PARASHAT HA´SHAVÚA: «BO»

Parashá: Bo, Ven, בֹּא,  Exodo 10:1–13:16. Haftará: Jeremiah 46:13–28. Darshán: Rabí David Janania Pinto shlita



“Habla, ahora, a los oídos del pueblo, y que pidan
prestado, cada hombre, de su compañero, y cada mujer,
de su compañera, objetos de plata y objetos de oro”
(Shemot 11:2).

David Roberts, 1830

Con la salida de Egipto, los Hijos de Israel obtuvieron una gran riqueza, tanto por lo que tomaron de la tierra de Egipto como por lo que tomaron de los egipcios que murieron en el Mar Rojo. En Egipto, Hakadosh Baruj Hu les ordenó:

“y que pidan prestado, cada hombre, de su compañero, y cada mujer, de su compañera, objetos de plata y objetos de oro”; y más adelante, dice la Torá (Shemot 12:36) que “vaciaron Egipto”.

Nuestros Sabios, de bendita memoria, dijeron:

“La dejaron como un charco sin peces”.

Asimismo, el Pueblo de Israel se enriqueció con los despojos del mar, al punto que dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, que todo judío salió con noventa asnos libios —que soportan mucha carga
porque son fuertes— cargados con abundante plata y oro. Y Moshé Rabenu tuvo que sacar a los Hijos de Israel a la fuerza de allí, de las orillas del Mar Rojo, como dice el versículo (Shemot 15:22):

“Y Moshé hizo marchar a Israel del Mar Rojo”,

sobre lo que nuestros Sabios, de bendita memoria, explicaron que Moshé tuvo que sacarlos a la fuerza de ese lugar, pues les era difícil separarse de los tesoros que el mar había dejado allí.

Debemos meditar acerca de todo este tema. La adquisición de los despojos de Egipto fue por medio de préstamo y no como obsequio, como indica el versículo que nos ocupa y
el versículo (Shemot 12:35):

Y pidieron prestado de Egipto objetos de plata y objetos de oro, y vestidos”

mientras que en referencia a los despojos del mar no se utiliza la expresión “tomar prestado”, sino que se da a entender que les fueron dados como obsequio absoluto. ¿Por qué el botín de la tierra de Egipto no fue dado como obsequio, mientras que el del mar sí?

A mi parecer, se puede explicar que precisamente Hakadosh Baruj Hu le dio al Pueblo de Israel parte de las posesiones como obsequio, y parte como préstamo, porque podía llegar a suceder que una persona llegare a decir que las mitzvot de Hashem le son difíciles —pues existen muchas mitzvot que requieren de un gasto grande de dinero, como, por ejemplo, la compra de unos tefilín embellecidos, mezuzot, las Cuatro Especies, etc.—, y argumentar en su defensa que le cuesta mantenerse con tantos gastos como
estos. Entonces, Hakadosh Baruj Hu le respondería a esta persona que debe saber que parte de las posesiones que guarda consigo no le fue dada como obsequio absoluto, sino solo como un préstamo, y que esas posesiones se las prestó Él, Hashem; y la forma de “pagarle” de vuelta es invirtiendo
en las mitzvot.

Es cierto que una parte le fue dada a la persona como obsequio para que con ello atienda sus necesidades; pero otra parte le fue dada en préstamo, para que no le fuera difícil cumplir con las mitzvot, ya que éstas son las “posesiones” de Hakadosh Baruj Hu que se encuentran en poder de la persona.
Esas posesiones que le fueron dadas en préstamo fue con el fin de que la persona cumpla las mitzvot con ellas. Resulta que, para el cumplimiento de las mitzvot, la persona no hace uso del dinero o posesiones que le fueron dados como obsequio particular, sino de lo que recibió como préstamo.

Los Tzadikim, quienes anhelan con toda el alma hacer la voluntad de Hashem, dedican a Hashem aun de las posesiones que les fueron dadas como obsequio absoluto. Ellos ofrecen voluntariamente con amor de todo lo que tienen en honor de aquello que está relacionado con lo espiritual, cumpliendo así “y amarás a Hashem […] con todo tu ser”.

Sobre este versículo, explicaron nuestros Sabios, de bendita memoria, que “todo tu ser” se refiere al dinero que posee la persona, que implica amar a Hashem “con todo tu dinero”. Y dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado
de Julín 91a):

“Los Tzadikim aprecian más su dinero que su cuerpo”,

porque ellos saben cuántas mitzvot y buenos actos pueden hacer con su dinero, ya sea embellecer las mitzvot, o dar más tzedaká o hacer bondad. Por lo tanto, para ellos su dinero es preciado, pues con ese dinero le proveen satisfacción al Creador.

Y así se cuenta acerca de Ribí Jaím Pinto, ziaa, quien tenía la costumbre de no irse a dormir en las noches antes de haber repartido a los pobres todo el dinero que tenía consigo, porque él comprendía que, si tenía dinero en su poder, entonces, tenía que cumplir la mitzvá de tzedaká. ¿Por qué habría de
conservar un centavo si no proveía ningún beneficio en su bolsillo? Un hombre como éste es de los que aprecian su dinero, porque conoce su valor; él sabe que el dinero sirve para agrandar su porción en el Mundo Venidero. Bienaventurada la persona que comprende y sabe hacia dónde encaminar su dinero y en qué invertirlo. La persona podría —jas vejalila—, gracias a su dinero, heredar el Guehinam,
o, por el contrario, adquirir muchas mitzvot, realizar buenas acciones y ameritar a las masas, con lo que será merecedor de su buena porción en el Gan Eden.

Así cuentan nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado de Bavá Batrá 11a), acerca del rey Munbaz, quien gastó su fortuna dándola a los pobres en un año de carencia. Se reunieron con él sus hermanos y demás familiares, y le dijeron:

“Tus ancestros guardaron tesoros de todo lo bueno,
y agregaron plata y oro a lo que sus ancestros habían recolectado,
¿y tú vienes a gastar todos esos tesoros?”.

Munbaz les respondió:

“Mis ancestros guardaron tesoros aquí abajo; yo guardo tesoros en las alturas. Mis ancestros guardaron
tesoros en un lugar asequible a la mano; yo guardo tesoros en un lugar a donde la mano no puede llegar. Mis ancestros guardaron algo que no produce frutos; yo guardé algo que sí produce frutos. Mis ancestros guardaron tesoros de dinero; yo guardé tesoros de almas. Mis ancestros guardaron para otros; yo guardé para mí. Mis ancestros guardaron en este mundo; yo guardé en el Mundo Venidero, pues dice el versículo:

‘E irá por delante de ti tu rectitud y Hashem Mismo
te recogerá’ ”.

Así se conducen los Tzadikim, quienes comprenden el gran valor imbuido en el dinero que ellos tienen en su poder, y aumentan con él los deseos del Cielo. ¡Cuán maravillosas son esas acciones! Los Tzadikim comprenden de forma clara que el dinero que tienen en su poder está en condición de préstamo, con el fin de cumplir con él Torá, mitzvot y buenas acciones. Por ende, cuando se les presenta alguna mitzvá, están prestos con alegría a distribuir todo su dinero en favor de aquella mitzvá, porque esa es la
meta para la que Hakadosh Baruj Hu nos da el dinero. Por ende, dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, acerca del versículo (Devarim 14:22):

“diezmar, diezmarás”,

que quiere decir “separarás el diezmo para que así se multiplique tu dinero”.

Kriat Ha´Torá, 1ª y 2ª aliot, r. Jagay Batsri