CUANDO GIBRALTAR FUE COMPLETAMENTE JUDÍA

Historia de cómo el converso Pedro de Herrera solucionó el problema de los conversos cordobeses comprando El Peñón al Duque de Medina Sidonia.


  En Córdoba, después de la terrible matanza de judíos de 1391, se perpetró en 1406 un nuevo asalto contra la  judería, arrasando casas y tiendas durante cuatro interminables días. La masacre fue tal que el rey , Enrique III El Doliente,multó a la ciudad de Córdoba con el pago de 40.000 doblones de oro. No por hacer  justicia, sino por su propio interés: el asesinato de judíos implicaba que las arcas reales recibirían menos impuestos; con la multa, a la vez de imponer un castigo ejemplar ante venideras masacres, contrarrestaba esa pérdida fiscal en su propio tesoro real para sufragar la guerra contra el reino nazarí de Granada. La cantidad que el rey impuso como castigo  era tal que hubo que pagar la multa a plazos. Pero no se llegó a pagar en su totalidad, sólo se satisfizo el pago de la tercera parte, porque el día de Navidad de ese mismo 1406, el rey moría en Toledo. Su sucesor, Juan II, tenía un año de edad. La regencia recayó en la reina viuda, Catalina de Lancaster, nada afín a los judíos, que en gran parte  dejaron Córdoba para ir  hacia Granada. Otros decidieron convertirse en judíos con dos caras: cristianos en la calle y hebreos en la casa.

 El grupo poblacional de los neoconversos cordobeses vivió en relativa paz durante unos años;  hasta que,  en 1473, son atacados en masa. Esta vez,  acusados de lanzar orines por  una ventana sobre una procesión católica. Cosa rara, pues los conversos  se cuidaban mucho de ser descubiertos; mucho menos, en mitad de una muchedumbre procesional. Una turbamulta liderada por el herrero Alonso Rodríguez se abalanzó sobre  los hogares conversos;  las calles de la Ropería, Sta Mª de Gracia, de la Curtiduría, de la  Alcaicería, de la Platería, fueron las calles de la sangre, que llegó hasta el río.  D. Alfonso de Aguilar, gobernador de la plaza, que había puesto a muchos judíos en puestos públicos, salvó a todos los que pudo encerrándolos en el Alcázar.

Alcázar de Córdoba a día de hoy

 En 1473,  la sociedad castellana estaba dividida por cuestiones dinásticas. En Córdoba,  esa división se expresaba enfrentándose dos de sus más conocidas familias -dos facciones, dos ramas de la familia de los Fernández de Córdoba: por un lado, el Sr. de Aguilar -gobernador de la ciudad- ; y por otro lado, su primo,  D. Pedro Fernández de Córdoba,  Conde  de Cabra, que apoyaba a Isabel como reina de Castilla, desestimada Juana (La Beltraneja) por ser bastarda. El Conde de Cabra no soportaba a los conversos. Ante la situación, será un converso cordobés, llamado Pedro de Herrera, mano derecha del gobernador,   quien busque una solución: pactar con el Duque de Medina Sidonia la compra de Gibraltar para que los conversos cordobeses habitaran el Peñón (conquistado por el duque  a los moros de Granada   en 1462)

 Pero el Duque de Medina Sidonia -cuyo actual representante ha tenido la noble e inaudita   gallardía de pedir  perdón públicamente a la comunidad judía en nombre de su familia – puso unas condiciones muy duras para este proyecto: serían los conversos quienes correrían con los gastos de la custodia de Gibraltar -millón y medio de maravedíes al año-  a pesar de que el Duque seguiría cobrando los impuestos en Sevilla para este fin. Y por si fuera poco, deberían comprar las casas de los cristianos viejos -que exigían sumas estratosféricas- y, como no eran bastantes casas para tantos conversos, construir nuevas viviendas a costa de sus propios bolsillos.

Cuatro mil conversos cordobeses zarparon Guadalquivir abajo, rumbo al  Peñón de Gibraltar, con la esperanza de poder vivir tranquilos. Aunque habían vendido la mayor parte de sus alhajas y objetos de valor para comprar los barcos en que se iban a su nueva vida, lo que guardaban de remanente para la construcción de las nuevas casas no llegó con ellos : fueron asaltados por bandas de piratas que los desplumaron y que  hasta secuestraron a algunas mujeres, cuenta Alonso de Palencia. Los que fueron por tierra, a caballo, no sufrieron percances. No obstante, además de la pena de dejar atrás sus casas y su mundo, sobrevolaba sobre sus mentes la incertidumbre : al morir Enrique IV, Isabel , rauda y veloz, se hace coronar reina de Castilla para que no reine su sobrina Juana la Beltraneja. Y esto supone un agravio para el reino de Portugal. Los portugueses, que han conquistado Ceuta, atacarían Gibraltar para desafiar a Castilla. Así que el converso Pedro de Herrera aconsejó al Duque de Medina Sidonia atacar Ceuta de modo preventivo. El duque accedió. Reunió un ejército y partió hacia Gibraltar para aparentemente comenzar la campaña. Pedro de Herrera, gobernador del Peñón, le recibió muy gustosamente. Pero el Duque,  por su parte, tenía unas intenciones ocultas:  le depuso ignominiosamente de su cargo e incluso le amenazó de ordenar prenderle por traidor. Y es más, dos años después, el duque obligó a los conversos a desalojar sus casas en Gibraltar e irse de allí. Dicen  que algunos volvieron a Córdoba -los menos. Su futuro sería la persecución de la Inquisición.  Otros, que se refugiaron en Granada. Su futuro será en pocos años, la toma de la ciudad en 1492 y por tanto la disyuntiva de una nueva conversión o el destierro.  Y los más, sostienen  que se fueron a vivir a las plazas portuguesas de la costa atlántica de lo que hoy llamamos Marruecos. Isabel La Católica , por su parte, quitó  Gibraltar al Duque de Medina Sidonia , pero de una forma muy sibilina:  haciéndole marqués de la plaza en cuestión.

 Pedro de Herrera no se sabe muy bien si pasó a Marruecos o a Venecia. Lo más probables es que primero a Marruecos y luego a Venecia.  En 1550  (Graetz dixit)  nos encontramos con el nacimiento de Abraham Cohen de Herrera -a quien por corrupción de la lengua anglosajona también mentan como «Irira».  UNos dicen que nació en Lisboa, otros que en Livorno. Guershom Sholem, gran concoedor de los cabalistas, le da por nacido en Florencia.

Biografía de G. Sholem sobre Abraham Cohén de Herrera

Su tío, Juan de Marchena (lugar donde se refugiaron muchos judíos sevillanos y cordobeses) fue una especie de embajador del sultán de Marruecos, Moulay Ahmad al-Mansur. Su sobrino le ayudaba en esta empresa. Pero estando en Cádiz fue capturado por los ingleses, que acosaban la ciudad a órdenes de Lord Essex ; no obstante, por mediación del sultán con Isabel I de Inglaterra, esto es mediante pago de un rescate, fue liberado tras cinco años preso en La Torre de Londres . Viajó por distintos lugares de Europa, como Ragusa, hoy Dubrovnik, donde adqurió el conocimiento kabalístico. Se radicó entonces en Amsterdam, donde se dedicó plenamente al judaísmo y a la redacción de obras entre cabalísticas y filosóficas en español, luego mandadas traducir al hebreo. Lo hizo Abohav de Fonseca.  La última edición de su obra es de 2002: Abraham Cohen Herrera, Epitome y Compendio de la Logica o Dialectica. Dicen que murió en Viena en 1635.


Bibliografía:

  • מרדכי מרגליות (עורך כללי), «אברהם אירירה», אנציקלופדיה לתולדות גדולי ישראל, תל אביב: י’ צ’צ’יק, תש»ו, עמ’ 18-17, באתר HebrewBooks
  • שמואל יוסף פין, ‏הערך «הר»ר אברהם (כהן) די היריירא», בתוך: כנסת ישראל, ורשה תרמ»ז, עמ’ 20, באתר HebrewBooks
  • ,  מוסד ביאליק  1978 אברהם כהן הירירה בעל ‘שער שמיים’, חייו, יצירתו והשפעתה גרשם שלום

  • Boletín de la Real Academia de la Hª de Córdoba , Rafael Martínez de Arellano, «Matanzas de judíos en Córdoba»