LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS DE SICILIA (Y SU RESTITUCIÓN)

No sólo  los judíos peninsulares sufrieron el decreto de expulsión de la Corona castellano-aragonesa: los de Sicilia, por aragoneses, también; pero hoy se ha saldado con ellos  una deuda moral:  han recibido de la Iglesia una sinagoga.


El 12 de enero, pero de 1493, era el día en el que la Corona de Aragón había puesto el límite de la prórroga para que los judíos de Sicilia, entonces parte del Reino de Aragón, abandonara la isla o se convirtiera al catolicismo. Hoy, 12 de enero de 2018, la Iglesia ha decidido entregar a los judíos de Palermo un edificio de S XV, la iglesia de  Santa María de Sabato, para que los judíos sicilianos tengan un lugar donde rezar.

Desconocemos a ciencia cierta el momento en que los judíos llegan a la isla de los sículos, pero parece ser que fue tras la diáspora de Roma -la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d,e,c- cuando un alto número de judíos -unos 30.000- fueron hechos esclavos y llevados a Roma, y muchos de ellos, después, a Sicilia (o a picar piedra en lo que habría de ser el canal de Corinto) Hay quien sostiene que incluso antes, con la helenización seléucida de Israel, cuando el mundo griego tiene en la isla lo que hoy llamamos La Magna Grecia.

Jaime I El Conquistador, rey de Aragón, tuvo un hijo, Pedro III el Grande. Casó en 1262  con Constanza II de Sicillia. Este matrimonio, que sellaba la alianza entre Aragón y Sicilia, sirvió de palanca para extender la influencia aragonesa en el Mediterráneo central en perjuicio de los intereses franceses.  La Sicilia insular quedó bajo dominio de Pedro el Grande, rey de Aragón, y la Sicilia continental formará el Reino de Nápoles.

 

Por eso hoy mismo, 524 años después,  se hace efectiva la donación eclesiástica de una ermita del S XV ;  el arzobispo de Palermo, Corrado Lorefice (a la izquierda en la foto), le devolverá oficialmente a la comunidad judía un edificio de su propiedad, construido sobre una antigua sinagoga. Recibe la donación Pierpaolo Pinhas Punturello, rabino de Shavei Israel. A pesar de que en Palermo no existe una comunidad judía, por lo que será espacio para una organización cultural y educativa local, el Instituto Siciliano de Estudios Judíos, o ISSE, que está afiliado a Shavei Israel.

Los judíos de Sicilia, a pesar de haber sido invitados a regresar a mediados del S XIX, nunca quisieron regresar. De hecho, cuando se promulgó el decreto real de expulsión, el rabino de Palermo, Moshé Abbanascia  declaró :»Abandonaremos  esta tierra en que nacimos  para siempre , donde nacieron nuestros padres, donde nuestro pueblo ha sentido menos que en otros lugares el dolor del exilio”

Los judíos sicilianos partieron hacia varios sitios, como Calabria, en el sur de la bota itálica, incluso a la misma Nápoles, y desde Calabria muchos acabarían partiendo al Imperio Otomano , concretamente a Salónica, donde había una sinagoga calabresa.