LA CULTA SINAGOGA DE HIJAR, BIEN DE INTERÉS CULTURAL

Según publica el B.O.E. ayer,  la hoy iglesia de S. Antonio Abad, en la famosa judería de Híjar, pionera con Eliezer Ben Alfasi en la edición de pergaminos, ha sido declarada monumento.


Según resolución de la Dirección Gral. de Cultura y Patrimonio, del dto. de Educación, Cultura y Deporte,  la antigua sinagoga de Híjar, hoy iglesia, es declarada monumento con la categoría de Bien de Interés Cultural, por lo cual está asegurado su mantenimiento y difusión.

El lugar, conocido también con el singular nombre de Sinagoga de S. Antón, se encuentra en la localidad de Híjar, provincia de Teruel, donde había una pequeña comunidad judía -unas 150 personas- antes de la expulsión y era especialmente conocida en toda Europa por ser lugar de fama en la confección de pergaminos y encuadernaciones, pioneros en imprimir en hebreo, y por supuesto con yeshivá, mikve y shojet.  Estuvo habitada 80 años más que sus vecinas, Alcañiz o Caspe. Sus ediciones hoy se conservan en las mejores bibliotecas del mundo.

Por orden de 6 de septiembre de 2002, publicada en el BOA de 30 de septiembre de 2002 del Departamento de Cultura y Turismo, se declaró  Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés junto con toda la judería .

Uno de los primeros textos impresos en Sfarad, en la imprenta de Eliezer Ben Alantasi de Híjar

La sinagoga presenta dos puertas de entrada -para hombres y para mujeres. Una de ellas está tapiada. Era la puerta de las mujeres, que accedía a lo que hoy es el coro de la ermita, y desde donde se percibe lo que mejor se ha conservado de la sinagoga: el artesonado del techo a dos aguas.

Eliezer ben Alantasi nacio en Huesca  y fue hijo de quien por orden de Juan II era, en 1459, notario de la aljama de Huesca: Abraham Alantasi. Murió en la hoguera por haber participado en la circuncisión de un converso llamado Juan Ciudad, pero antes de eso envió a su hijo Eliezer a Híjar, donde unos parientes, y allí, en el Hospital de la Santa Cruz terminó medicina, además de ponerse en contacto con el mundo de la imprenta junto al editor, también judío, Zalmati, judío magrebí, radicado en Játiva, Zalmati se instaló en Játiva, desde donde dirigiría sus transacciones mercantiles con su tierra de origen, importando tejidos, pieles e incluso esclavos; comerciante también de oro y piedras preciosas, ya hemos visto cómo fue el socio capitalista de Fernández de Córdoba de su empresa tipográfica en Valencia y Murcia. En el colofón de Alantansi donde se le nombra, Zalmati consta como «desterrado», por lo que su estancia en Aragón debió de coincidir con un momento de problemas judiciales en Valencia; de hecho, en diciembre de 1490, este editor estaba en dicha ciudad declarando en un proceso inquisitorial.

A esto hay que agregarle el dinero.

Juan Fernández de Hijar y Cabrera fue descendiente de un bastardo de Jaime I, Pedro Fernández de Híjar (quien casó con la marquesa de Gil de Rada, bastarda de Teobaldo I de Navarra cuando este rey había sido padre de Blanca de Navarra, quien luego sería madre de Juan II ) Pedro Fernández recibió de su progenitor , a quien acompañó en la fallida Cruzada por la Toma de Jerusalén, la mitad de la localidad de Híjar; de este matrimonio entre bastardos, Pedro y la marquesa de Gil de Rada, nació Pedro el Señalero, señor de Híjar y Buñol, y así hasta el séptimo señor de Híjar, Juan Fernández de Híjar, Primer Duque de Híjar y de Aliaga, camarlengo de Juan II (a la sazón y aunque ilegítimo, primo tercero) ; casó con Caterina de Beaumont, hija del Condestable de Navarra, con la que tuvo seis hijos. Murió en noviembre de 1491 y le sucedió su hijo Luis. Su ducado hoy lo hereda Alfonso Martínez de Irujo, hijo segundo de la Duquesa de Alba. El ruinoso panorama actual del Castillo Palacio de los Duques de Híjar, que aguantó hasta la época de las Guerras Carlistas, es de denuncia: y abandonado por sus propietarios a la desidia municipal, hasta fue cuartel de la Guardia Civil, de libre acceso por cuenta y riesgo.

Al amparo de este ducado medieval prosperó la judería de Híjar, de la cual se tiene constancia más antigua en el documento de los archivos ducales, donde cuando la construcción del Hospital de la Santa Cruz se contrató a un médico judío en 1312. Muchos años después, en 1485, allí terminó sus estudios de medicina Eliezer Ben Alantasi.

  De la misma casa del león rampante (El sello de la imprenta era un escudo con un león de Judea en posición rampante)

Todos los colofones de los documentos de Híjar llevan el mismo colofón: el león rampante. El león era el símbolo adecuado para esta empresa editorial porque no sólo hace refrerencia al león hebreo, al León de Judá, sino que Híjar, en la provincia de Teruel – Tir´u El (Mirad, Dios) es una localidad perteneciente al antiguo Reino de Aragón, cuya capital, Zaragoza, aljama de nombradía mayor, también tiene un león como emblema, el cual viene desde el S XI, cuando Alfonso VII levantara su  enorme poder contra el rey de Navarra.