ASHER S. MIZRAJI, PAYTÁN Y JASÁN LEGENDARIO

Nota biográfica de uno de los mayores músicos de Jerusalén en el S. XX, cuyo éxito era clamoroso sobre todo en Túnez y Alejandría.


Asher Shimon Mizraji vino al mundo en la Ciudad Vieja de la Ciudad de David en 1890, cuando las murallas estaban a punto de reventar de tanta gente como vivía intramuros y empezaron a vivir en la colina de enfrente a la Puerta de Yafo, Yemín Moshé.  Su madre venía de Rodas. Su padre, Yitzjak Mistaji, maestro del Talmud Torá, fue de los primeros en salir de las murallas con su familia, construyó una casa junto a la sinagoga sefardí, con un horno enorme que alquilaban al vecindario para que todo el mundo pudiera hornear biskochos, burekas y  Jamín  a fuego lentísimo para el Shabat de los inviernos de entonces.

Asher tenía una voz que ya de niño encandilaba a quien le oía. Pronto empezó a ganar algún dinerillo como Jasán, y vendiendo «taligas»  bordadas para cuidar que no se mancharan los talitot al ir a la sinagoga. Se casó pronto, con Rajel, de la casa de Elisaij, y con ella tuvo dos niñas, Rivka y Sarah.

Cuando la Guerra de los Balcanes, un año antes de la Primera Guerra Mundial, rabi Eliahu Paniguel, rico comerciante, le ayudó a eludir las responsabilidades militares con el Imperio Otomano. Le metió de polizón en un barco de naranjas rumbo a Malta. Pero como no necesitaban Jasán en La Valetta, aquel enclave de aragoneses y corsarios, se fue para Túnez, donde prosperó tanto que al cabo de un año mudó a toda la familia. En Túnez enseñaba a los judíos antiguos piutím jerosolomitanos y componía él nuevas melodías para expresar nostalgias de la ciudad que le viera nacer.

En 1919, acabada la contienda de La Gran Guerra y el lanzamiento de la Declaración Balfour, Asher Mizrahi decidió regresar a Jerusalén con su familia, que ahora incluía a dos niños más: Yehudit y Yitzhak. A su regreso a Yamin Moshe, Mizrahi se convirtió en una figura muy respetada en la vida musical de Jerusalén, escribiendo canciones en ladino, componiendo nuevos piutim.

Los Manjares del Rey

Yaakov Yehoshua escribe en su libro Yaldut b’Yerushalayim ha’Yeshana, «Una infancia en la vieja Jerusalén: “Asher Mizrahi fue el más famoso de los instrumentistas y paitaním que actuaron en Jerusalén. Era conocido y admirado incluso por los árabes . Ashriko Mizraji fue uno de los músicos que destacó especialmente por encima de todos. Todos nosotros, hombres y mujeres, estábamos enamorados de él por su aspecto hermoso. Era oscuro, con ojos verdes y una voz agradable que capturaba el corazón. A diferencia de otros músicos cuyo vestido era descuidado, Ashriko era muy escrupuloso  con su vestimenta; su cuello siempre estaba cubierto con un pañuelo de seda blanco , que también era una forma de proteger su garganta del frío de la noche para no correr el riesgo de quedar afónico.  Cuando él entraba en una habitación con sus amigos músicos, todos los presentes se levantaban en su honor.

En 1926, fue invitado a actuar en la gran Sinagoga Eliyahu Ha’Navi en Alejandría, Egipto. Asombrada p por el talento de Mizraji, la comunidad judía de Alejandría le pidió que se quedara y sirviera como su cantor y carnicero, pero él rechazó la generosa oferta.

Cuando lo de Jebrón en 1929, bendita sea la memoria de los asesinados, los oficiales británicos con sus malas artes, le sugirieron dejara de llevar el tarbush sobre su cabeza cuando cantaba; los árabes pensaron que eso era porque el era demasiado sionista y le hicieron la vida imposible hasta que tuvo que regresar a Túnez.

Allí ganó  fama a través de su diverso  repertorio  en árabe,  convirtiéndose en uno de los principales compositores de la canción tunecina. Los grandes cantantes tunecinos de la época, tanto musulmanes como judíos, interpretaron sus canciones, especialmente la cantante y actriz judía Habiba Masika, también conocida como «Havivat el kol» (un doble sentido que significa amigable para todos y una voz amigable)

A principios de la década de 1930, Asher Mizrahi viajó a París para hacer una grabación junto con otros músicos como Sheikh El-Afrit, Shafia Rushdie y Dalila Masoud Achabib. La compañía de cine Pathè filmó una pequeña película en la que aparece él cantando una de sus canciones. Este cortometraje se proyectaba  en los cines  antes de la película… A fines de la década de 1930 fue aceptado como miembro de la Unión Francesa de Artistas y Compositores.

La radio tunecina le permitió a Asher Mizrahi participar en un programa especial en hebreo, que se emitía todos los lunes.  Pero un día el programa  caía en Shavuot, se negó a aparecer y la radio rescindió su contrato. Muchos se quedaron sin poder escuchar cantar al estilo bagdadí, que es el más difícilde todos, el que pocos pueden cantar.

Ganó varios premios; el más destacado de los cuales fue el «Nishan Ip-Tiher», otorgado por el gobierno tunecino. En febrero de 1957, un año después de que Túnez se independizara de Francia, el presidente de la nueva República, Habib Burgiba, visitó la escuela «O Torá» en el barrio judío. Sharel Hadad, el presidente de la comunidad judía tunecina, escribió en su libro, “Tzarfat, Israel, Túnez, Shalosh Ahavot” (“Francia, Israel, Túnez, Tres amores”)  que “Asher Mizrahi aceptó la solicitud del Presidente de Túnez   par componer  un tema para él..

En 1967, con la ayuda de Sharel Hadad, quien también era abogado, Asher Mizrahi regresó a Israel después de casi cuarenta años viviendo en el extranjero. Llegó en agosto, solo unas pocas semanas después de la Guerra de los Seis Días. Mientras estuvo en Marsella, Asher Mizrahi logró hacer una grabación final de varias canciones y el servicio Avodah para Yom Kippur, como «pago» a Sharel Hadad por ayudar a tramitar sus papeles de inmigración.

A continuación una de sus grabaciones, de aquella época, con las siete bendiciones de la boda-

La salud de Asher comenzó a deteriorarse, ya no podía recorrer el vecindario de su infancia en la ciudad vieja, el kotel y Yamin Moshé. Pasó el invierno  y el verano del ´67  en cama ,sin poder  participar en las hakafot (práctica de llevar los rollos de la Torá en círculos ) para Simjat Torá , que se celebraba  junto a la Puerta de Jaffa.

Asher Mizrahi falleció, bendito sea su recuerdo,  el día después de la celebración de Simjat Torá.

Ese año, se imprimió una nueva edición de su libro «Ma’adenei Melech», Los Manjares del Rey.  Su libro se distribuyó en Shabbat Zakhor, que pasó a ser un día en el  que muchas sinagogas lo  dedicaron a la memoria de Asher Mizraji.

El gran Rabí sefardí de Israel, rabino Ovadia Yosef,  el rabino David Shalosh, el rabino David Gaz, el rabino jefe de Jerusalén y el rabino Eliyahu Pardes elogiaron su figura en público y por escrito.

Más cosas, contadas por sus nietos, pero en hebreo, en el siguiente documental de una hora de duración: