T´´U BI´SHVAT, MUCHO MÁS QUE UNA FECHA DE AÑO NUEVO DE LOS ÁRBOLES

 Todos sabemos que el 15 de Shvat es el día del Año Nuevo de los Arboles y que se celebra porque el ser humano es como un árbol más sobre la Tierra ¿pero cómo se desarrolla esto?


En el principio –en el Génesis–se cuenta la historia de  Caín –el primogénito,  labrador- y Abel –benjamín,  pastor. Abel, en hebreo se pronuncia Hébe (en breve veremos qué es lo que nos puede decir esto.)  Ambos hermanos hicieron ofrendas a Dios. Caín ofrendó el fruto de la tierra; Abel, el mejor de sus carneros. Dios gustó de la ofrenda del pastor pero  no de la del agricultor. ¿Por qué? La  tierra había sido maldecida tras la expulsión del Gan Ha´Edén. Así que Caín se celó de su hermano hasta el extremo de llegar a  asesinarlo. Por ello, Caín fue castigado a llevar una marca sobre la frente y  a vagar por la Tierra sin poder recoger su fruto. Caín, a causa de esto, temía ser reconocido y después, en venganza, ser asesinado. A´ le dijo que si alguien le matase, sería el asesino castigado siete veces.

Seis generaciones después, Lamej fue padre de dos hijos: Yabal y  Yuval; éste  último era flautista -instrumento que suena al soplar, como un shofar –el cuerno de carnero que resuena en el judaísmo en la época de año nuevo, Rosh Ha Shaná. (Rosh significa principio – Be´reshit, en el principio- y Shaná, etimológicamente, significa cambio, del verbo Leshanot, cambiar, y por lo tanto lo que traducimos como Año Nuevo es en el judaísmo una renovación, un nuevo cambio en el ciclo anual, por eso en T´U Bi´Shvat se celebra la renovación del ciclo forestal, la regeneración interna de la savia de los vegetales; lo que comúnmente llamamos Año Nuevo de los Arboles, Rosh Ha´Shaná La´Ilanot, pues en esta fecha empieza el proceso de floración de  los mas tempranos almendros en Israel, anunciando el nuevo ciclo anual) Pero esto se hace como alegoría -una sucesión de metáforas- no porque adoremos (Jas ve´jalila) lo que A creó, sino a A´mismo como creador.

Yuval, en principio, significa carnero –macho que dirige un rebaño. Y del carnero, el shofar, cuyo sinónimo es Yuval. De  la misma raíz que Hébel, que significa duelo, el pastor asesinado por su hermano Caín.

Según nos cuenta en la Parashá “Be´Har” (Levítico, 25) cuando Moshé Rabenu recibió La Ley Judía en el Sinaí, también se instruyeron preceptos que aplicar sobre La Tierra. De la misma manera que El Hombre habría de descansar el día Séptimo, el Shabat, la Tierra habría de descansar en el año séptimo.  Por ejemplo, un vino no es kasher –apto para el consumo de un judío- si la vid está plantada  por un no judío en un viñedo que no respeta el año sabático (Shmitá) siete ciclos de siete años son cuarenta y nueve años. El quincuagésimo es Año Jubilar: Shnat Hayovel.   Yovel, Yuval, (Tanto /o/ como /u/ se escriben en hebreo con el mismo signo: Vav) Todos los sirvientes son liberados de sus trabajos, y he ahí la relación entre Yovel, jubilar, y jubilación e incluso júbilo (por esa liberación) En la tierra, y en castellano,  barbecho, dejarla descansar durante una cosecha para reiniciar el ciclo, leshanot et ha shaná.

Después, cuando aún  los hebreos no habían cruzado el Jordán, cuando ya era Yehoshúa Ben Nun quien lideraba al pueblo,  mandaron unos expedicionarios para investigar el terreno al que debían pasar:  éstos regresaron con una prueba de la bondad de aquel país: los enormes racimos de vides (famosos son los que crecen al sur de Jebrón) Estas uvas, uno de los siete frutos sagrados del Judaísmo, son hoy símbolo del logotipo del ministerio de turismo de Israel, ese pueblo que vive en un compacto racimo pendiente de un mismo leño, un mismo sarmiento-La Torá- símbolo, junto el trigo -las jalot, p.e.- y el vino del kidush con que en el judaísmo se inauguran  las jornadas festivas ( y que en el Seder de T´´ U Bi´Shvat  tienen una importancia y relevancia fundamental.

Por extensión, la consecución de siete ciclos de siete años de shmitot se aplicó también al júbilo de las celebraciones dignas de interés o plenas de relevancia. Por ejemplo, la reunificación de la Ciudad de David, dividida desde 1948 hasta 1967, cuando en la llamada Guerra de los Seis Días, un 28 del mes de Iyar – el mismo día en que murió Samuel El Profeta – los paracaidistas de las FDI –a pie no se podía llegar porque la tierra estaba minada– consiguieron anunciar por radio – no por Shofar- que el Muro de los Lamentos era nuestro y podían tocarlo con las manos.

También en T´Uu Bi´Shvat, que es el mes duodécimo del calendario religioso, es costumbre rezar porque crezca perfecta la fruta del etrog, la cidra, que se necesita para la celebración de una fiesta que tendrá lugar….siete meses después, en el mes de Tishrei, fiesta de Sukot.

Y como estos ciclos anuales perfectos kasherizan las cosas , T´´U Bi´Shvat es una fecha que suele ser muy escogida para las inauguraciones: por ejemplo, en el día del Año Nuevo de los Arboles se fundó la Universidad Hebrea de Jerusalén, el Tejnión de Jaifa y hasta la más alta institución de la democracia israelí, La Kneset, la sede del  Parlamento israelí en Jerusalén.

TÚ Bishvat, aun siendo una fiesta menor, no debe de ser una fiesta banalizada hasta el extremo de reducirla a comer  frutos secos y plantar  un árbol -que también- T´U Bisvat es una fiesta cabalística institucionalizada por los mekubalím de Tsfat -la mayoría, sefardíes. Para ello crearon un seder que imita al seder de Pesaj. No se realiza de día, sino de noche, en la noche del plenilunio de Shvat, por eso el nombre de la fiesta no está relacionado con el hecho sino con la fecha en que se realiza ese seder. T´U Bisvat es una reconciliación consciente del ser humano con la tierra, que en tanto creación divina, se convierte en su hermana. Es decir, es una fiesta mística, no una fecha ecológica, de renacer a un nuevo ciclo – la famosa muerte mística- donde el único objetivo es crecer (como persona) o como la gran metáfora de los cabalistas de Tsfat cuando crearon el seder de la fiesta: el Etz Ha´Jaím, el Arbol de la Vida del ciclo que empieza en aquel Edén de Caín y Abel y asciende girando sobre las esferas del Mekubalismo.

El concepto de Arbol de la Vida -que aparece en los orígenes de la civilización en todas las culturas del Próximo Oriente, desde el Nilo hasta el Eufrates, es un concepto que aparece en el Tanaj en el libro de los Proverbios, usándolo como metáfora de la misma Torá. Para la investigación intelectual del misterio místico que encierra La Torá -el conocimiento de EL Nombre por antonomasia- nació la ciencia mística de La Kabalá en todas sus ramas, como por ejemplo la extática. La Kabalá se estudia, como sabemos, mediante un método propio que figura en forma de árbol cuyas ramas están interconectadas hasta ascender a la copa. Cuando a principios del S XVI en la ciudad santa de Tsfat se congregó tal numero de mekubalím -iniciados en La Kabalá- y crearon la hoy llamada Escuela Kabalística de Tsfat se decidió tomar consciencia del hecho de que El Hombre es otro árbol más de La Creación. Para ello se decidió tomar como modelo el Seder de Pesaj -con sus cuatro copas de vino- para recordar el sentido ontológico de 26 frutos de los árboles -que en el Hombre son la sabiduría. (26 es el número del tetragrámton en guematría) Los mekubalím, no obstante, como suele ser norma general en su mundo esférico, no se sacaron esto de la manga, sino de La Mishná, con la disputa halájica de Hilel y Shamai acerca de cuándo era exactamente el día en el que tenía que contar la regeneración de la savia de los frutales para contar los años de Shmitá. Shami sostenía que era el Rosh Jodesh de Shvat y Hilel que el plenilunio del mes de Shvat, es decir, el día quince de Shvat. Será ya en la era rabínica de los Rishoním cuando los rabinos sefardíes crean la takaná -la ordenanza- de no ayunar ni hacer tajanún en la sinagoga el 15 de Shvat. Y de aquí surgen todas las ideas de los jajamím de Tsfat en el S XVII para celebrar el seder de Tu Bi´Shvat, con la intención de inducir a los judíos de la diáspora a retornar a Sión.