PARASHAT HA SHAVÚA: «VA´YIGASH»

Parashá: Vayigash,  וַיִּגַּשׁ , Se aproximó, Genesis 44:18-47:27 . Haftará : Ezequiel, 37. Darshan : Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita


“Y dijo Yosef a sus hermanos: ‘Yo soy Yosef.
¿Aún está con vida mi padre?’. Y sus hermanos no
pudieron responderle porque estaban aturdidos
delante de él” (Bereshit 45:3).

Nuestros Sabios, de bendita memoria, dijeron, en el Midrash Tanjumá, que cuando los hermanos escucharon que era Yosef quien se encontraba de pie delante de ellos, quisieron matarlo, pero vino el ángel Gabriel y los dispersó.

A simple vista, esto resulta muy extraño. ¿Cómo puede ser que quisieran matarlo? ¡Si ellos eran las tribus selectas de Hashem! ¡Toda la vida se condujeron con total rectitud! Todo el tiempo hacían introspección de sus actos para saber si habían hecho lo correcto. Antes de vender a Yosef, se sentaron a debatir si hacerlo o no. Y en esa sesión, llegaron a la conclusión de que tenían una razón válida para venderlo. Por ello, a pesar de que vieron el terrible sufrimiento de su padre al enterarse de que Yosef había sido tomado de él, como dice el versículo

(Bereshit 37:34): “Y desgarró Yaakov sus vestimentas, y
se puso arpillera sobre su lomo y se enlutó por su hijo
muchos días”,

Los hermanos no se echaron atrás en su decisión. Ellos habían entendido, según su deliberación,
que estaban en lo correcto; y, según su criterio, habían juzgado a Yosef con un juicio justo. Siendo así, en el momento en que la verdad estaba ante sus ojos, y habiendo comprendido que habían cometido un error en su deliberación, ¿por qué sus hermanos quisieron matarlo? ¡Si he aquí que, de hecho, Yosef era el gobernante de todo el país, los sueños que él había tenido en su juventud se habían materializado, él se había mantenido justo, había hablado con ellos en el lashón hakódesh, y los hijos de Yosef habían demostrado ser tan poderosos como los hermanos mismos!

En efecto, encontramos que los hermanos sagrados, en toda oportunidad que tenían, hacían una introspección para comprobar si lo que habían hecho al vender a Yosef había sido lo correcto. Ahora que Yosef se había revelado ante ellos, y era el rey sobre todo Egipto, y el Creador lo había enaltecido por encima de todos, sin duda alguna, los hermanos comprendieron que habían cometido un grave y amargo error. Entonces, ¿cómo se explica que trataran una vez más de matarlo, si no fuera porque el
ángel Gabriel los dispersó?

La respuesta es que también cuando nosotros mismos hacemos una introspección y revisamos nuestros
senderos para ver si lo que hemos hecho está bien o no, a veces, es posible que cometamos un error en los cálculos y en la revisión de nuestros actos, ya que hacemos la introspección de forma equivocada. Esto se puede dar, por ejemplo, en los comerciantes que sopesan las condiciones del mercado para calcular las ganancias y las pérdidas en todo trato que realizan; y, a veces, si la deliberación que realizaron fue errada, entonces, la cuenta no resulta bien al final.

Así mismo ocurrió con los hermanos de Yosef, las tribus sagradas. Aun cuando hubieran tenido algún indicio de arrepentimiento en su corazón por lo que habían hecho, en el momento de la verdad —precisamente en aquel momento en que vieron la verdad a la cual habían llegado, particularmente cuando se les reveló Yosef—, hicieron una nueva introspección—aunque errada— y dijeron:

“Ésta es la persona que habíamos juzgado en el pasado
y que fue encontrada culpable de ser un perseguidor; y
ahora se encuentra de pie delante de nosotros”.

Siendo así, tenían que llevar a cabo el veredicto de ajusticiarlo definitivamente. Por eso, trataron de matarlo, hasta que el ángel Gabriel llegó a dispersarlos. Una vez dispersados, tuvieron unos instantes más para pensar con mayor claridad, y se dieron cuenta del gran error que habían cometido en el juicio que habían hecho. Ahora su arrepentimiento era enorme y completo. De inmediato, hicieron teshuvá total y comprendieron que no podían responderle a Yosef, porque estaban aturdidos delante de él. Entonces, hicieron las paces. Por ello, cuando Yosef los envió de vuelta a la casa de supadre, les dijo: “No estén tristes en el camino”. Con esto, les quiso decir que no se culparan los unos a los otros
respecto del tipo de deliberación que habían realizado en el pasado por la cual habían llegado a la conclusión de que debían matarlo. No tenían que culparse pues bastaba con el hecho de que habían reconocido su error y habían retornado en teshuvá.

De aquí aprendemos que para hacer una introspección correcta hace falta, besiatá Dishmaiá, tener la mente lúcida y enfocada de forma especial. A veces, un hombre puede pelear con su compañero debido a que vio algo en él que no va acorde con la Halajá ni según el sendero de Hashem. Aquel hombre hace una introspección y se dice a sí mismo que toda su intención con aquella pelea era “en Nombre del Cielo”. Pero, de hecho, es probable que no sea cierto; es posible que haya tenido una deliberación errada, y que, en verdad, muy dentro de sí, se encuentran escondidos malos sentimientos de celos u odio —Rajmaná litzlán—. En este caso, no es sino la Inclinación al Mal la que le hace ver a la persona que todo lo que estádiscutiendo con el compañero es una “guerra sagrada”.

Por eso, es importante que, al momento de hacer la deliberación, la persona lo haga en una balanza completamente imparcial. Debe ver cada acto que hace con un ojo agudo y minucioso, libre de impulsos ulteriores, y determinar si lo que hace es verdaderamente bueno o no. Y, más importante que todo, debe sopesar de verdad y con integridad si Hakadosh Baruj Hu, que es Quien examina los corazones y riñones, está contento con lo que uno decide hacer; o si, quizá —jas vejalila—, se enojará. Y si la persona así lo hace, debe saber que anda por el correcto, en una elevación espiritual constante.
De esta forma, puede estar segura de que todo lo que haga será en Nombre del Cielo. ¡Amén!

7 Tebet 5780
Una introspección correcta

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