LOS JUDÍOS DE LA RIBERA

En la comarca burgalesa de La Ribera (del río Duero) , y especialmente en su capital comarcal, Aranda del Duero, hubo muchas comunidades hebreas y de eso casi nadie sabe.


Ribera del Duero, esa denominación de origen tan apreciada por los que toman vino -ese líquido indispensable en la liturgia judía- es una comarca castellana,  provincia de Burgos, a lo lago de 115 kms. de la cuenca del  río Duero.  Cereales varios, quesos de oveja, remolacha, lechazo, crudos inviernos y mucha historia.

Tierra antigua de pueblos celtas – pelendones y arévacos-  , romanizada como Rauda (Aranda) y luego territorio visigodo tomado por los musulmanes, en el S X los condes castellanos tienen al río como frontera sur de la reconquista.

Pero la judería arandina no aparece hasta bien entrado el S XV, como resultado de inmigraciones varias de otras aljamas, como la de Burgos mismo.  Y esos judíos se dedicaban a la viticultura, parte importante del ritmo de la vida judía pues con vino se van marcando los Shabat.

La villa de Aranda estaba  amurallada y tenía cuatro puertas: La Dehesilla a San Juan (de este a oeste) y del Duero a Cascajar (de norte a sur). A la vera de esta última estaba el barrio judío.  Las juderías se hallaron en las calles de Barrionuevo , donde estaba la sinagoga, según papeles de la Inquisición,  y la calle  del Pozo (ancha y gentil) y después Santa Ana o del Hocino (angosta y peligrosa). La primera mención escrita a la judería de Aranda es un documento de Alfonso Xi, en 1326, por el cual se decreta el cambio del día de mercado, que pasa de efectuarse en Sábado , cuando no se puede ni comprar ni vender a Lunes (yom shení, día de lectura de la parashá, cuando venían de lejos a la sinagoga y de paso a hacer negocios, comprar viandas y hasta pasar un buen rato con los cuentos de los juglares) NO obstante, no todo fue de color de rosa y cuando empezaron los problemas los judíos fueron obligados a vivir en la parte más inhóspita y húmeda de la localidad, donde abrieron sinagoga , que hoy es la ermita de Santa Ana.

Pero además de la judería arandina había otras en la comarca: Gumiel de Izán, Peñaranda de Duero, Haza, Gumiel de Mercado, La Aguilera, Roa de Duero y Guzmán. Y por encima de todas ellas, Coruña del Conde.

Esta villa preciosa fue reconquistada  por el rey Alfonso I de Asturias , que creó aquí una especie de tierra de nadie;   García I de León encomienda al Conde de Castilla Gonzalo Fernández de Burgos (padre de Fernán González)  la repoblación del área del Duero,  fundando así  la nueva fortaleza de Clunia, en un alto al sur de la ciudad primitiva, en el actual emplazamiento de Coruña del Conde.  Más tarde, en el S XV, la villa está  poder de dos familias que protegieron a los judíos:  la familia de los  Padilla, y desde 1469 de los Suárez de Mendoza, de donde descendía Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, y primo segundo de Antonio de Mendoza, el primer virrey de la Nueva España.