LA JUDERÍA DE CASPE

La judería zaragozana de Caspe, en el Bajo Aragón, a principios del S XV tuvo dos opciones, o la conversión, o el traslado al norte, en las faldas de los Pirineos, en la judería de Monzón.


La población de Caspe, en el Bajo Aragón -al igual que Tortosa, Tudela,  Tafalla, Vélez-Málaga y Ubeda- tienen un origen legendario; según Flavio Josefo -Yosef ben Matitiahu-fueron fundadas por Tubal, quinto hijo de Yafet (Jafet), uno de los tres hijos de Noé. Tubal. Fue padre de los iberos, en las montañas de la costa oriental del Mar Negro (Georgia) Tras engendrar a una serie de reyes, Tubal marchó hacia la Península Ibérica, donde fue padre de un hijo al que llamó Ibero. Como al hijo, llamaron al río que remontaron desde Tortosa hasta lo que hoy es la ciudad de Logroño. Los hijos de Ibero también darían nombres a ríos: Tago nombró al Tajo, que pasa por Toledo; y Beto, al Betis, actualmente el Guadalquivir que pasa por Sevilla.

Castillo de Caspe, a cuya vera está La Muela, su judería.

No se sabe el momento exacto en el que Caspe comenzó a tener población judía, pero es de suponer que estaríamos hablando de la época romana, pues está muy cerca de la gran Tarraco. A partir del S X la población estaba totalmente islamizada, hasta que Alfonso II El Casto la reconquista en 1169. Para esta época ya había judíos en Caspe: el fuero de Teruel que concedió Alfonso II en 1176 defiende la propiedad real de sus súbditos judíos: «todos los judíos de mis reinos son míos y están bajo mi amparo y protección» (Motis Dolader 1989, 15).

Estos judíos vivían en el barrio de La Muela,  en torno a la calle Barrio Verde y la plaza de San Indalecio. Esta plaza es así llamada porque en ella hay una ermita de estilo barroco dedicada a ese santo; de forma tradicional, que no histórica, se cree que esa ermita es la antigua sinagoga.

La judería de Caspe dependía de la aljama de Alcañiz, a unos 30 kms., vértice de un triángulo entre la propia Caspe y la judería de Híjar.  En 1385, muy poco antes de las masacres de 1391, se concedió cédula real para que Caspe se independizara de Alcañiz, pero se derogó al cabo de un año. En estas decisiones los judíos no tenían ni voz ni voto, eran patrimonio del rey y era el rey quien velaba por sus propios intereses: cobrar los impuestos especiales que pagaban los judíos.

La industria del vidrio en Eretz Israel  ya era conocida en toda la cuenca mediterránea en tiempos de los romanos. Los judíos caspolinos de la Edad Media se dedicaban a la industria del vidrio. Caspe era entonces el epicentro peninsular de esta artesanía: había más de trescientos hornos en la población. La geología del terreno lo propiciaba y exportaban incluso al extranjero.  las más ricas familias judías de Caspe, como los Luna, o los  judeo-conversos como los Rabinad o los  Perandreu, medraron a través del comercio del vidrio.

Conocemos los nombres de algunos de estos vidrieros judíos caspolinos, como Yehudá Abenseyna, que en 1466 tenía un préstamo no devuelto con otro de Zaragoza, Martín Pintano. En 1472 el judío-converso Domingo Perandreu, restituía 10 florines en comanda al también judío Ezmel Abnarrabi, vecino  de Zaragoza . Los descendientes de los Perandreu edificaron una gran casa en la Plaza Mayor, que fue derribada para construir sobre sus cimientos  el actual ayuntamiento.

Ayuntamiento de Caspe

También destacaba el cultivo de azafrán, luego sustituido por el olivo.

En la aljama de Alcañiz, en torno a su importante Talmud Torá, se formó r Yehoshúa Ha´Lorquí (El de Lorca, Murcia) que cuando se convirtió al cristianismo convenció al papa Bonifacio XIII para crear la Disputa de Tortosa en 1404.  500 judíos de Caspe, Alcañiz y Maella se convirtieron cuando acabó la disputa. La mayoría de judíos que no optaron por abjurar de su fe a la fuerza, huyeron a refugiarse a la judería de Monzón, en Huesca. Esto mismo hicieron los de Barbastro. Algunos de ellos , con la expulsión pasaron a Francia por Perpigna, pero otros optaron por salir en barco por Tortosa hasta Italia, y de allí al Imperio Otomano. Algunos de ellos fueron famosos, como el rabino Abraham Monzón, del S XVIII, tetuaní que vivió en Argel y Orán, para acabar en El Cairo.