
Breve esbozo de las causas, circunstancias y consecuencias del decreto de expulsión de los judíos de Portugal, un lustro posterior a los de Castilla y Aragón.
El cuatro de septiembre de 1479, en la localidad portuguesa de Alcazobas, los Reyes Católicos y el rey emérito Alfonso V de Portugal, con su hijo Juan de Portugal , firman un tratado por el cual Portugal, Castilla y Aragón hacen las paces: se reparten las islas de Madeira , Azores y Canarias, y decidieron casar a la primogénita de los Reyes Católicos, Isabel de Aragón, con el hijo de Juan, Alfonso de Portugal. Ella tenía diez años; él, cinco. La boda, por poderes, se realizó en Sevilla diez años después. Y al año siguiente, Alfonso, muere en un accidente ecuestre. La viuda retorna a Castilla y en Portugal, Alfonso V, que ya no tiene más hijos, nombra sucesor al duque de Beja, su primo, que reinará como Manuel I. Y éste será quien se case de nuevo, en 1497, con Isabel de Aragón, princesa de Asturias.
Para que el matrimonio fuera admitido por los Reyes Católicos, había una cláusula: decretar la conversión o expulsión de los judíos de Portugal -la mayoría de ellos, refugiados en el reino luso tras la expulsión de Castilla y Aragón. Por eso desde 1496 comienzan las ordenanzas reales contra la judería portuguesa.

El 23 de agosto de 1497, Isabel, en Zaragoza, dio a luz un heredero a Manuel I -Miguel de Paz- pero ella murió en el parto, con 27 años de edad.
Los judíos que no optaron por abjurar de la fe mosaica, zarparon hacia distintos puntos, en especial hacia Marruecos y también a los Países Bajos (comenzando estas dos zonas a tramitar un amplio mundo comercial) En el siglo XIX, algunas familias adineradas de origen judío-sefardí, provenientes sobre todo de Marruecos, volvieron a Portugal (como los Ruah y los Bensaude) Otros optaron por partir a distintos puntos de las Américas, y algunos cruzaron el Mediterráneo y se asentaron en Esmirna y Salónica.
Los que se quedaron, en principio, disfrutaron de un status civil que los igualaba al resto de los portugueses. Pero sin embargo, la animadversión crecía hacia los judeo-conversos y el 19 de abril de 1506 se perpetró una masacre contra ellos, asesinando a cuatro mil. Un monumento callejero recuerda la efemérides y en sus aledaños se celebra todos los años una ceremonia en memoria de todas las víctimas. Este año , entre sus asistentes, contaron con la presencia del Primer Ministro de Israel y su esposa.