LOS JUDÍOS DE CANARIAS

También en las Islas Afortunadas hubo -y hay- vida judía.


Las siete islas del archipiélago canario -frente a la costa atlántica de Marruecos-  forman una comunidad autónoma de dos provincias -Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas- y forman parte de España desde principios del S XV, concretamente entre 1402 y 1496.  Es decir, la presencia judía en las Islas Afortunadas es preponderantemente de carácter converso, cripto-judío, hispano-hebreos que en 1492 tomaron el rumbo de la expulsión a Portugal y, luego, en 1496, de Portugal a las Islas de las Azores, Madeira o las plazas de Marruecos. Puesto que Azores y Madeira ya estaban colonizadas setenta años antes de 1492, y dada su extensión geográfica estaban ya densamente pobladas, las Islas Canarias se presentaban como un lugar idóneo donde empezar una nueva vida lejos de la Inquisición Española .

No obstante, a mediados del S XIX se irá configurando una comunidad sefardí, venida del cercano Marruecos.

Tal es el caso de Monti Energui, nieto de  un judío de Alkazarquivir -Akiba Energui- pero él nacido en Melilla. Su padre, Félix, decidió trasladarse a Canarias dado el esplendor económico de la década de los ´60. Junto al tangerino rabí  Salomon Zhrein dieron un gran impulso a la comunidad, de unas veintiseis familias muy discretas: la sinagoga , por ejemplo, no es reconocible como tal desde fuera. La sinagoga de Tenerife desapareció tras a muerte, en 1989, de José Assor Benchimol, que era quien la mantenía en pie, aunque se están haciendo esfuerzos por rehacer la vida comunitaria.

Los cripto-judíos canarios, aunque de forma más suave que los peninsulares, también sufrieron el acoso inquisitorial, pues Don Diego de Muros, obispo de Canarias, estableciera una inquisición episcopal, el 28 de abril de 1499 y fray Diego de Deza, Inquisidor General de Andalucía, empezó a citar a comparecencia a los marranos más ricos residentes en Canarias. En 1504 se estableció el Tribunal de Canarias, por deseo de fray Diego de Deza. Y su inquisidor general fue Bartolomé López de Tribaldos.

Por los archivos de los que se dispone, la sociedad conversa canaria rondaba las cuatrocientas personas, distribuidas de forma general entre Tenerife y la isla de la Palma, las últimas islas en incorporarse a la corona española. Llevaban una vida judía en secreto pero que era de dominio público y no parece haber habido problema alguno con ello. Es más, se dieron casos curiosos como por ejemplo el de la disolución de una cofradía cristiana cuadno se descubrió que uno de los miembros era cristiano nuevo: no echaron ni delataron al cripto-judío, sino que disolvieron la sociedad para que no proliferara un sistema de castas

Muchos de ellos emigraron a Madeira y a Marruecos, pero también a Flandes. y por supuesto a las Indias Occidentales. O Londres, donde conocemos bien el caso de  ANTONIO ROBLES. También hubo quien decidió correr los riesgos que entonces implicaba viajar hasta Eretz Israel, pues el camino estaba plagado de cazadores de esclavos al menos hasta el puerto de Alejandría.

En el S XVII, hubo una segunda oleada de judíos que se asentaron en las Islas Canarias, todo en el marco de  la firma del Tratado de paz de Londres,  que firma España con Inglaterra, en 1604. Judíos que van a desarrollar el comercio del azúcar y el vino. También la política: Diego Alvarado y Bracamonte, converso, fue gobernador de Tenerife desde 1624 a 1631.