LA SEGUNDA EXPULSIÓN DE LOS SEFARDÍES

Pocos años después de la expulsión de 1492, muchos de los judíos que salieron de la Península Ibérica por los puertos del Mediterráneo se encontraron con que también son expulsados de su nuevo domicilio.


La operación de expulsión de los judíos castellano-aragoneses – encomendada  bajo la cobertura armada de Martín de Gurrea, señor de Argavieso- tuvo , además de la vía de la conversión, tres vías concretas: una, hacia Portugal, otra hacia Navarra, y otra hacia los puertos  mediterráneos de la antigua Tarraco, Tortosa, Sagunto, Valencia, Denia. La bitácora de éstos últimos la conocemos gracias a las nauzilatio (Zaragoza, Calatayud, Fuentes, Ariza y Huesca). De  los aproximadamente 9.000 judíos que vivían en el Reino de Aragón, por ejemplo, iniciaron la diáspora entre el 50 y el 65 %, si bien debemos considerar el retorno de un número considerable de los destinados en Navarra (hasta 1498) y en Italia (entre 1495 y 1499).

Tana´j, Nápoli, 1493

Muchos de esos expulsados llegaron a Nápoles. Y allí decidieron quedarse.

La judería napolitana es antigua -de cuando la Diáspora de Roma- y se sabe que combatieron cuando los godos se enfrentaron a los bizantinos. Benjamín de Tudela, ese judío navarro y andariego que escribió la primera guía del  judaísmo  internacional en el S XII, cuando llegó a Nápoles se encontró con unas quinientas familias. Fueron expulsados de Nápoles cien años después. Los que se quedaron fue porque se convirtieron. No obstante, en 1473, un judío abrió una imprenta en la ciudad. Poco después, en el otoño de 1492, llegaron las naos de los sefardíes. Muchos decidieron continuar rumbo a otros destinos, otros decidieron quedarse allí mismo

 

Fernando I, Museo de Louvre

El motivo principal para quedarse allí era que el rey Fernando los acogía.  Hijo de Alfonso V de Aragón, El Magnánimo, rey de Aaragón, de Valencia, de Mallorca, de Córcega y de Cerdeña,  Fernado I además de reinar en Nápoles por obra de su padre, también era rey de Jerusalén, título que venía de la época de los cruzados.

Pero en 1493, Carlos VIII de Francia, animado por el duque Ludovico Sforza de Milán, decide conquistar Nápoles. Fernando murió el 25 de enero de 1494. Le sucede su hijo, Alfonso, que es depuesto por Carlos VIII de Francia. Y el francés, decreta muchas órdenes nefastas para la judería, pero no los expulsa.

Reino de las Dos Sicilias, posesiones de los españoles.

Poco después, en 1510, dieciocho años después de lo de 1492, los españoles toman el control de Nápoles. (El sur de Italia quedó como posesión directa de los soberanos españoles hasta el fin de la guerra de Sucesión Española , en 1713).) Los  españoles son los que expulsan a los judíos de Nápoles. Al menos a aquellos judíos que no pueden pagar los 300 ducados que se les exige para permanecer en la ciudad.  La cifra a pagar era tan alta que muchos de los que en un principio pagaron por quedarse, en 1535 abandonaron la ciudad.

Para el año de 1541 ya no quedaba en Nápoles ni un solo judío. Los que no se fueron se convirtieron al catolicismo.  NO se les permitió regresar hasta el año de 1735.  Y sólo en 1840 se formó una pequeña comunidad.

 

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