Parasha: Dvarim, Dichos, Deuteronomio 1:1–3:22. Haftará; Isaías 1:1–27. Shabat Jazon. Darshán: Morenu Verabenu, Ribí David Jananiá Pinto, shlita
“Éstas son las palabras que
habló Moshé a todo Israel,
del otro lado del Jordán, en el
desierto, en la planicie frente
al Mar Rojo, entre Parán y
Tófel, y Laván, Jatzerot y Di
Zahav.” (Devarim 1:1)
El que presta atención verá que el Jumash anterior a Devarim termina con las parashiot unificadas de Matot/Mas-é. La parashá de Matot comienza con los versículos (Bamidbar 30:2-3):
“Moshé habló con los dirigentes de las
tribus de los Hijos de Israel, diciéndoles: ‘Esto es
lo que Hashem ordenó: el hombre que haga un voto a
Hashem o que haga un juramento para prohibirse algo
sobre sí mismo, no deberá profanar su palabra; todo lo
que pronuncie, su boca deberá hacer’”.
Podemos explicar la conexión entre estas dos parashiot de Matot y Devarim de la siguiente manera: Moshé quiso enseñar a los Hijos de Israel cuánto debe la persona cuidarse de las palabras que saca de su
boca, que no sea —jalila— mentira, menosprecio o un juramento en vano, ya que la persona fue creada a semejanza de Dios, y Hakadosh Baruj Hu le insufló el alma de vida desde los mundos supremos, que representa el poder del habla que tiene. Y ya que la persona se destaca de las demás creaciones —de las bestias del campo, de los animales del bosque—por el poder del habla, que proviene de los mundos supremos, tiene que ser meticulosa acerca de “éstas son las palabras” que salen de su boca, ya que tienen que ser palabras de verdad, limpias y beneficiosas; y que la persona no destruya —jalila— su palabra vanamente con mentiras, pues con ello estaría echando a perder el espíritu que le fue otorgado. Debido a la importancia de este mensaje, Moshé decidió hablar primero a los dirigentes de las tribus, y sólo después transmitir este mensaje a los Hijos de Israel. De esa forma, cuando los Hijos de Israel se percaten y vean que Moshé se molestó primero en dedicar el habla a los dirigentes de las tribus, entenderían que se trata de algo muy importante y que ellos tienen que cuidarse mucho de lo que dicen y no profanar lo que hayan dicho.
Vemos también que la parashá de Devarim se lee próxima a Tishá Beav, el día en que fue destruido el Bet Hamikdash. Nuestra parashá y Tishá Beav están conectados por el hecho de que los Hijos de Israel no se cuidaron de estudiar la sagrada Torá, lo que tuvo como consecuencia que transgredieron con el pecado de lashón hará (‘chisme’) y llegaron al odio infundado. Esto ocasionó que la Shejiná se exilara de entre ellos, e incluso ellos mismos fueron exilados de su tierra. Siendo así, hay mucho que aprender de esto: las palabras de la Torá tienen el poder de proteger a la persona de las transgresiones y de que no llegue ésta a profanar su palabra. Pero cuando la persona debilita de su boca el estudio de Torá, y permite que las palabras profanas incurran en su boca, desciende rápidamente de un escalón a otro y llega a transgredir la prohibición de lashón hará, calumnia, juramento en vano y similares —jas Veshalom—. El que se detiene a apreciar verá que la Torá escribió “Éstas son las palabras (devarim)”, y, como es sabido, cuando la Torá se expresa con el término dibur (‘palabra’) implica que es en tono de dureza. Esto viene a enseñarnos que para cumplir las palabras de la Torá hay que realizar un trabajo muy difícil que exige abnegación total. Y se entiende que las palabras de la Torá no se adquieren con facilidad, sino que, para adquirirlas definitivamente, hay que esforzarse mucho al respecto, al punto de entregar el alma.
Debemos saber que si la persona quiere recibir ayuda del Cielo para entender las palabras de la Torá tiene que cuidar primero la pureza de su habla, su habla debe ser pura y no debe impurificarla con palabras prohibidas, como palabras de menosprecio o mentiras. Ello se debe a que las palabras de la Torá no pueden habitar en conjunto con palabras vanas y sin valor, y si la Torá se percata de que la boca de la persona se dedica a palabras menospreciables, mentiras y chismes, entonces ella “deja” la boca de esa persona, con lo que ésta permanece con su lengua impura y sucia.
Asimismo, nuestros Sabios dicen que la transgresión de lashón hará es como un muro que impide la aceptación de las plegarias; y si la persona ve que sus plegarias no son aceptadas, deberá investigar sus acciones y ver si su boca se encuentra libre de lashón hará. Siendo así, el camino comprobado para el éxito en el estudio de la Torá y para ver bendición en su esfuerzo es el cuidado de una boca pura y apta. Y así como Hakadosh Baruj Hu ve que la persona busca purificarse, desde el Cielo la apoyan y la ayudan para que lo logre.