Los judíos de Sevilla, cuando se instauró el Tribunal del Santo oficio, fueron los primeros en sufrir el acoso inquisitorial y sólo encontraron dos salidas a su futuro inmediato. Te contamos cuáles fueron.
Marchena, en la campiña sevillana, villa de realengo en el S XIII, fue concedida en 1309 a Fernando Ponce de León, bisnieto de Alfonso IX de León. Los Ponce de León, señores de Marchena, de la casa de Arcos, fueron la dinastía rival de los Medina Sidonia. En 1367, Juan de Marchena es ejecutado en Sevilla; al año siguiente, Marchena es saqueada por Muhamad de Granada.
En 1480 el Señor de Marchena es Rodrigo Ponce de León, conde-duque de Cádiz , conde de Arcos y marqués de Zahara. Apoya a Enrique IV y a su hija, Juana La Beltraneja, contra Isabel, siguiendo a su suegro, el Marqués de Villena. No obstante, Isabel reconoce su fundamental valía en la toma de Granada y le perdona, y su antiguo enemigo, el duque de Medina Sidonia, le salvará una vez la vida.
Pero mientras tanto, el Papa Sixto IV saca una bula y nombra a los dos primeros inquisidores de Castilla: los dominicos Miguel de Morillo, futuro inqusidor general, y Juan de S. Martín., instalados en Sevilla, Castillo de S. Jorge. Tres mil familias, asustadas por los acontecimientos, salen de inmediato a Sevilla rumbo a Portugal, Francia o norte de Africa. De Portugal, la mayoría, a Flandes, concretamente a Amsterdam, y de allí, con los comercios de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales, a Recife, primero, y a Nueva York y CuraÇao después. Todos los apellidos americanos De Marchena, descienden de ellos.
Unos ocho mil judíos, en vez de irse, salieron de Sevilla y se asentaron en las poblaciones de Mairena, Los Palacios y Marchena, al abrigo del conde-duque Rodrigo Ponce de León.
Los dos inquisidores, piden al Señor de Marchena que no dé cobijo en sus tierras y villas a judíos conversos, so pena de excomunión y confiscación de bienes, además de privaciones y no sé cuantas amenazas más; pero el noble, hace caso omiso.
El 6 de febrero de 1481, sin embargo, se celebró el primer auto de fe, presentado por el converso Alonso de Ojeda, en el que perecieron asesinadas en la hoguera seis conversos. Formaban parte de un complot para lograr que los inquisidores fueran expulsados de Sevilla, pero fueron descubiertos. Al mes siguiente nombraron a seis inquisidores más, todos dominicos, y uno de ellos era Tomás de Torquemada, prior del convento de Santa Cruz de Segovia.
Se cuenta todo en la Historia de los Hechos del Marqués de Cádiz, en la Biblioteca Nacional, y que es de donde parten todos los libros que sobre esto se han escrito.
El Señor de Marchena murió un año después de la expulsión de los judíos de las coronas de Castilla y Aragón, en Sevilla, el 28 de agosto de 1493, y toda su vasta heredad, en tierras y en dineros, pasó a su hija, Francisca Ponce de León, IV Condesa de Arcos.
En 1494, Diego de Marchena, con sus dos hijos, pagaron cincuenta reales a la Inquisición para poder ejercer su trabajo con el mundo de la seda, uno de los oficios que tenían tradicionalmente los judíos , junto a la platería y el curtido de pieles. Por eso una calle conocida en Marchena es la calle de los Sastres. Algunos de estos sastres pasaron con el oficio de Holanda al Caribe.
Otro judío converso conocido fue Gerónimo de Guadalupe, ajusticiado tras torturas que acabó bajo éstas delatando a más de cien personas, que fueron luego ajusticiadas.