IBN YANAJ, EL CORDOBÉS

 Apunte sobre quien fue la piedra angular del estudio de la lengua hebrea


 La vida de un judío -la verdadera- es como una escalera de caracol: puedes subir-elevarte- y puedes bajar-profundizar- pero siempregirando entorno al mismo eje: La Torá. Pero esta revelación divina no es un objeto para adorar como si fuera una piedra o un árbol, sino que es una creación para estudiar, esto es, para intelegir quién eres, de dónde vienes y qué debes hacer y qué no. Puesto que estamos ante un texto, el más profundo estudio de La Torá es el filológico, pues éste sostiene al teológico. Por eso en la Hª del Pueblo Judío hay tanto filólogo: el ser humano, a diferencia del resto de criaturas, fue creado a imagen y semejanza de Dios, esto es el Logos: la Palabra.

El primer filólogo formal que estudió la lengua hebrea fue Saadia Ha´Gaón, en el S VII, en las yeshivot de Sura y Pumbedita, en el actual Irak. Pero de la misma manera que en el S X el saber talmúdico pasa de Babilonia a Sefarad para crear la era rabínica de los Rishoním (los primeros), así el saber gramatical pasa de los sabios babilonios a los andalusíes, primero, y castellano-aragoneses, después (con una extensión provenzal también y cierta ligazón con EL Cairo). El más grande de todos los gramáticos durante la larga Edad Media será Yona ibn Yanaj (Ribag, en su acrónimo hebreo).

 Sabemos muy poco acerca de su vida; de hecho, no sabemos a ciencia cierta siquiera ni cuándo ni dónde nació. Pero suponemos que lo hizo hacia el año 985,  en los últimos años del Califato de Córdoba; formado en profundidad en LA JUDERÍA DE LUCENA, allí le apodaban Al-Qurtubi, esto es, El Cordobés. Sus dos principales morím (maestros) fueron Yishaq Ha´Leví ibn Mar Sa’ul y Yitsjak ibn Chiquitilla. Tras dos años de estudio en la llamada Perla de Sefarad, regresó a Córdoba para estudiar medicina.  Algunos autores del mundo árabe le mencionan en sus tratados como sabio en farmacopea y lingüística semítica.

Pero el esplendor califal se ensombreció con la llegada de los bereberes almohades y la guerra civil, que desintegró el califato cordobés en múltiples circunscripciones llamadas taifas (que de reinos no tenían nada porque no eran reyes quienes las gobernaban). La situación era complicada para todos, pero sobre todo para los dimis, los no musulmanes, pues el extremado rigor islámico de los almohades obligaba a la conversión mahometana o a la muerte inevitable. Es así como muchos hebreo-andalusíes van a salir al exilio y se van a refugiar en los reinos cristianos de la Península Ibérica. Ibn Yonaj tiene alrededos de 20 años.

Tras ir dando tumbos por las -para él- extrañas localidades cristianas, finalmente se radicó en la que más le convenía para su intelecto: Zaragoza. Alí, junto al río Ebro,  vivirá el resto de su vida, que duró hasta el año 1050; allí escribirá la mayor parte de su importante obra. Ibn Yonaj vivió exclusivamente para el análisis gramatical de los 24 libros del Tanaj, sumergido en un fervor investigador que le llevaba a despreciar a los falsos eruditos, los aduladores lenguaraces y todo lo que estorbara su entrega absoluta a su único amor: la palabra hebrea como signo revelador de la divinidad única.

El Libro de la anexión –su punto de partida como investigador filológicotiene como objetivo coronar con correcciones y rellenar lagunas  de los tratados gramaticales de Yehudá Hayyuy; los discípulos del gran iniciador de los estudios gramaticales en al-Andalus tomaron la obra como una grave afrenta, como una polémica osadía. Pero Ibn Yanaj explicó que su obra no era ataque sino homenaje, y que era una pena que su obra no hubiera  podido completarse, truncada por la muerte del autor. Tratado de la admonición, así como el Libro de la reprobación y el Libro de la confusión, se inscriben dentro de este marco de corrección de los trabajos de Hayyuy, a la vez que de respuesta a los ataques recibidos por sus seguidores.

Ensayos sobre su obra en la editorial de la Universidad Hebrea de Jerusalén

A la vejez, pues el trabajo intelectual requiere paciencia y tiempo para cuajar, escribió el Libro del análisis minucioso, compuesto de dos partes:

Por un lado,  el Libro de los arriates en flor,  de índole gramatical, y,  por otra parte, el Libro de las raíces, de índole exclusivamente semántica,  pues es un diccionario de la lengua hebrea basándose en el carácter trilítero del hebreo: con los 22 signos del alefato, (en hebreo no hay letras, hay signos)  se realizan combinaciones de tres en tres y obtenemos las palabras con significado (Hay palabras que no tienen significado).

Todavía se sigue enseñando el hebreo de este modo: no hay otro. El Libro de las Raíces lleva en cada entrada lexicográfica su autoridad tanájica.Un trabajo enorme, ya que leyó seis veces el Tanaj sólo para identificar el sistema trilítero inamovible. Es así que el Sefer Ha´Shorasím, El libro de las raíces, ocupa un lugar destacado en la historia de la gramática hebrea después de que lo tradujera al hebreo otra gloria filológica del sefardismo :  YEHUDÁ BEN SHAÚL IBN TIBON Se puede consultar de forma libre aquí