LOS SEFARDÍES DE DINAMARCA

 Una pequeña y desconocida comunidad del S XVII que no por eso debemos olvidar.


 Cerca de la desembocadura del río Elba, en el Mar del Norte,  se encuentra la ciudad de Glückstad -la ciudad afortunada- ,  que aunque fundada en 1617 como residencia ducal de Christian IV de Dinamarca (y como rival de la cercana Hamburgo)   pertenece a Alemania después de que Prusia la hiciera suya en 1864, con la guerra Austro-Prusiana.

 Albert Dionis, judío sefardí, acuñaba moneda con plata que obtenía de España y eso interesó bastante al rey de Dinamarca, que le invitó a radicarse en Glückstad. El rey conoció así la red de comerciantes judíos que había entre Lisboa, Londres, Amsterdam , Bayona y ciertas plazas de Marruecos, así que, con la intención de hacere de su ciudad ducal una gran urbe, invitó a los judíos sefardíes a radicarse en la ribera del Elba, con una serie de privilegios, como el permiso para la construcción de una sinagoga, tener un matadero con sus propias leyes halájicas, y hasta un cementerio.  En 1620 ya había una pequeña comunidad de 13 cabezas de familia que explotaban una jabonería, un molino de aceite y parece ser que también una fábrica de porcelana. Otros comerciaban con lino, o eran armadores en el puerto. diez años después ya eran 29 familias. Pero dos años después sólo había nueve: la mayoría huyó del lugar por la amenaza de la guerra con la vecina Suecia. Luego, por mediación siempre de Dionis, se les otorgaron prebendas para retornar y para la época de la muerte de Christian IV la ciudad ya era sede de importantes armadores, como Casper Gomes, Phillipp Jorge de Brito o Nunes da Costa.

Gabriel Gómez fue contratado como jefe de aduanas y, luego, boticario general de la corte, mientras que Benjamín Musafia era el médico real (y autor de una obra talmúdica, Musaf Ha´Aruj, Añadido a lo editado, siendo lo editado el Shulján Aruj)

En el S XVIII costa actividad financiera  de las familias Abensur, Franco, Granada, de Lima, Meldola, Moresco, etc. También es verdad que a partir de este momento su poderío comienza a declinar . Luego, en 1814, los judíos obtienen la nacionalidad danesa. El último sefardita célebre que hubo en Dinamarca fue el compositor Fini Henriques, hijo de un inspector de justicia. El hijo de Henriques fue segundo violín de la Capilla Real.

Con ocasión del 400 aniversario de la fundación de la ciudad, Glückstad creó una exposición sobre la vida judía en el lugar.

Los judíos de Glückstad no corrieron la misma suerte de los que se asentaron en Copenhague, pues el reino de Dinamarca realizó una efectiva operación de rescate , evacuándolos a Suecia, y muy pocos perecieron en campos de concentración.