POR QUÉ LOS JUDÍOS HABLAMOS HEBREO, LEEMOS HEBREO Y ESTUDIAMOS HEBREO

El hebreo moderno no es una casualidad ni una aventura lingüística, sino el resultado de un esfuerzo sionista  de muchas personas para  la propia identidad del judío en todo el mundo.

En la provincia de Vitebesk -entonces bajo el Imperio Ruso- nació (como Chagall)  Eliezer Ben Yehuda, filólogo sin parangón que se involucró en el sionismo hasta el punto de que pasó a la historia como símbolo de la adaptación lingüística del hebreo clásico, que apenas tenía vida fuera de la liturgia, al hebreo de la vida diaria en el renaciente estado de Israel.  Esa tarea ingente de modernizar el hebreo no fue sólo labor de Ben Yehuda, -están con él, y él con todos,  los escritores de la Haskalá, que escribían en hebreo ficción y ensayo en sus revistas , y están con él, y él con todos, los periodistas sefardíes que desde Jerusalén editaban sus diarios en hebreo.  Pero será su entrega total lo que le convierte en símbolo de ese milagro  lingüístico de reconvertir una lengua teórica, religiosa, intelectual, en una lengua diaria, materna y a la altura de sus tiempos. Sorbe todo a nivel semántico. Ben Yehuda es un lexicógrafo, un filólogo dedicado a la escritura de diccionarios, no un gramático teórico.

Eliezer y Jemda. Ambos nombres tienen un significado.

¿Pero por qué tomarse la molestia del hebreo cuando hay tantas lenguas en el mundo?

Si el sionismo es la respuesta a la diáspora, el retorno de todos los judíos a Sión, mandato de La Torá, está claro que había que buscar una lengua en común para todos esos judíos que llegaban tanto desde el Yemen como desde el Canadá, desde los pueblos del Cáucaso o las montañas de Abisinia. Una lengua común, franca, que facilitara la comunicación necesaria para hacer un país prácticamente desde la nada sin que ninguno de esos judíos se sintiera desplazado, sin que los problemas de incomunicación obstaculizaran el desarrollo y como imagen mental del abandono de las lenguas de los países enque el judío había vivido las vicisitudes de la historia de la diáspora.

¿Pero por qué el hebreo y no otra lengua?

Los judíos, además de las lenguas de las naciones en las que vivieron y viven su diáspora, desarrollaron sus propios sistemas lingüísticos, como el yidish o el judeo-español, pero no habría sido justo -ni inteligente-  imponer una lengua germánica a un judío de Irak , ni por ejemplo hacer hablar en jaketía a un judío lituano. Las lenguas siempre son los andamios de una cultura. ¿Y qué puede haber de común entre la cultura de un judío de Estados Unidos y otro de La India? Que ambos viven el ciclo del año judío rezando en una misma lengua: el hebreo. Porque en hebreo está escrita La Torá, el eje de toda actividad judía que se precie.

¿Entonces, el hebreo es una lengua que sólo sirve para rezar? ¿Se puede levantar un país rezando?

A diferencia de otras naciones, donde una cultura dio lugar a una lengua, en el caso del pueblo judío es al revés, la nación se crea a través no de una lengua sino de un Libro codificado en una lengua que resulta ser el hebreo. Todo, absolutamente todo lo que tiene que ver con el mundo judío y del judaísmo a lo largo y ancho de todo el mundo y de los siglos tiene que ver con el hebreo de La Torá. El desarrollo de la civilización hebrea, el único pueblo de la antigüedad mediterránea  que sigue en pie -y muy de pie- se debe a toda la cultura desarrollada a través de la lectura e interpretación -el estudio, la exégesis- de todo lo que está escrito en hebreo. Y una parte de todas las actividades de  esa civilización , rezar -tanto para suplicar perdón como par dar  gracias- también se hace en hebreo. La Palabra revelada en Sinaí. El eje de todo en el judaísmo. De toda esa interpretación nace la haskafá, la forma en que el judío observa y considera los acontecimientos  y las decisiones derivadas, en paralelo a la halajá, la forma en que el judío actúa en los actos de la vida judía.

En la Torá -la Ley, esa especie de constitución del pueblo hebreo- se nos ordena una serie de preceptos -mitzvot- cuyo cumplimiento ofrece una recompensa divina. Una de esas mitzvot es estudiar La Torá. ¿cómo puedes estudiar algo si la fuente que tienes está corrupta por la traducción? Lo que aprenderás  estará igual de corrupto;  y además te tienes que fiar de lo que otro entendió, no de lo que entendiste tú. ¿Esa es la relación deseable de un judío con D-os? ¿depender de lo  que te dicen otros como si fuera un dogma? Jamás!

Ben Yehuda , además de adaptar la lengua hebrea a las necesidades del hombre a fines del S XIX y principios del S XX (experimentando con su hijo, que sería el primer hebreoparlante con el hebreo como lengua madre) editaba periódicos donde favorecía la implementación de la lengua sagrada como vehículo de comunicación a  diario. Primero creó Ha´Tzvi, el ciervo, cerrado por la comunidad ultra-ortodoxa porque ésta consideraba que  utilizar la lengua sagrada para la grosería del mundo era una forma de insulto a Adonai, jilul Ha´Shem. Todavía hay grupos que se niegan a reconocer el estado de Israel por su relación con el hebreo. Después, abrió otro periódico, Ha´ Haskafá.

Haskafá , de Lehaskif, significa punto de vista. Es la misma categoría gramatical que Halajá, del verbo lalejet, ir. La halajá, por extensión, es la guía de comportamientos físicos de la vida diaria de un judío: qué comer, qué hacer en casos concretos de la vida de un judío, cómo proceder en los momentos decisivos de la vida de un judío en el ciclo anual  para que sean aptos (kasher)  De la misma forma, la haskafá es la guía de comportamientos mentales de la vida de un judío: qué postura adoptar respecto a  determinada situación, cuáles son las actitudes éticas ante disyuntivas de la vida, etc. La halajá, en teoría ,es muy fácil de seguir: es un hábito recurrente, físico. ¿Pero qué ocurre con la haskafá, sobre todo si vives en la diáspora y no vives rodeado de cultura judía?  La única forma que tienes de reforzar la haskafá es entendiendo los significados ocultos tras las palabras que describen los conceptos que manejas en tu vida diaria, porque su etimología lógica te da pistas para ello. (Por no decir nada de las personas que encuentran satisfacciones místicas en la revelación de la kabalá, que sólo para iniciados en un alto nivel de hebreo pueden llegar a entender esa cosmogonía) La Haskafá, el punto de vista judío de las cosas, sólo se refuerza mediante el conocimiento de la cultura judía. La cultura judía se desarrolla desde hace 33 siglos a través de la lengua hebrea.

(Mati Caspi, Java Alberstein y Ha´Parvarím, «Eliezer Ben Yehuda» )

Por todo esto, un judío que se precie debe de estar en contacto con la lengua hebrea, pues  es la lengua en la que desde varios niveles distintos está codificada toda la sabiduría del pueblo al que pertenece. La jutzpá de infravalorar la lengua santa de La Torá y  pensar que viviendo en un país donde el hebreo no es lengua oficial es argumento para no conocer la lengua hebrea te lleva sólo a la asimilación cultural, a la pérdida de identidad , a poner un grano de arena en que las cosas hebreas pierdan el vigor suficiente para mantenerse vivas y a depender de lo que otros han entendido.

Y un motivo más. el hebreo es facilísimo. No es broma:  Es una lengua tan antigua que es muy básica y directa, basta con que tengas un poco de paciencia para comprender su sistema y entonces la propia lógica lingüística te lleva por sí misma.

Tihiyú bri´im!