PARASHAT HA ´SHAVÚA: «KI TABÓ»

Parashá : כִּי-תָבוֹא, Cuando vengas.  Deuteronomio 26:1–29:8.Haftará: 6ª consolación.  Isaiah 60:1–22.. Darshán: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita


“Te presentarás al cohén que haya en
aquellos días, y le dirás: ‘Declaro hoy ante
Hashem, tu Dios, que he entrado en la
tierra que Hashem juró a nuestros padres
que nos daría” (Devarim 26:3).

He aquí que la sección de los bicurim (‘las primicias’) es una de las parashiot más maravillosas de la Torá. De ella, aprendemos cuánto tiene que agradecer el hombre a Hakadosh Baruj Hu por haberle dado la tierra, y por haberle dado su sustento con el cual puede vivir y mantenerse. Por lo tanto, luego de que las frutas de su campo maduraron, el hombre tiene que tomar de las primeras que crecieron —las primicias— y llevarle al cohén una canasta llena de estas primicias, desde su tierra al Bet Hamikdash. El cohén coloca dichas primicias al lado del Altar, y entonces, el que trajo las primicias agradece a Hakadosh Baruj Hu por el bien que le hizo. Rashí explica, a nombre de nuestros Sabios, de bendita memoria: “Dirás que no eres malagradecido, sino, más bien, que reconoces el bien a Hakadosh Baruj Hu”. Después, el hombre sale del Bet Hamikdash con gran alegría por el bien que Hakadosh Baruj Hu le hizo.

Esta parashá se lee todos los años en el mes de elul, y, a veces, se lee justo una semana antes de Rosh Hashaná. Es necesario esclarecer por qué, en verdad, la parashá de bicurim se lee precisamente en el mes de elul, antes de Rosh Hashaná. A mi parecer, se puede explicar que, en la parashá de Ki Tavó, la Torá habla acerca del sustento y el alimento, que es respecto de lo cual se juzga al hombre en Rosh Hashaná. Nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado de Betzá 16a), dicen que todo el alimento que el hombre tendrá en el año le es estipulado desde Rosh Hashaná hasta Yom Kipur. Y a esos alimentos son precisamente a los que se refiere estaparashá, las primicias que trae el hombre de su campo.

En esta parashá, también se especifica cuánta abundancia y vida buena le corresponderá al hombre si anda por el sendero de la Torá y las mitzvot; a tal punto que ameritará traer cada año nuevamente frutas de las primicias de su campo y agradecerle a Hakadosh Baruj Hu por todo lo bueno que le hizo, tanto espiritual comomaterialmente. Ciertamente, nuestros Sabios, de bendita memoria (Midrash Tanjumá, Ki Tavó 2) dicen que el que trae los bicurim y lleva a cabo todo el orden de la entrega de éstos al cohén como se debe, según la voluntad de Hashem, un Eco Celestial lo bendice: “Así como trajiste bicurim este año, que amerites traer [bicurim] también el año que viene”. De esta forma, se entiende la conexión entre esta parashá de bicurim y el tema del sustento del hombre que anda por el sendero recto en Rosh Hashaná.

No solo esto, sino que también existe una conexión entre la parashá de Ki Tavó y Rosh Hashaná. En la sexta aliá (‘porción a leer de la parashá’), se mencionan maldiciones muy duras y reproches de los más rigurosos —Rajmaná litzlán— para todo aquel que no anda por el sendero de la Torá ni cumple las mitzvot, como reproches relacionados con la extensión del exilio, la falta de sustento, diversas enfermedades difíciles e intolerables, y también las guerras de los enemigos contra Israel; y, además, se menciona que los Hijos de Israel serán capturados por las diversas naciones, si es que no van a atender la
voz de Hashem.

A mi parecer, esta parashá se lee precisamente en el mes de elul, antes de Rosh Hashaná, porque, con la proximidad de Rosh Hashaná, cuando todavía no ha llegado el Día del Juicio, día en que Hashem juzga, la Torá le advierte al hombre que debe hacer teshuvá completa por sus pecados delante de Hakadosh Baruj Hu y acercarse de todo corazón, con todos los 248 miembros y 365 ligamentos de su cuerpo, a Hakadosh Baruj Hu, para llegar a una situación de

“Yo soy para mi querido, y mi querido es para mí” (Shir Hashirim 6:3),

frase que, en hebreo, forma el acróstico elul (ינא ידודל ידודו יל ;(y, además, las últimas letras de las palabras de esta frase en hebreo son la letra yod (י ,(que sumadas tienen el equivalente numérico de cuarenta, lo que alude a los cuarenta días desde el principio del mes de elul hasta Yom Kipur.

Por ende, la Torá le advierte al hombre que debe aprovechar muy bien los días de misericordia y perdón de este periodo, y volver en teshuvá, rezar con intención e incrementar el esfuerzo en el estudio de la Torá, ser diligente en el cumplimiento de las mitzvot, todo cuanto pueda, para ameritar una vida buena y un buen sustento, en abundancia, y todo lo bueno. Así podrá “traer los frutos de las primicias de su campo” cada año. Pero si —jas veshalom— no lo hace así, entonces, —Rajmaná litzlán— será juzgado en Rosh Hashaná y su veredicto no será nada bueno (es decir, será merecedor de las maldiciones que figuran en la parashá de Ki Tavó), ¡Hashem yishmor veyatzil! (‘¡Que Hashem nos guarde y salve!’).

Todo lo mencionado anteriormente nos enseña cuán excelentes son estos días del mes de elul, en los que nosotros, los Hijos de Israel podemos elevarnos y acercarnos a Hakadosh Baruj Hu para ser inscritos y
sellados para un año bueno y de bendición. Y también aprendemos cuánto, en verdad, tenemos que aprovechar los días del mes de elul, desde su comienzo, hasta Yom Kipur, como dijo el sagrado Tzadik, el Báal Hatania, ziaa, que en estos días Hakadosh Baruj Hu se encuentra en condición de “un Rey que está en el campo”; es decir, Hakadosh Baruj Hu “desciende” de Su palacio en los cielos hasta el mundo material para que todo el mundo lo sienta a Él, sienta Su cercanía, y entonces, todos retornen en teshuvá completa y le pidan todo loque desean.

Es una verdadera pena no aprovechar estos días sublimes en los que “el Rey está en el campo” y no recibir la influencia para bien para poder retornar en teshuvá. Y si en verdad estos días del mes de elul fueran aprovechados para volver en teshuvá y acercarse a Hashem Yitbaraj, entonces, cuando llegue el Día del Juicio, en el que debemos presentarnos a juicio delante de Hakadosh Baruj Hu, todos seremos escritos para vida buena y para armonía, y ameritaremos una vida larga y una abundancia de lo bueno. Incluso ameritaremos una gran riqueza para poder ir a agradecerle a Hakadosh Baruj Hu y llevarle sus “primicias del campo” con gran alegría. Y ciertamente, de la época en que el Bet Hamikdash estaba en pie, periodo en que todo hombre llegaba con las primicias de su campo para agradecerle a Hakadosh Baruj Hu, podemos aplicar una lección también para nuestros días, a pesar de que no tenemos el Bet Hamikdash. Cuando el hombre se acerca a Hashem en los días de elul, y se dedica a la parashá de los bicurim, se acuerda de inmediato que ahora no tenemos Bet Hamikdash y siente su falta. Siendo así, tiene que rectificarse a sí mismo y “traer las primicias de su campo”, es decir, el acervo de Torá y mitzvot que él ha creado, y llevárselas a Hashem, y agradecerle y confesarse para que lo perdone, pues todos sus pecados fueron provocados por el “arameo”, que no es otro sino la Inclinación al Mal, que busca la perdición del hombre. Así, cuando se confiese por sus pecados y retorne en teshuvá, el hombre tendrá el mérito de ser inscrito y sellado para un año bueno y bendito con abundancia de todo lo mejor. Así, aun hoy en día, puede “ir a agradecer a Hakadosh Baruj Hu” por la abundancia de bien que Él le dio. Entonces, cuando Hakadosh Baruj Hu vea que el hombre no es malagradecido y le reconoce todo el bien, entonces, le proporcionará una nueva y mayor abundancia. Así, el hombre verá bendición y éxito en toda la obra de sus manos.