Curaçao: un pequeño pero gran lugar: ostenta el honor de haber albergado la primera comunidad judía de América.
Las Antillas Holandesas -Aruba, Bonaire y Curaçao- en pleno mar Caribe, muy cerca de la costa venezolana, son como si transportaras los Países Bajos bajo luz intensa del trópico caribeño y filtraras esa luz criolla entre indios arawak con judíos sefardíes.
Curaçao tiene una población de 150.000 habitantes y apenas unos centenares de ellos son judíos. Aunque como destino turístico de primera magnitud la cantidad itinerante de judíos que puedes encontrar aquí es muy superior a esos centenares. Sin embargo, en otras épocas, como en el S XVIII, más de la mitad de los isleños -unos 2000- eran judíos.
Hoy en día, aunque la población judía de Curaçao ya sólo sea una mínima parte de lo que fuera, los signos de un gran pasado judío afloran por toda la isla. El Banco de Maduro & Curiel (MCB) dio sus primeros pasos de la mano de dos familias sefardíes; la compañía kasher Curaçao Liqueur, la histórica sinagoga Mikvé Israel-Emanuel con sus puertas de hierro forjado con la Estrella de David, la inscripción Beit Levi en letras hebreas en una casa en Heerenstraat, o aa famosa Wedding Cake House, que fue construida por un rico comerciante judío en 1916 (con adornos blancos que se parecen a la guinda de un pastel de bodas y que ahora alberga el Archivo Nacional de Curazao) son ejemplo de ello. Incluso el idioma híbrido local, el Papiamentu, fue influenciado por el español y el portugués sefardí, salpicado de docenas de palabras de origen hebreo.
Mikvé Israel-Emanuel (MIE) es muy fácil de ubicar en medio de una calle tranquila con su exterior amarillo brillante y adornos en blanco. El edificio, de 1732, ocupa media manzana cerca del distrito comercial de Willemstad; sigue siendo la sinagoga más antigua en uso continuo en las Américas. MIE es una versión más pequeña de su sinagoga madre, la Sinagoga Portuguesa en Amsterdam. Conocido como la Snoa (portugués para sinagoga), sirvió a los judíos españoles y portugueses de los Países Bajos y Brasil. Hoy en día, hay menos de 200 miembros de la Snoa. Los servicios se llevan a cabo en inglés y hebreo los viernes por la noche, los Shabat por la mañana y los días festivos. En Shabat, su órgano -de 150 años de edad- es tocado por un miembro de la iglesia adventista para respetar la ley de la halajá. En el interior, un patio de azulejos conduce a una habitación con imponentes candelabros de latón, un arca de caoba y vidrieras de color azul oscuro que salpican el color de la habitación. Pero son las paredes encaladas y la alfombra de fina arena blanca que cubre el piso lo que hace que este espacio sagrado se sienta absolutamente caribeño.
René David Levy Maduro, ex presidente de la sinagoga y el historiador del pasado judío de Curaçao, también desciende de una familia llegada en 1674. Explica que la arena en el suelo de la sinagoga representa a los judíos que vagaron por el desierto durante 40 años; y también nos recuerda a nuestros antepasados portugueses, que cubrían los pisos con arena para amortiguar las voces de los rezos y las canciones. Y la promesa que Dios hizo a Abraham para multiplicar su simiente: «como las arenas de la orilla del mar.
En 1864 hubo una reorganización en el Snoa. Un tercio de la población judía de Curaçao abandonó la ortodoxia para establecer la nueva Congregación Reformada Emanuel, una magnífica sinagoga del siglo XIX. Pero casi 100 años después, después de que ambas congregaciones disminuyeran, se fusionaron, creando Mikvé Israel-Emanuel, afiliada a la Federación Reconstruccionista Judía.
Al otro lado del patio está el Museo Histórico Cultural Judío: colección de antiguos libros de oraciones y Sifrei Torá, sillas de circuncisión del S. XVIII, una mikve de 300 años utilizada por los primeros colonos judíos….
La comunidad sefardí de Curaçao se vio empequeñecida por dos factores: los jóvenes se iban y van a estudiar a Estados Unidos o a Holanda y pocos son los que regresan definitivamente; por otro lado, otros sefardíes prefieren llevar su vida comunitaria en la comunidad askenazí, que llegí a la isla en los años ´30 del siglo anterior.
Pero las señas de identidad de la isla siguen siendo sefardíes. Por ejemplo, el símbolo más internacional de la isla, el azul licor de Curaçcao, de Landhuis Chobolobo, es una casa fundada en 1896 por la familia sefardí Senior. Tras 13 generaciones su destilería es un centro turístico que alberga una galería, jardín de esculturas, biblioteca y el estudio del artista May Henriquez.
Otro gran emblema de la isla es Penha Punda: la capital, Willemstad, con hermosos edificios coloniales holandeses y españoles, que han ayudado a que la isla se convierta en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El epicentro de este complejo de edificio históricos, Penha Punda, de 1708 , contiene la tienda insignia de Penha, propiedad de la misma familia sefardí desde 1865.
También es famosos el barrio de Scharloo, el antiguo barrio residencial de coloridas casas señoriales construidas por los ricos comerciantes judíos de Curazao en el siglo XIX, donde hoy se desarrolla la vida gubernamental de la isla.
