MAX AUB RETORNA A VALENCIA

 La Fundación Bancaja inaugura hoy «Retorno a Max Aub»,  expo sobre el gran escritor, intelectual  cosmopolita al que la izquierda le niega su propia identidad judía.


Fundación Bancaja, en colaboración con el Instituto Cervantes y la Fundación Max Aub, han creado la exposición «Retorno a Max Aub», en donde se pretende , así dicen los organizadores, profundizar en la vida y obra de este autor de quien ensalzan su cosmopolitismo, su cultivo de todos los géneros habidos y por haber, pero que eluden en todo momento, desde hace muchos años, recordar que era judío y que escribió libros íntimamente ligados a su judaísmo.

Max Aub –su apellido, alemán, es corrupción lingüística del participio hebreo A H U B, amado- nació en la primavera del París de 1903, pues francesa era su madre, Soshana Mohenwitz, casada con la oveja negra de una familia ligada a la judicatura germana,.  metido, para pasmo de su abuelo y padre, a comerciante. Friedrich Aub Marx, que así se llamaba su padre, era hijo de otro Aub  casado con Magdalena Marx (pariente de Karl Marx) pululaba por toda Europa con sus mercadurías y en Francia se había enamorado de Soshana, que le daría dos hijos, Max Aub y Magdalena Aub.

Federico Aub trabajaba con la Casa Alaska, de Sevilla, pero cuando ésta quebró , se emancipó por cuenta propia como vendedor de bisutería fina para caballeros –así rezaban los membretes de sus cartas comerciales. De  pronto, estalló la Primera Guerra Mundial y la familia se vio sumamente afectada: sus tíos luchaban tanto en el bando alemán como en el francés. Los Aub decidieron salir de Francia y emigrar a España. Se radicaron en la ciudad de Valencia, que causaría una gran y maravillosa impresión a Max. Dos años más tarde, el padre solicitaría la nacionalidad española, renunciando a la alemana. En Valencia, desarrollaría los inicios de su carrera artística –al principio simultaneada con la comercial- llegando a ser un intelectual reconocido cuando estalló la Guerra Civil Española. Tanto es así que fue la persona escogida para encargar y comprar en París el cuadro de Picasso titulado el Guernika, para el pabellón español en la Exposición Universal. París sería la ciudad escogida para su exilio, pero allí fue internado en un campo de concentración por comunista y judío , luego liberado y deportado a Marsella, vuelto a detener y desterrado a Argelia, de donde pasó a Casablanca para acabar llegando a Veracruz, México, en 1942. Ya nunca abandonaría México. Y en México escribió lo más granado de su producción literaria.

Max Aub, intelectual comprometídisimo, tiene su obra magna en el Laberinto Mágico, compuesto  por varias obras donde narra y retara los acontecimientos y formas de vida de la España entre Primo de Rivera y Franco desde la óptica de un republicano. Pero como tocaba todos los géneros, no sólo la novela, escribió versos judaicos en Imposible Sinaí, además de sus imprescindibles Diarios, paraíso de la crítica de su obra, sin olvidar que muchos de sus relatos están ambientados en la siempre criticable ocupación nazi de París, o el drama de San Juan, que narra la epopeya de un grupo de refugiados judíos huidos de Alemania en un barco, antes destinado al transporte de caballos, con el que pretenden llegar a algún país del Mediterráneo que les ofrezca asilo.

Pero todo esta implicación autoral de Max Aub no se menciona, no vaya la izquierda a turbarse pensando que era judío uno de sus mayores intelectuales españoles – Max Aub se sentía español, de donde hizo el bachillerato, como él decía, y de la lengua española, que fue la que  usó a lo largo y ancho de su obra.