EL CINE DE LA COMUNIDAD SEFARDÍ DE SHANGJAI

Historia de Ramos, Goldberg, Berajá y Askenazi, con su imperio de cines y teatros en el Shanjai de principios del S. XX.


Segunda mitad del S. XIX, ribera del río Huangpu: allí emerge una nueva comunidad judía en Shanghái. Sefarditas de Bagdag, Irak,  abren comercios aprovechando  la apertura de puertos chinos por el Imperio Británico y las Guerras del Opio.  Los Sasún, los Kaduri, los Jardún. Nunca pasaron de un millar. Luego, hacia 1903, huyendo de los pogromos zaristas de Rusia, llegaron los askenazíes, que ya sabían que en Shanjai había prosperidad y tranquilidad. Para los años de entreguerras, ya eran veinticino mil.

También hubo sefardíes españoles -valga la redundancia- que se radicaron allí. Hablamos de Antonio Ramos, nacido en  Alhama de Granada en 1875, en el seno de una de las familias de cripto-judíos que lograron esconderse en suelo español hasta el S XX; Ramos vio como su familia se arruinó por el terremoto de 1884 y acabó por emigrar a Filipinas, donde vivió el  llamado Desastre del ´98 y donde conoció la entonces novedad del cinematógrafo. Fue entonces cuando se fue para Shanjai. Y fue declarado desertor del ejército de España 1903.

No sabemos si se fue porque conocía allí a otro español o si lo conoció al llegar: su nombre, Jialun Baike -transcripción de la lengua pinyín-  pero en realidad se llamaba Bernardo Goldemberg. Este,  a su vez,  era amigo de Albert Cohen, el mayor empresario de la red de richshaws o taxis chinos de Shanjai en ese momento. Baike, que moriría asesinado en los bajos fondos de la ciudad , había tratado de medrar en el mundo del cine, pero con tan nefasto éxito que regaló todo el equipo a Ramos. Goldemberg era nacido en Singapur, pero tenía pasaporte español, como por ejemplo Salomón Askenazi o Mateo Berajá (de quienes hablaremos luego) Pero Goldberg no se separó por completo del cine: se asoció con Ramos y  juntos montaron una empresa de  producción, distribución y exhibición cinematográfica, la Ramos Amusement Company. El primer cine de China.  La popular tetería Qingliange hacía de sala de proyecciones. Luego, siempre en la judería de Shajai,  junto al río, el Colon Cinematograph. Para promocionar su negocio,  Ramos hacía uso de vistosos carteles de colores, sensuales bailarinas ligeras de ropa y la música de cítara de agrupaciones indias. En 1908, inauguran  el Hongkew Cinema, con capacidad para  250 espectadores

Hasta que llegó Hollywood:  a Goldemberg, que es propietario de un teatro, además de padrino de boda de Ramos, lo asesinan en extrañas circunstancias; además hay una acusación de contrabando por el pase de El Chico, de Chaplin. Ramos, entonces,  abandona China, regresa a Madrid y abre el Cine Rialto en la Gran Vía, en donde viviría hasta 1944.

Los negocios de Shanjai los traspasó a Solomón Askenazi y Mateo Berajá, quien  también abriría otros dos cines, en 1930 y 1933, a través de la empresa Cineco, en la que eran accionistas también la española Linda Cohen o Ladzlo Hudec, el famoso arquitecto. Los Berajá eran sefarditas emigrados a la gran judería francesa de Marsella, donde se dedicaban al arte de la joyería.