LOS JUDÍOS DE HISPANIA

Precisiones sobre la antigüedad de las primeras comunidades judías en la Península Ibérica.


 La fecha exacta de llegada de los judíos a la Península Ibérica no se conoce con exactitud. No porque no tengamos fuentes sobre el asunto, sino porque esa llegada se realiza en diferentes etapas. Legendaria o no, la más antigua referencia de ello habla de la época del rey Salomón, que habría estado interesado en las minas del reino de Argantonio; y después, también de forma inaprehensible por la Historia, hablaríamos del Cautiverio de Babilonia, exactamente tras el asesinato de Guedalía, el gobernador judío que Nabucodonosor II dejó en Judea para controlar a la población no deportada. Tras su asesinato, la mayoría de pobres campesinos judíos huyeron con Jeremías el profeta hacia Egipto – a la isla de Elefantina- desde donde habría partido una expedición que circunvaló todo el continente africano, llegando hasta el floreciente reino de Tartesos en la cuenca hoy llamada del Guadalquivir. Algunos historiadores sostienen que esto no era sino una forma de autodefensa de la comunidad judía cuando era acusada de deicidio, es decir, argumentaban que ellos no estaban ya en Jerusalén cuando los romanos crucificaron a Jesucristo.

Aunque la historiografía no puede demostrarlo, se conviene en que la verdadera llegada de los judíos a la Península Ibérica se produjo en tiempos del Imperio Romano, cuando tras la destrucción de Jerusalén en el 70 dec,  muchos hebreos fueron esclavos que Roma diseminó por por distintas provincias imperiales y por supuesto también por la provincia de Hispania. El Talmud (Yomá, 38a)  no aporta otra referencia sino que los tapiceros del Templo de Jerusalén, cuando la destrucción, se marcharon a Hispania.

No obstante, los primeros testimonios de presencia judía en la Península -las fuentes, directas (judías)  e indirectas (cristianas) son anteriores a la  traumática destrucción del Templo de Jerusalén. Por ejemplo, uno de los apóstoles del cristianismo,  Pablo de Tarso, judío de nacimiento y converso al cristianismo, predicaba habitualmente en las sinagogas para tratar de convencer a los judíos para que se convirtieran. En el Libro de los Hechos de los Apóstoles indica su intención de viajar a Hispania, esto es, inferimos que en esta provincia romana habría ya sinagogas aglutinando comunidades totalmente formadas.

Prutá de Herodes

Otra fuente de conocimiento -la numismática- nos ofrece algún dato. El historiador israelí Arie Kindler, fundador de la Sociedad Israelí de Numismática y profesor de las universidades de Tel Aviv y Bar Ilán, estudió el  hallazgo de 21 monedas en el noroeste peninsular -Ampurias, Ilerda y Mataró (Cataluña) En base a esto,  sostiene que los judíos en Hispania se remontan a muchos años antes del 7o dec:  al menos a la época del  segundo emperador romano, Tiberio (fallecido en 37 d.e.c.) Cinco de las monedas son de la época del rey jasmoneo Alexander Yanai (76 a.e.c.) ,  dos son de la época de Herodes El Grande, (4 a.e.c.) otras dos de la época de Herodes Arquelao, (18 d.e.c.)  y 13 con inscripciones de los prefectos  romanos de Judea,  Annio Rufo (12 d.e.c.)  y Valerio Grato (15 d.e.c.)  Es decir, desde el 76 a.e.c hasta el 17 d.e.c.  Este texto, publicado  por la Universidad de  Tel Aviv en 1996, advierte que la presencia de moneda acuñada en Judea no indica sino que hubo actividad comercial entre Hispania y el Próximo Oriente a principios del Imperio o también que algunos soldados que estuvieron en Judea las trajeron  consigo a Hispania.

Dibujos de las monedas de Judea en el Museo Arqueológico Nacional de España

No obstante hay un detalle: esas monedas son de escaso valor, inhábiles para tratos comerciales, y no constan movilizaciones militares de Judea a Hispania. Por lo cual Kindler concluye que hacia el año 18 d.e.c. es más que probable que existiesen asentamientos judíos en la Península. Y que esto habría que entenderlo por la enorme presión fiscal que impuso Tiberio en el año anterior, el 17, sobre Judea ( y que según Tácito, provocó un levantamiento de judíos contra Roma) Además, todo esto estaría relacionado con el descubrimiento de tres ánforas de vino encontradas en Tarraco (Tarragona) que van selladas con una Menorá. Al parecer, judíos de Calabria y de Roma enviaban vino kasher a las comunidades hispánicas, según el historiador Pall Arthur, que también identificó otro ánfora en Ibiza, del S I d.e.c,  esta vez con inscripción en caracteres hebreos. Resumiendo: desde que Pompeyo toma Judea en el año 63 a.e.c. -casi cien años antes de la destrucción del Templo de Jerusalén en el 70 d.e.c- hubiera una dispersión de judíos más allá de Alejandría, Delos, y demás tradicionales puntos del Mediterráneo Oriental para iniciales comunidades diaspóricas. Y lo que pondría de relieve que las primeras comunidades judías hispánicas florecen en lo que luego será el condado de Cataluña y  en el Valle del Ebro -La Tarraconesis- de donde habrían ido descendiendo -por Valencia y Hemeroskopion (Denia) hasta Iliki (Elche) -la Carthaginense- hasta llegar a la Bética y Lusitania.  Es decir, va siendo hora que se deje de difundir por no profesionales de la Historia que los judíos llegaron a Hispania a fines del S I. Llegaron mucho antes.

Para hablar de hallazgos arqueológicos no sólo estaríamos hablando del noroeste peninsular y las islas Baleares, sino que también tenemos que contar con Emerita Augusta -Mérida, Extremadura – capital de la Lusitania-  donde en 2005  se ha encontrado una inscripción de mediados del S I donde se califica a un ciudadano llamado Demetrio como «azanites». Este término será el que en el S IV use Epifanio de Salamina, en su obra contra la herejía,  para designar al gabai -auxiliar, lego de una  sinagoga.

La presencia de individuos semíticos en  la MÉRIDA JUDÍA  queda refrendada por la Lápida de Justino, samaritano (que no judío) de Shjém, así como por las lápidas halladas en Cáceres y en Adra (Almería), ya del S III -aunque hoy desaparecidas. En la primera aparecía la inscripción de Alucio Roscio, liberto de Gallo, judío, y en  la lápida de Almería, la de la niña judía  ANNIA SALOMONULA

Gema de Ammaia

En la Bética, concretamente en Jerez de la Frontera, conservada en una colección privada, existe una inscripción en una lámina de oro puro en la que, en griego, se mencionan una serie de nombres hebreos, datada de una forma muy imprecisa, entre los siglos II y IV.

Asímismo tenemos que mencionar la gema de la Menorá, encontrada en la localidad lusitana de Ammaia, y datada en el S III, en la que se ha grabado una Menorá.

Y por supuesto los cánones relativos a los judíos en el Concilio de Elvira -cerca de Granada-  que nos habla de la situación de las comunidades judías hispanas a fines de ese mismo S III, en las que se legisla contra los judíos por la sencilla razón de que había tantos judíos que el mundo paleocristiano creía que serían un obstáculo para el desarrollo del cristianismo, con lo que estaríamos ya ante los primeros brotes de la  neurosis  con los judaizantes.

Bibliografía:

  • «Los judíos en la Hispania romana y visigoda»,  Dr. R.G Salinero, Marginados sociales y religiosos en la Hispania tardorromana y visigoda. Madrid: Signifer Libros
  • González Salinero, R. (2014): “Fuentes arqueológicas y documentales para el estudio de los judíos en la Hispania romana y visigoda”,  Córdoba, editorial  El Almendro