«GLORIA», D. BENITO PÉREZ-GALDÓS

La primera novela española cuyo tema es el enfrentamiento entre el judaísmo y el catolicismo.


D. Benito Pérez- Galdós, que nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843 y falleció en Madrid en 1920, noveló, con exquisito y minucioso realismo naturalista,  la sociedad española tras la caída de los Borbones. Su obra de ficción en prosa, paralela a su labor como dramaturgo,  cronista y político, se estudia en tres bloques: la novela de tesis , la novela contemporáneo materialista y la novela contemporánea espiritualista.

«Gloria», publicada en 1877, nueve años después de la nueva Constitución Española, llamada   «La Gloriosa», pertenece a la novela de tesis, es decir, desarrolla mediante un argumento dado un tema que es una idea política (por eso a veces también se le llama «novela ideológica) En esa constitución gloriosa queda instaurada la libertad de culto en España y de hecho en esa época nace de las instituciones políticas españolas una ola de filosefardismo -con idea de regenerar el tejido social del país con una burguesía que dinamizara la economía, la ciencia y la cultura. Pero con el obstáculo reaccionario del sector  más clerical enfrente.

 (…)  de ellos (los judíos) podía decirse que Dios había prosperado sus caminos. Vivían en paz dichosa, rodeados de los esplendores de las artes. Eran estimados en todo el mundo y distinguidos por los soberanos, que les sentaban a su mesa, porque habiendo adquirido aquella gente un fervor financiero, que en cierto modo suplía su falta de existencia política (Gloria, II, 26, p. 410).

Galdós va a tratar ese enfrentamiento de la sociedad española en el  último cuarto del S XIX en «Gloria» (además de perfilando en otras obras personajes judíos, como el Almudena de «Misericoridia» ) Según Rodolfo Cardona el conocimiento de los judíos a Galdós le venía por un estrecho contacto epistolar con cierto matrimonio judío de Salónica, pero básicamente también por las relaciones sentimentales que tuvo con una actriz llamada Concha Ruth Morell.

De la vida privada de D. Benito quien más ha sabido jamás es precisamente un crítico judío, de origen lituano pero radicado en Estados Unidos, Hyman Chonon Berkowitz, autor de su más profunda biografía allá por los años ´50. De los amoríos se sabe menos porque en su época tenían un carácter que era mejor ocultar: el adulterio con dña. Emilia Pardo Bazán, gran escritora también ella, por ejemplo. Y Concepción Morell, 21 años menor que Galdós, aspirante a actriz,  convertida  como Ruth al judaísmo;  se retiró , mantenida con cuarenta duros mensuales por el mismo Galdós, en una casucha alquilada en la localidad de Monte, Santander, donde tradicionalmente desde niño había veraneado la familia de Galdós. Allí murió de tuberculosis, medio enloquecida por la causa republicana liberal y siendo conocida por su gran boca como la Virgen Roja y Centaura Linarensis.  Es el arquetipo del personaje de «Tristana» , la mujer  galdosiana que quiere trabajar y ser algo por ella misma a fines del S XIX.

Era Esther Espinoza española de sangre, si no de nacimiento; española por la gravedad, por la vehemencia contenida, por la fidelidad de los deberes, por la luz y la expresión melancólica de sus ojos negros, su esbelta figura y su gracioso andar (Gloria, II, 26, p.408)

«Gloria» fue la primera novela española donde el tema del judaísmo era parte del tema de la obra. El lugar donde se sitúa la trama, en una ficticia Ficóbriga que dicen es Castro Urdiales, localidad de Cantabria que en la antigüedad romana se llamaba Flavióbriga -la ciudad de Flavio. Allí vive Gloria Lantigua, jovencita de dieciocho años y familia «de las de toda la vida». La quieren casar con un joven de la burguesía local. Pero entra en su vida un joven extranjero, inglés, que ha naufragado y es acogido con caridad en su casa, Daniel Morton. La pareja se enamora con tal frenesí que ella cae embarazada y entonces él le revela que no es protestante, como su familia piensa, sino judío, descendiente sefardí de los judíos que huyeron de la Inquisición hacia Flandes y Hamburgo y que luego pasaron , en parte, a Inglaterra cuando se les permitió a los judíos regresar a Londres. Su madre, casada con Moisés Morton,  se llama Esther Espinoza, para que el lector atento entienda el guiño galdosiano al gran y revolucionario pensador que la comunidad judía expulsó, Baruj Spinoza.

[Esther] No profesaba su religión con entusiasta fervor, pero sí con lealtad; es decir, con sentimiento dulce y firme; más que devoción, respeto a los mayores, amor al nombre y a la historia de una casta desgraciada. Ésta era objeto de su pasión más viva, de un fanatismo capaz de reproducir en ella, si los tiempos lo consintieran, las grandes figuras de Débora, la hembra-juez; de Jael, la que con un clavo mataba al enemigo; de la trágica Judit y la dulce Esther. La moral la cautivaba; pero el rito no merecía de ella el mismo amor, y si lo practicaba con sus hijos y deudos, hacíalo por creer que convenía perpetuar aquel poderoso lazo de unión, especie de territorio ideal, donde se congregaban por la fe un desventurado pueblo sin patria. Era un modelo de virtudes domésticas, comunes en las clases elevadas de aquella raza. Buena esposa y madre amorosa, había dado lugar a que se dijese de ella que merecía ser cristiana (Gloria, II, 26, p. 409).

Como dijo otro gran escritor judío y español, Max Aub, Galdós fue los ojos del pueblo llano observando el espectáculo de la burguesía a fines del S XIX, como un Cervantes reconvertido, que usa de igual manera su poder de observación a través de la ironía. De hecho, de no haber existido Cervantes, sería Galdós quien ocuparía su lugar en la Historia de la Literatura Española.