LA MASACRE DE TÁRREGA

Siete de julio de 1348: los judíos de la localidad leridana de Tárrega sufren un ataque que se salda con más de tres centenares de muertos.


YOSEF BEN MEIR HA´KOHÉN HA´SFARADI, conquense de 1496 que habitó mayormente en Génova, escribió  en su vejez una Historia del Pueblo de Israel, titulada «Un Valle de Lágrimas». En esta obra, al igual que en los Archivos de la Cancillería de la Corona de Aragón, se relatan los eventos que a mitad del S XIV sufrieron los judíos de Tárrega.

Tárrega – patria chica del financiero y poeta  Moshé Natán, (1290 – 1360)- hoy es la segunda ciudad en importancia de la actual provincia catalana de Lérida; ya en el S. XIV tenía su «call», su judería, pero desconocemos desde cuándo exactamente, pues sólo entra en la Historia, es decir sólo hay documentación de ella, desde 1346, cuando el vicario de la localidad concede a los judíos  el derecho a construir una nueva sinagoga a condición de que la puerta de entrada no sea visible desde el barrio cristiano. La sinagoga, en la actual plaza de la Parra, no es que hubiera sido arrasada por  cristianos furibundos, sino que estaba cerca del río y se inundaba con frecuencia.

Dos años después de semejante merced, trescientos judíos de Tárrega serán asesinados y enterrados  -69 en una fosa común (cuyo estudio es un gran hito de la arqueología hebrea en Sfarad) Los otros 185, en tumbas individuales, fueron religiosamente reclamados por la comunidad judía, que los recibió  sin que cupiera lugar para el estudio.

Restos textiles

Además de los asesinados hay que contar las víctimas que no murieron,  como el propio Moshé Natán, que en tanto que  prestamista  se arruinó. (Y estamos hablando de un judío tan rico como para tener propiedades como el actual Palacio de La Generalitat, en Barcelona)

No se sabe con seguridad qué fue lo que provocó la masacre de Tárrega. Parece ser que fue por motivos de índole económica. Se especula con el hecho de que, tras un tiempo de prosperidad, la tierra empezara a sufrir sequía y, por tanto, merma en la producción agrícola, declive en el comercio y grande la hambruna; además, la peste negra, ese mismo 1448 diezmaba la población de forma tan alarmante que algunos cristianos culpaban a los judíos deicidas por la cólera divina que se les enviaba desde los cielos. Esto, como chivo expiatorio a la evidencia de no poder pagar las deudas contraídas con los financieros hebreos para superar la crisis. 

En 2007 se excavó el cementerio de Les Roquetes y  se documentaron allí 182 tumbas individuales y 6 fosas comunes. A través de esta excavación se tuvo un mayor conocimiento de los ritos funerarios de los judíos medievales en Sfarad: ataúdes, parihuelas, amortajamientos con tocados femeninos de tejidos nobles con ornamentación de oro y plata, incluso un amuleto con varias piezas al cuello de un muchacho que padecía una malformación ósea. Todo en  azabache -tradicional contra el mal de ojo-  ámbar, coral, pasta vítrea, cristal de roca… Todos con señales de extremas agresiones sobre sus huesos, signo de la extrema violencia sufrida por niños y ancianos, mujeres embarazadas y hombres en la flor de la vida. También se encontraron botones, 18 monedas. Sin embargo, los textos escritos en catalán por Moshé Natán desaparecieron en el fragor de la matanza. El no murió ni allí ni entonces, sino en Barcelona en 1367, por lo que cabe suponer que cambió de lugar de residencia tras la masacre.

Amuleto de joven con malformación

El Museo Comarcal de L´Urgell -una visita necesaria- creó al respecto una exposición permanente sobre la gran tragedia del call de Tárrega, donde se pueden contemplar diversos artefactos arqueológicos y al final ver un audiovisual explicativo. Pero como se ha dicho, sin que se pueda explicar qué fue exactamente lo que motivo la matanza de aquellos 300 judíos.