¿POR QUÉ LOS JUDÍOS LEEMOS LA TORÁ ?

Sobre por qué,  cómo y con qué fin el judío lee un poco de  La Torá cada Shabat hasta leerla por completo en un año.


El evento más importante y decisivo de la Historia de Israel es , sin duda alguna, la Entrega de La Torá en el Sinaí. Es un hecho que configura al Pueblo de Israel para toda la eternidad y en todo lugar. El eje vertebrado de toda la vida judía, que a través de los siglos , como una escalera de caracol, gira en torno a ella, elevándose o profundizando, siempre en busca de la sabiduría. (En la palabra Torá está la palabra Or, luz)

El mundo judío la dividió en cincuenta y cuatro perícopas (en hebreo, parashá, pl. parashot) tituladas con la primera palabra del original hebreo. Una división debida a un sefardí llamado Maimónides (en su obra decisiva y monumental  Mishné Torá basándose en el Codex Allepo)

¿Pero por qué los judíos hacemos esto desde que tenemos memoria de nosotros mismos?

Aleppo Codex

Porque es La Torá , en tanto que revelación divina, lo que nos une como Pueblo; es , por así decirlo, el más directo diálogo que los Hijos de Israel tienen con D-os. ese diálogo -esa comunicación entre un emisor y un receptor- es para lo que D-os escoge a Su Pueblo  para hacerlos obreros de Su propia santidad.

Por eso es mitzva (precepto) estudiar La Torá.

En la antigüedad, saber leer y escribir -ser un escriba- era pertenecer a una clase social alta, formar parte del funcionariado del Templo de Jerusalén, en manos de los saduceos durante siglos. No existían las copias en abundancia porque era carísimo y la mayoría de las personas no podrían ni comprarlo ni leerlo, por ser más bien pobres y analfabetos, con los que había que buscar una forma de «educación» en La Torá, y para ello lo mejor era la lectura pública en voz alta, sobre todo cuando tras la destrucción del Templo las casas de estudio empiezan a representar los tres sacrificios diarios en lo que hoy llamamos sinagoga.

¿Pero cómo hacemos esto?

Cada  Parashá (porción, perícopa) se nombra con la primera palabra  del texto en cuestióin, y no necesariamente empieza en el versículo 1 de algún capítulo. La división de las parashot se debe a una sistematización del Rambám ( leyes de Tefilín, Mezuzá y rollos de la Torá, capítulo 8)

El Rabino Ariel Stofenmacher, Dtor gral. del Seminario Rabínico Latinoamericano «Marshall T. Meyer» dice

«El rabino Abraham Joshua Heschel, uno de los principales pensadores y teólogos judíos, maestro y mentor del fundador del Seminario, el rabino Marshall T. Meyer, desarrolló en su obra una filosofía de la educación que es, a la vez, revolucionaria y desafiante. El postula que una educación judía seria debe poder integrar inteligentemente la polaridad existente entre el estudio tradicional de las fuentes sagradas y el abordaje académico multidisciplinario del judaísmo. Esta perspectiva nos distinguirá como judíos comprometidos y modernos al mismo tiempo.

También postula que el fin último del estudio no debe ser el mero conocimiento académico, sino la transformación de nuestras vidas. El estudio debe apuntar al cumplimiento de las mitzvot (preceptos) y al refinamiento del carácter. El fin supremo en el estudio de la Torá es, ineludiblemente, la santificación de la vida, en la realidad cotidiana. “Lo ha´ikar ha-Tora ela ha-maase” (lo importante no es el estudio en sí ,  sino la acción derivada del estudio ) Nuestra responsabilidad es renovar y llevar a la práctica el milenario mensaje profético de paz, justicia social y solidaridad.

El lema que guía al Seminario debería ayudarnos también a reflexionar acerca de nuestras vidas personales y familiares: “Atem Edai”. El profeta dice en Isaías capítulo 43: “Atem Edai neum Adonai”, “Ustedes son mis testigos, dice el Señor”.

Los rabinos interpretan este versículo y lo releen: “Cuando ustedes sean mis testigos, Yo seré vuestro Dios”.

En términos proféticos, ser testigo es ser activo y no un espectador pasivo. Es tomar las enseñanzas de la Torá y transformarnos en instrumentos de Ella. Cultivar nuestras almas, servir a nuestras familias, a nuestras comunidades, a nuestros países, a nuestro pueblo y a toda la humanidad con pureza de espíritu y nobleza de motivación.

Que Di-s ilumine nuestros corazones y mentes y podamos tomar decisiones transformadoras en nuestras vidas.»

Es decir, leer la Torá, a un judío le ofrece una educación como judío ,porque ser judío no sólo es cuidar de las normas de comportamiento diario codificadas en la Halajá, sino también cultivar -de donde cultura- la Haskafá , el punto de vista moral de las cosas de la vida de un judío. Y eso sólo lo podremos conseguir mediante el conocimiento profundo de La Palabra que hay en La Torá.

Por tanto, leer la Parashá no significa decodificar los signos del sistema lingüístico -sea en hebreo o en español o en otra lengua- sino que significa que se debe LEER y no interpreatar literalmente, porque ese no es el propósito. Como dice la reciente Premio Princesa de Asturias 2017, Karen Armstrong, que estudia ella misma La Torá en la mejor yeshivá del norte de Londres 

Con cada parashá se corresponde una Haftará, una lectura de fragmentos de los Profetas  que se realiza sólo en el servicio matutino de Shabat y festivos.  Quien lea la Haftará  es denominado de Maftir (literalmente: el que concluye). No se lee en Janucá ni en Purim. En el servicio de Minjá se lee la Haftará sólamente en Yom Kipur, Tishá Be´Av y en los días de ayuno menores.