LA DISPUTA DE TORTOSA

 Historia de un presunto  “debate teológico”  en 1413, entre el judaísmo y el cristianismo de los judeoconversos , para  que los hebreos se convirtieran a la fe cristiana.


Las llamadas «Disputas» tenían poco de disputa e incluso de debate, pues esos obligatorios  y presuntos pulsos intelectuales de índole teológica no eran equitativos y eran más bien un juicio en el que se aportaban una serie de  pruebas ( en forma de tesis ) para propiciar la conversión de los Hijos de Israel. La tesis de los cristianos sostenía la invalidez anacrónica de El Talmud tras el magisterio de Jesucristo.

Jerónimo de Santa Fe -nacido Yehosúa Ha´Lorquí (Salvador de Lorca) rabino bautizado por el mismo Vicente Ferrer, era médico personal del Papa Luna, Benedicto XIII (Pedro Mnez. de Luna) exiliado en su magnífica fortaleza  de Peñíscola, hoy  en la provincia valenciana de Castellón. Como se sabe, tanto el Papa Luna como el gran santo antisemita Vicente Ferrer – predicador  cuyo lema  era “bautismo o muerte”- jugaron un papel decisivo para que la dinastía de Trastamara penetrara en la Corona de Aragón. Además de médico, Jerónimo de Santa Fe, inspirado en la LA DISPUTA DE BARCELONA fue el impulsor de lo que se dio en llamar La Disputa de Tortosa. Jeroni de Santa Fe deseaba ferviertemente  convertir a los más posibles, siendo cabeza del grupo más radical, los hebreomastix.

1413. Las aljamas hebreas de la Corona de Aragón sobreviven a una profunda crisis (como ocurre en toda Europa en ese momento) En el caso de los hispano-hebreos, esa crisis está  agravada por las revueltas antijudías sufridas en los años 1348 y 1391, masacre esta última espoleada  EL ARCEDIANO DE ECIJA para acabar destruyendo para siempre aljamas de importancia como las de Sevilla,  Valencia, Palma de Mallorca o Valencia, entre otras.

Para “debatir” (es decir, ejercer el más despreciable proselitismo ) se realizaron 62 sesiones en la ciudad de TORTOSA , JUDERÍA AL MENOS DESDE EL SIGLO V ,  con 22 rabinos aragoneses, obligados bajo penas de fuertes multas.  La última sesión tuvo lugar el doce de  noviembre de 1414, en la localidad castellonense de San Mateo, también de amplia judería. De la larga duración de la disputa se generó el dicho de «Seguir en sus 13» , pues los rabinos insistían en no abjurar de su fe, resumida en los 13 Principios de Ha´Rambám (Maimónides, para los cristianos)

Esos rabinos   obligados a comparecer en las sesiones provenían  de las comarcas  del reino de Aragón:  entre ello,  los rabinos rabí Zerajiá Haleví, el ministro don Vidal ben Benveniste, rabí Matías Hayitsharí, don Shmuel Haleví, rabí Moshé ben Musa, don Todros (Teodoros) el Constantín, don Yosef ben Ardot, don Meir Jaligua, don Estrug Haleví, rabí Yosef Albo, don Yosef Haleví, rabí Yom-Tov Carcusa, Abu Ganda, don Yosef Albalag, el sabio Bonjueu y rabí Todros ben Yijya de Girona.

Al finalizar ese gran número de sesiones, los rabinos fueron obligados a firmar un documento en el que se hacían responsables de los “errores de su fe” ….También se  firmó  la bula Etsi  doctoris gentium, que motivó la quema de libros judíos. Fue ratificada en julio por Fernando de Antequera con su Pragmática, dada en Valencia.

Las  juderías aragonesas, catalanas y del norte de Valencia , ya diezmadas por los eventos de 1391 , que provocaron muchas conversiones para salvar la vida o migraciones a otras tierras más tolerantes, nunca llegarían a recuperarse de este terrible golpe de cristiandad sobre ellos. Y  como es sabido, el siglo XV,  que entonces acababa de empezar, como quien dice,  acabaría con la expulsión definitiva de las tierras de los reinos cristianos en Castilla y Aragón.  Se calcula que habrían sido unas 3000 conversiones las que se derivaron de esta controversia teológica -muchas de ellas en absoluto sinceras y luego procesadas hasta la hoguera por los tribunales de la Inqusición.

La crónica hebrea  que lo cuenta , aunque por desgracia no completamente, es la  que escribió rabí Shlomó Ibn Verga, un sevillano nacido en 1460 en la localidad de Verga. Lo cuenta en el libro titulado  ‘Shévet Yehudá’, o “La tribu  de Yehudá ”, en el que recoge el testimonio de un tal rabí Yehudá Verga (tal vez pariente suyo) que presenció la disputa.

Por el lado cristiano, se escribieron cuatro obras al respecto, pero el más famoso es el relato del contenido de la Disputa en la Vida de San Vicente Ferrer, autor de Tratado contra los judíos. El  manuscrito sobre el asunto de la Disputa está en el Vaticano, copiado por Fernando de Sevilla a fecha de 1440.

El filólogo Carlos del Valle Rodríguez, hoy por hoy uno de los mayores -sino el mayor- hebraísta español, con la colaboración de Matilde Conde Salazar y de José Manuel Cañas, acaba de publicar en la Institución Fernando el Católico (Organismo autónomo de la Excma. Diputación de Zaragoza) una obra de altura para el estudio y comprensión de uno de los hechos más relevantes de la judería hispana: La Edición crítica de las Actas en la versión latina y edición príncipe de la versión hispano-aragonesa,junto con los dos relatos hebreos contemporáneos.

En sus propias palabras:

La edición de la versión hispana de las Actas era un imperativo científico inexcusable. Pero también era muy conveniente volver a editar las Actas latinas, cuya edición está agotada desde hace muchos años. El padre Antonio Pacios López, el editor de las Actas latinas (La Disputa de Tortosa, Madrid-Barcelona, Instituto Arias Montano, 1957), preparó su edición tras los duros años de la Segunda Guerra Mundial y no tuvo muchas facilidades para consultar los manuscritos conocidos de la Disputa, si se exceptúa el manuscrito de la Biblioteca Capitular de Gerona que pudo trabajarlo y retenerlo varios meses en su celda monacal con permiso del obispo de Gerona. Por eso era aconsejable hacer una nueva edición, y, en este caso, crítica, de las Actas latinas a base de los tres manuscritos hasta ahora conocidos, los dos completos (Ms. Vaticano 4069 y Ms. de El Escorial S-1-10) y el actualmente incompleto de Gerona (Biblioteca Capitular Diocesana Ms. 20). El trabajo de edición se facilita por cuanto los tres manuscritos derivan de un mismo arquetipo, que hay que presumir que sería el texto final establecido en la versión de Pedro Buesa, avalado y rubricado y complementado por los notarios apostólicos.

La obra, en su prólogo, comenta cómo nació este enorme trabajo en tres tomos:

El 10 de septiembre de 2002, en uno de los momentos libres en el marco de uno de los congresos de los biblistas españoles, encontré ocasión para examinar algunos de los manuscritos de la Biblioteca Universitaria de Salamanca y allí, para mi sorpresa, me encontré con el Ms. 2365 con la versión viejohispana de la celebérrima Disputa judeocristiana de Tortosa (…) . No solo se trataba de una versión hispana inédita, sino que, por demás, constituía la primera y única versión de las Actas de la Disputa de
Tortosa de la que no se tenía «oficialmente» noticia.

El simple hecho de que se trate de una versión hispana –la única versión conocida hasta el presente de las Actas de la Disputa de Tortosa– daba al manuscrito salmantino una relevancia e importancia científica incuestionable. Esa sola circunstancia de ser una versión hispana de la época (hecha hacia 1415) de las Actas de la convención de Tortosa tiene ya en sí misma un gran valor por cuanto a muchos investigadores, que no están familiarizados con el latín, les facilitará el acceso a los textos. Pero la «versión hispana» tiene otro valor importantísimo añadido. La Disputa de Tortosa, la disputa judeocristiana más larga de toda la historia, se celebró, a partir de la novena sesión (20 de febrero de 1413), en lengua hebrea.

La obra que presenta la Fundación Fernando El Católico es de acceso libre en sos siguentes enlaces:

TOMO I

TOMO II

TOMO III