HÉLÈN CAZÉS BEN ATAR

Helen Cazès Ben Athar,  sefardí tangerina, se hizo cargo en Casablanca de miles de refugiados judíos que huían del nazismo, ayudándoles en todo sin importarle el riesgo que ella misma estaba corriendo.


Hélène Bat Amram -conocida por todos como Nili- nacida en Tánger, Marruecos, el 28 de octubre de 1898, a los veinte años de edad se fue con su familia a Casablanca. Hija de Miriam Najum y de un comerciante de gran éxito,  Amram Cazés (Casas?)

En Casablanca,  además de convertirse en la primera mujer marroquí que fue abogada -por la Universidad de Burdeos- se casó con Moshé Ben Atar, con quien trajo al mundo tres hijos.  Inteligente y dinámica, además de anticipada a su tiempo, su matrimonio no significa para ella retirarse de la vida pública y en favor de la comunidad, sino que por ejemplo en 1935 fue nombrada presidenta de  la organización de mujeres sionistas WIZO en su ciudad de residencia.

Cuatro años después, enviuda, y hereda la presidencia de su marido en la Asociación de graduados de la Alliance Israelite Universelle, desde cuya oficina ella dirige el alistamiento de voluntarios para luchar en la Segunda Guerra Mundial en el ejército francés. Se alistaron miles, pero Francia desestimó las solicitudes. Ella misma era voluntaria en La Cruz Roja francesa, pues durante un tiempo estudió enfermería en el Hospital de Casablanca.

Después de que Francia se rindiera a Alemania, envió una carta al consulado británico en Casablanca,   ofreciéndose a sí misma -con toda su hacienda-  a disposición de Gran Bretaña en caso de que Francia firmara un alto el fuego o una paz con Alemania. El Reino Unido le comunicó que  bastaba  con que proporcionara todo tipo de  información que fuera llegándole, y  así hizo, incluso después del cierre del consulado británico, enviando  sus cartas a Tánger a través del correo diplomático estadounidense. También participó en el contrabando de voluntarios a Londres, el ejército de De Gaulle, junto con oficiales franceses que se oponían a las políticas del gobierno de Vichy.

No había nadie que la pudiera parar. Ni siquiera los alemanes, para quienes no hubiera sido tandifícil asesinarla.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Casablanca se convirtió en un refugio para miles de judíos que huían de Europa. La doctora Michelle Abitol sostiene que fueron unas veinte mil personas. Helen Ben-Caès Athar, sin embargo, dice que ese número hay que triplicarlo. Sea como fuere, estamos hablando, obviamente, de un número muy significativo de judíos necesitando asistencia de todo tipo.

Héléne tomó por sí misma, y bajo su absoluta responsabilidad,  cartas en el asunto: el cinco de julio de 1940 se enteró de que atracaba en el puerto un barco cargado de judíos (y no judíos) pero el gobierno de Vichy impedía que el pasaje bajara a tierra. En tanto que miembro de la Cruz Roja, solicitó  se le permitió hacerse cargo de los pasajeros con pasaportes problemáticos, que en su mayoría eran judíos. Y junto a su secretaria, creó el Comité para el Tratamiento de Refugiados Extranjeros. 

Para la logística de la operación en la que se involucró al cien por cien, sin ayuda de ninguna organización judía internacional -el Joint, por ejemplo- organizó toda la infraestructura convirtiendo  los pasillos de la Alliance Israelite Universelle en  Casablanca en  dormitorios para  los refugiados , diseminando a algunos de ellos por las  comunidades judías de todo Marruecos y Argelia, además de  haciéndose  cargo de ellos tanto para encontrarles un puesto de trabajo como de procurarles un alojamiento.Y no sólo eso, pues también ayudó con los trámites para la obtención de visados con los que cruzar el Atlántico , a veces falsificando visados incluso. Todo sin más financiación que las donaciones privadas de los miembros de la asociación de graduados de la Alliance o de miembros de las comunidades judías de Casablanca. Algunas organizaciones de beneficencia no judías también decidieron colaborar con el proyecto de esta mujer.

En octubre de 1940, hubo un cambio en la coyuntura política:  las autoridades decidieron trasladar a algunos de los refugiados de Casablanca a otras ciudades donde estaban bajo supervisión, y algunos de ellos  fueron trasladados a campos de detención.

El comité fue desmantelado en abril de 1941 por las autoridades bajo la dirección de la Comisión de Armisticio Germano-Francesa. Se ordenó al comité que detuviera toda actividad y entregara a las autoridades la lista de refugiados a petición de los alemanes. Sin embargo, gracias a la conexión con la Comisión General y el director del distrito, la policía no la molestó, por lo que Helen Ben Attar pudo continuar sus actividades. Le entregó al gobierno un informe sobre sus viajes para obtener las cuotas de combustible necesarias para transportar a los refugiados desde el puerto de Casablanca a los diversos centros de absorción en Marruecos y para ayudar a los refugiados que llegaron durante la guerra con un equipo que incluía a su cuñada, Giselle Ben Attar.

Por esta época empieza a recibir, de forma clandestina, dinero del Joint.  Helen envió cada mes, a través de un contacto en el campamento de Sidi Al Yis, 300 francos para cada adulto y 200 francos para cada niño. El comité financió, además,  gafas, tratamientos dentales  o  ropa de invierno para los miles de refugiados enviados a los campos de cuarentena. En Noviembre de 1941, el dentista Paul Henry informó del tratamiento que le dio  a un refugiado  en el campamento  Sidi  informando a  Helen por sus honorarios-2,600 francos . Y este es sólo un ejemplo de muchos.

La Sra. Ben Attar pidió dinero prestado a los judíos locales para pagar los  pasajes  de los refugiados en el barco «Wyoming», que se suponía que debía navegar desde Casablanca a la isla de Martinica. Pero no tenían suficientes documentos para embarcar  y, por lo tanto,  a fines de mayo de 1941 fueron transferidos a campos de refugiados. La policía amenazó a  Ben Attar, pero la amenaza de ser detenida desapareció gracias a la intervención del Alto Comisionado, el General Nogis. A raíz de este incidente, eso sí, las actividades del comité fueron declaradas prohibidas, aunque en la práctica sus actividades no cesaron, ya que la Sra. Ben Attar abrió una oficina en su apartamento, pagado por su cuñado, Rafael Ben Attar. Continuó trabajando en la nueva oficina bajo el nombre de «Helen Kazas Ben Attar – Refugiados y extranjeros».

Con la asistencia del jefe del Colegio de Abogados, se frustraron los intentos del comité alemán para impedir la apertura de la nueva oficina y  Ben Attar continuó administrando el centro de absorción en Ein Sab’a .

Después de la operación Lapid, el JDC ayudó abiertamente al comité de ayuda a los refugiados, y la Sra. Ben Attar fue nombrada miembro del Comité Conjunto de Distribución en Marruecos y actuó en su misión incluso después de la guerra. Después de la operación, ella llamó al comando estadounidense y se involucró en los esfuerzos de liberación de los internos de los campos. En marzo de 1943, se le permitió visitar los campos para  preparar listas de las personas y sus oficios, luego, envió los datos al cónsul de los Estados Unidos en Rabat.  Para el verano de 1943 la mayoría de los detenidos ya  habían sido liberados.

En noviembre de 1944, participó en la delegación de las comunidades judías del norte de África en el Congreso Judío Mundial en Atlantic City.

En 1960, como tantos judíos marroquíes,  se mudó a París, donde también luchó por los derechos de los judíos. pero en 1967 sufre un importante trauma con la muerte de uno de sus hijos y de forma paulatina va abandonando su vida pública.

Se reunió con sus padres el 7 de julio de 1979.  Benditísima sea su memoria. A su funeral asistieron muchos representantes de organizaciones relacionadas con la Shoá-

Todos los datos de este post se deben al dr. en Historia  David Guedj y de Eliezer Basan , de su libro «Nashot Jail» , publicado en Israel en abril de 2014.