DAVID BROUDO, PARTISANO JUDÍO

Historia de David Broudo, tesalonicense que no se quedó quieto ante la invasión nazi en su ciudad.


David Broudo nace en Tesalónica el 8 de abril de 1924. El mes anterior se había inaugurado en Grecia la  Segunda República Helena, que depone a Jorge II.  David nace en una familia más de las muchas sefardíes que habitan en la ciudad que llamaron «La Madre de Israel» . Tiene hermanos mayores, varones, leones hebreos dentro de la política, esa gran costumbre de los griegos.

Cuando la inmundicia nazi llegó del  oscuro norte hasta la luminosa Grecia -1940- David es un desgarbado adolescente que no hace mucho que ha dejado atrás su Bar Mitzva. Sus hermanos están alistados en el ejército, pero no es fácil luchar contra las tropas de Mussolini cuando están apoyadas por los alemanes. En 1943, toda la familia Broudo será deportada.

David consiguió escapar: confinado en aquel tren infame hacia el campo de concentración, apostó todo a una  arriesgadísima carta: saltó a un tren que pasaba en dirección contraria.  Fue su salvación. Con 23 años uno se atreve a todo. Si es por querer vivir, más.

David con sus padres y uno de sus hermanos

Vagando por un bosque lo encontraron los andartes, la resistencia griega tirada al monte. Había unos cuantos judíos. Le dieron un rifle y le hicieron uno de los suyos. Ayudó a destruir las líneas de suministro que los alemanes habían establecido para su campaña en el norte de África, volando puentes y trenes y saboteando las vías del tren. Lo más ingenioso fue el contrabando de suministros de municiones destinados para el movimiento de resistencia en Atenas, más allá de los bloqueos alemanes, vaciando barriles de leche y llenándolos con armas de fuego; ejecutaba misiones de sabotaje e interrogaba personalmente a los prisioneros alemanes de alto rango.

Al término de la guerra fue condenado a muerte por las autoridades griegas. Le conmutaron la condena a cadena perpetua. Vagó durante años de cárcel en cárcel y de isla en isla.  Agrinio, Corfu, Oiru, Lamia, Zakynthos,  Evia. En 1956 le deportaron a Israel, donde vivió hasta 2011. Lo contó todo en unas memorias. Y escribió a cuatro manos con otro andarte una historia de los judíos en Salónika.