ELSA NIEGO: AMOR Y MUERTE EN ESTAMBÚL

 Un asesinato que conmocionó los cimientos de la comunidad judía de Turquía hasta el punto de que se llegó a pedir la expulsión de los judíos de Turquía


 Turquía , en 1927, presidida desde 1923 por Ataturk y gobernada por el Partido Republicano de la La Gente del Pueblo, estaba empezando a recuperarse tras el trauma nacional del fin del Imperio Otomano y la agotadora Primera Guerra Mundial. Por aquel entonces, el número de  judíos de Estambúl continuaba decreciendo desde 1914 -por la guerra, la emigración a Egipto o a  América. De ser un total de casi 54000 personas, en 1949 ya sólo eran 44.000. Galata seguía siendo el tradicional barrio judío, pero a principios del S XX muchos hombres de negocios habían pasado a vivir en la ribera europea del Bósforo, como Ortaköy, Beshiktash, Arnavutköy, etc.  La república turca de Ataturk fue nefasta para el judaísmo: el único idioma posible para la educación era el turco -no el francés ni el hebreo- los matrimonios sólo podían ser civiles, no por el rito hebreo, y  el  gobierno prohibió la afiliación de cualquier grupo local con organizaciones extranjeras. A los judíos, por lo tanto, se les prohibió estar representados en organismos judíos internacionales como la Organización Sionista Mundial, el Congreso Judío Mundial y otros organismo del orbe judío.

Elsa Niego, huérfana de padre, vivía con su hermana  Regina, un hermano pequeño y su madre ,  en Galata (hoy Karaköy) Elsa,  en 1927,  tenía 20 años – es decir, tenía seis cuando estalló la Primera Guerra Mundial- y trabajaba como empleada en la Compañía Nacional de Seguros. Su sueldo era el único dinero que entraba en casa después de que falleciera el padre. Pero no les faltaba de nada; de hecho podían permitirse vacaciones en la isla de Helbelyada, una de las Islas de los Príncipes, donde tenían residencia de verano muchas familias acomodadas de Estambúl. La burguesía judía había creado allí también un espacio social de estío a ritmo de charlestón.

Elsa, o Alisa, la joven mecanógrafa de ojos tristes, aquel verano de 1927 fue vista en Helbelyada por un señor  , 30 años mayor que ella;  a pesar de estar casado y de ya tener nietos,  Osman Ratib Bey, quedó prendado de la joven judía. Incluso fue a pedir la mano a la madre, que ni en sus peores pesadillas habría soñado casar a su hija primogénita con un musulmán (por muy hijo que fuera de un gobernador otomano)  ya casado y  30 años mayor que ella.   Fue entonces cuando empezó a pensar que debía conseguir hacerla suya , cayera quien cayera; con la ayuda de cuatro hombres incluso trató de raptarla. La madre puso una denuncia en la policía y Osman Ratib,  junto con sus compinches, fueron detenidos y enviados al calabozo durante una temporada.

Mientras tanto, Elsa se comprometió con un judío que era compañero del trabajo. Osman Ratib, cuando se enteró de ello, llegó al máximo de su locura: el 17 de agosto , a eso de las seis de la tarde, Elsa y su hermana Regina salen de casa para ir a dar un paseo bajo el cielo azul del verano en Estambúl . De pronto, ven venir hacia a ellas a un hombre esgrimiendo un cuchillo. Elsa ordena a su hermana regresar a casa. Y el hombre asesta ocho puñaladas en el estómago de la muchacha. Regina, que no se ha ido a casa, trata de separar al asesino del cuerpo de su hermana; en el forcejeo, recibe dos cuchilladas en el muslo. Osman Ratib no fue linchado allí mismo porque la policía intervino rápidamente y lo impidió. Osman fue detenido.  El cuerpo sin vida de Elsa, z´´ l,  estuvo tirado en la calle de los Bancos durante horas, sin siquiera ser cubierto. Alea Ha´Shalóm.

Su funeral. Alea Há Shalóm.

Al día siguiente, fue enterrada . Tras el funeral, una muchedumbre de unas 25.000 personas se concentró de forma espontánea en una manifestación contra el gobierno turco pidiendo justicia. Diez de esos manifestantes, entre ellos un joven soldado, fueron arrestados con cargos contra la identidad turca. La prensa turca entendió esa demanda de justicia como una prueba fehaciente de traición a los valores de la república de Ataturk, una clara falta de confianza en el nuevo estado que desvelaba la verdadera cara de la comunidad judía. Los periodistas no escatimaron en tratar el asunto en un tono claramente antisemita. El joven soldado fue condenado a tres meses de cárcel. Los otros fueron acusados del gravísimo delito de sedición. Se inició un proceso larguísimo, no por lentitud de la justicia turca, sino porque la organización Bnei Brit hacía todo lo posible por salvar a aquellos judíos de la condena. La prensa pedía que Turquía rompiera todo tipo de relación con los judíos y tal era el grado de incitación al odio racial que , tras las manifestaciones anti-judías en Esmirna, hubo que cerrar las escuelas judías, e impedir que los periódicos judíos salieran a la luz. Mientras tanto, la prensa turca llamaba expulsar a los judíos de Turquía. Las protestas internacionales no se hicieron tardar; el embajador turco en Viena declaró que en Turquía no había antisemitismo alguno, que todo era un montaje de los griegos para desacreditar a los turcos ante la comunidad internacional.

 Osman Ratib no fue a la cárcel. Lo internaron en un sanatorio mental. En 1938, un interno lo asesinó.