EL CEMENTERIO JUDÍO DE CANGAS DE NARCEA

Notas sobre un documento de fines del S XIV sobre el cementerio de los judíos del occidente del Principado de Asturias.


 Cangas de Narcea, capital hoy del concejo de mismo nombre, en el extremo suroeste  del Principado de Asturias, territorio de las parroquias del pueblo germánico de los suevos en el S VI dec, derrotado por los visigodos, repoblado por Alfonso X y, luego, en manos de diversos señoríos. Para atraer a esta nobleza a la corte leonesa, Alfonso XI les concede privilegios de todo tipo; uno de ellos es la repoblación entorno a  la fundación del monasterio de Corias, población al lado de Cangas de Narcea.

El monasterio benedictino  de San Juan Bautista de Corias, también conocido como el Escorial Asturiano, es un complejo monumental  del año 1032 ,  levantado gracias a los dineros de los condes Piniolo Jiménez y Aldonza Muñoz. Su primera abad era un familiar de éstos que, tras diecinueve años en Cangas, pasó a ser obispo de Oviedo. En este monasterio está enterrado el rey Bermudo I de Asturias. El monasterio está rehabilitado hoy como Parador Nacional.

 En 1943, el insigne historiador ovetense Juan Uría Riu, publicó en la Revista de la Universidad de Oviedo un artículo sobre cierto documento que encontró en el Archivo Histórico Nacional -el legajo con la signatura Leg. Corias 40 P a 1339.

 En ese documento, lo que consta es que  Alvar García, Prior, y el Convento de Corias, reurnidos en Cabildo, a tabla tañida según costumbre, aforan para siempre a Don Abraham Camaño, Judío, vecino de Luarca, para él y para todos los judíos y judías que entonces y en lo sucesivo morasen en la Puebla de Cangas, y «acaeciesen  pasar de este mundo allí», una tierra con destitlo a «fossario» sita en el Corral de Cangas junto a la peña de Almunia, según se deslinde.

Es decir, la máxima autoridad del convento de Corias, reunido con un judío de Luarca que debía ser el presidente de la comunidad judía de entonces, acuerdan dar un terreno como cementerio  por el cánon anual de dos libras de cera por San Juan Bautista, pagado el cual, el monasterio se reserva el derecho de prendarles «sin pena ni caloña de cualquier justicia esperitual como tenporal» y sin que pueda el monasterio desposeerles «por mengua de paga alguna. Los judíos ponen como garantía sus bienes, hasta que el 24 de junio de ese año abonen las dos libras de cera. Una libra eran unos cuatrocientos sesenta grs. (que se dividían en cuatro cuarterones que se subdividían en cuatro onzas) Al final aparecen las firmas de todas las autoridades que dan fe del asunto, y fechan el documento  en el Monasterio de Corias a 11 de Septiembre de  de 1399.

Es decir, a diferencia de los judíos castellanos y aragoneses, que en 1391 han sucumbido a la destrucción de sus principales aljamas entre Sevilla y Burgos y entre Sevilla y Barcelona, sin olvidar Palma de Mallorca, los judíos asturianos parece que no es que sólo no tuvieran animadversión entre los clérigos de Cangas, sino que además , mediante un contrato simbólico de apenas 1 kg de cera, les conceden a perpetuidad un solar para que puedan enterrar a sus congéneres sin perder el camino marcado por La Halajá. Ahora bien, quiénes son estos judíos del occidente del actual Principado de Asturias? ¿Judíos que ya vivían antes al calor del Camino de Santiago? ¿O judíos que «repoblaron» por sí mismos la comarca, aumentando la población hebrea , al huir de las masacres generalizadas de 1391? Quizás algún día alguien desempolve legajos en algún sitio y encuentre la respuesta.

 El erudito asturiano Manuel Caballero, experto en genealogía del concejo de Tineo -el concejo que media entre el de Cangas y el de Valdés, cuya capital es Luarca- no dudó en manifestar extrañeza ante lo que sostiene el documento. De hecho dice que lo vio en 1716 en el monasterio de Corias y lo dio por falso porque no es versosímil que la Iglesia deje constancia en actas de esos privilegios para con los judíos. Y para rematar dice que eso debe ser alguna broma.

  Pero Uría Riu dice que todo en el documento indica que es no sólo verosímil sino también veraz. Pero aun así, hay una cuestión irresoluta. ¿en dónde está el cementerio en cuestión?

Bibliografía:

  • «Notas para la Historia de los Judíosen Asturias», Revista de la Universidad de Oviedo, IV, 1943. (pp. 229-239