

El erudito Tomás Tamayo de Vargas, en el S  XVII escribió que  «el acto primero de Celestina fue escrito por Rodrigo de Cota estando en Torrijos, debajo de unas higueras de las casas de Tapia…». Este llamativo dato no resulta en absoluto inverosímil por cuanto consta documentalmente que su padre y luego el propio Rodrigo Cota tuvieron propiedades en la población mencionada. De hecho, en Torrijos poseían un enterramiento familiar en la parroquia de San Gil.