HA´RABAD: R. ABRAHAM IBN DAUD

Uno de los pioneros de la historiografía hispano-hebrea, que además de filósofo de no poca enjundia se dedicó también a la astronomía.


Ha´Rabad -el primero, porque hay dos con ese acrónimo-  nació  presumiblemente en Córdoba  hacia 1110, cuando el floreciente pero breve califato cordobés ya se había debilitado en los llamados reinos de taifas;  por aquel entonces, Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, no sólo tenía problemas graves con su esposa Urraca,  sino que también guerreaba contra las tropas musulmanas del emir de Saraqusta, Ahmed II Ibn Yusuf al-Mustain. Mientras tanto, en Córdoba, la esfera judía ya hace casi cien años que ha comenzado una nueva era rabínica -la de los rishoním, los primeros- habiendo pasando el centro talmúdico internacional de las yeshivot de Sura y Pumbedita a Córdoba y Lucena.

Daud, en árabe hispánico, significa en  hebreo Ben David: su padre, David, se casó con la hija de R. ISAAC BEN BARUJ ALBALIA DE SEVILLA,que es, en tanto que abuelo de lujo, quien le educó, junto a su tío materno, r Baruj ben Yitzjak Ibn Albalía.  Este,  al morir el de Sevilla,  pasó a enseñar en Lucena,  en el círculo de HA´RIF: R. YITZJAK BEN YA´AKOV ALFASI.

De pronto, en 1148, las cosas cambiaron de forma radical: desde lo que llamamos Marruecos llegaron a la Península Ibérica los almohades (de la misma raíz que los muyaidines) Su integrismo islámico fue propiciado por el liberalismo que decían se promovía entre los almorávides, sus predecesores. Los judíos se encontraron con un gran problema: fueron obligados a elegir entre la conversión al islamismo o a morir ejecutados. Muchas familias decidieron huir (por ejemplo, la familia del dayán de Córdoba, el padre de Ha´Rambám, entonces un niño de corta edad)

Ibn Daud decidió retirarse  en el reino cristiano de Castilla, radicándose en su capital,  Toledo, donde viviría el resto de sus días.

Veinte años después de sustituir el Guadalquivir por el Tajo – y veinte años antes de reunirse con sus padres-  sacó a la luz el Sefer Ha´Kabalá , que no trata sobre esferas místicas sino que es  una apología del judaísmo rabínico, esto es , un texto dirigido  contra el judaísmo karaíta -el judaísmo que no sigue al Talmud.  Así, para demostrar argumentativamente que el judaísmo rabínico es el único con credenciales,  cuenta la historia del Pueblo de Israel desde Moshé a la era rabínica de los gaones de Babilonia, la era rabínica que precede a la que él pertenece, los rishonim. Entre los enormes datos que nos ofrece como pionero de la historiografía hebrea, está la historia de los cuatro  rabinos de Sura y Pumbedita que salieron a recaudar fondos por las comunidades de la cuenca mediterránea y  que fueron asaltados por el musulmán Rumajis. La historia lleva a cada uno de esos cuatro rabinos a diferentes lugares, creando en ellos las grandes yeshivot que serán herederas de las de Babilonia. Lo que sabemos del gran rabino cordobés  JANOJ BEN MOSHÉ, RABINO MAYOR DE CÓRDOBA lo sabemos por él.

Además de historiador , también fue filósofo, siguiendo la a veces polémica  línea aristotélica que también siguió el Rambám y abandonando el neoplatonismo de por ejemplo r Yehudá Ha´leví.  Su obra más famosa es Al-Akidah al-Rafiyah, que fue traducida al hebreo en dos ocasiones, siendo conservada la versión titulada «Ha-Emunah ha-Ramah» (‘La fe sublime’).En principio  dice que lo escribió para tratar el asunto del libre albedrío, pero al final sólo habla de la conciliación de la religión judaica con la filosofía en sí misma. Se conservan 16 manuscritas gracias a los alumnos de la yeshivá de Jasdaí Crescas.No obstante,  su obra no tuvo mucho predicamento, pues 30 años después el orbe judío conoció La Guía de los Perplejos, del Rambám. De hecho hubieron de pasar más de doscientos años para que su obra fuera traducida al hebreo. Existe un manuscrito en la biblioteca que tuvo M. MONTEFIORI y últimamente se viene reconociendo mucho su obra.

 Es muy posible que el nombre de Avendauth sea una latinización de su nombre al firmar como traductor de obras del griego al árabe.

Abraham ibn Daud murió en 1180, en Toledo, parece ser -no está asegurado- que siendo víctima de una revuelta contra la judería.