PARASHAT HA´SHAVUA: «EMOR»

Parashá: «Emor» , אֱמֹר, Diré,  Levítico 21:1-24:23, Haftará sefardí:  Ezequiel 44:15–31. Darshán: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita


“Y ofrendarán un fuego para Hashem;
es [un día de] detención” (Vaikrá 23:36).

Acerca de la expresión “es [un día de]detención”, el Rambán, zatzal, escribe:

“Rashí explica: ‘[La frase] «Los detuve ante Mí» se puede explicar como un rey que invitó a sus hijos a convivir con él durante un número específico de días y cuando llegó el momento de despedirse, les pidió que por favor se quedaran un día más, pues le costaba separarse de ellos’.

Mas, en verdad, se puede explicar en base al versículo “Porque en seis días Hashem hizo los cielos y la tierra” —tres parejas de días—, y como el séptimo día, que es Shabat, no tenía pareja, la congregación de
Israel se convirtió en su pareja. ¿Y cómo se convirtió en su pareja? Por medio de Sheminí Atzéret —que es el octavo día desde el comienzo de la Festividad [de Sucot]—, pues en ese día, todo [el Pueblo de Israel] fue detenido ante Hashem.

Hashem ordenó, para la Festividad de las Matzot, siete días de santidad; y, además, ordenó contar siete semanas, que son cuarenta y nueve días. Y tanto los días de la Festividad como los posteriores a ellos son todos sagrados. Ya que al ordenar acerca del conteo exigió tanto que fuera de días como de semanas, se hizo un paralelo entre semanas y días. Y ya que en cuanto a la Festividad de Sucot, Hashem santificó el día octavo declarándolo una Festividad más con toda la santidad que ello implica, entonces, la octava semana después del conteo de las siete semanas, cuenta paralelamente con la misma santidad de Sheminí Atzéret, el octavo día de la Festividad [de Sucot].

Resulta también que los días que se cuentan entre la primera semana y la octava [del Conteo del Ómer] son como Jol Hamoed entre el primer día y el octavo día de la Festividad [de Sucot]. Entonces, el octavo día es el día de la entrega de la Torá, en el que [Hashem] les mostró [a los Hijos de Israel] Su fuego grandioso, y ellos escucharon Sus palabras provenientes del fuego. Y por ello, nuestros Sabios, de
bendita memoria, en todo lugar, llaman a la Festividad de Shavuot ‘Atzéret’, porque ese día es como el día octavo de la Festividad [de Sucot], pues así llamó el versículo [al octavo día desde Sucot]”.

En resumen de las palabras puras del Rambán: los días desde Pésaj hasta Atzéret se consideran como una sola Festividad prolongada, en que la [semana de la] Festividad de las Matzot es el primer día de
Yom Tov y la Festividad de Shavuot viene a ser el último día de Yom Tov. Y los cuarenta y nueve días de entremedio son como Jol Hamoed, periodo en el que una santidad superior se posa en esos días, que son de alegría para Israel. Los avrejim del colel me preguntaron que, si los días del Conteo del Ómer son considerados como días de alegría y como días de Jol Hamoed, ¿por qué nos conducimos en estos días con luto por la muerte de los alumnos de Ribí Akivá, a pesar de que nuestros Sabios, de bendita
memoria, dijeron que en Jol Hamoed no se hace luto? Pensé, besiatá Dishmaiá, que se puede responder a esta pregunta resaltando que es conocido el hecho de que la sabiduría de la sagrada Torá no es como las sabidurías foráneas. Esas sabidurías foráneas no requieren de una preparación previa antes de estudiarlas. Pero en el caso del estudio de la sagrada Torá, si la persona quiere adquirirla de forma íntegra y hacerla parte de su ser, lograr hacer con ella un cambio y una impresión para bien que
la santifique y purifique, y que la eleve en los niveles espirituales, tiene que purificar su pensamiento y deshacerse de lo que la pudiera molestar en su servicio a Hashem Yitbaraj. De esta forma, el cuerpo de la
persona se convierte en un recipiente apto para recibir la Torá, que residirá muy profundamente dentro de ella. Ello obliga a la persona a estar preparada a realizar una entrega total y renunciar a todos los
demás asuntos mundanales con el fin de estudiar la Torá y cumplir las mitzvot. Por ello, la Torá fue entregada en el desierto, un lugar en el que el individuo se encuentra separado de todo asunto. Esto le enseña a la persona que si lo que quiere es ameritar adquirir la Torá, tiene que desconectarse  de todo tema mundanal. Y el mérito de adquisición depende proporcionalmente de la preparación que haga la persona para recibir la Torá. Como alusión: si una persona vierte agua en un vaso que está al revés, el fondo invertido del vaso podrá contener tan solo unas gotas. Si volteara el vaso de costado, con la boca del vaso inclinada un poco hacia arriba, podría llenar un poco más de agua; pero si lo sostuviera de forma correcta, podría llenar el vaso a su mayor capacidad. Así mismo es respecto de la Festividad de Shavuot: cuanto mayor sea la preparación en pos de la recepción de la Torá, mayor será la capacidad de la persona para recibirla.Y el preparativo principal tiene que ser la rectificación de las cualidades y el mejoramiento de las acciones entre el hombre y su prójimo. La persona tiene que desarraigar de su ser las malas cualidades que se posan dentro de sí —como la altanería y el enojo, la venganza y el resentimiento, y demás cualidades similares—, y debe adquirir cualidades buenas y correctas, pues, de no hacer así, la Torá no podrá posarse en ella.

Ahora se puede comprender por qué nos enlutamos por los alumnos de Ribí Akivá aun en estos días que son considerados como Jol Hamoed, días de alegría. El motivo es para que el hombre recuerde e internalice en su ser el hecho de que los alumnos de Ribí Akivá fallecieron solo debido a que no se honraron los unos a los otros, a pesar de la grandeza de cada uno de ellos. Hashem no quiso la Torá de
ellos, por lo que murieron con una muerte extraordinaria y dura —Rajmaná litzlán—. De este hecho, el hombre debe aprender que, al aproximarse la recepción de la Torá en la Festividad de Shavuot, tiene
que corregir sus cualidades y rectificar sus senderos, y cuidarse de conducirse con amor y fraternidad y cariño extra hacia su prójimo, porque ese es un gran principio para recibir la Torá, como dijera Ribí Akivá:

“‘Y amarás a tu prójimo como a ti mismo’ es una gran regla en la Torá”.

No obstante, si el hombre no corrige sus cualidades, no cabe duda de que tampoco va a ameritar una gran recepción de la Torá; y como es sabido, el que no tiene Torá es considerado como muerto, porque sin Torá, de qué le sirve la vida, pues la Torá es nuestra vida y lo que nos alarga los días. Resulta que el hecho de rectificar las cualidades es algo imperioso para la vida, porque sin corregir las cualidades,
la persona no ameritará la Torá, y quien no tiene Torá no tiene vida y se considera como muerto. Y así como aquello que es peligro de vida tiene precedencia sobre el cumplimiento de Shabat, así mismo
aquello que se considera un peligro de vida tiene precedencia sobre Jol Hamoed.

Por ello, a pesar de que estos días entre la Festividad de Pésaj y la Festividad de Shavuot son considerados Jol Hamoed y deberían ser días de regocijo, nos enlutamos por los alumnos de Ribí Akivá para que el hombre recuerde sobre qué y por qué fallecieron aquellos hombres sagrados y puros, sola y únicamente debido a que no se cuidaron de rendir el honor debido al prójimo. De aquí podemos obtener una lección de moral para nuestra alma para corregir nuestros rasgos de carácter y sacar de nuestro ser las malas cualidades, y aceptar desde este momento en adelante conducirnos con cortesía, honor y respeto hacia el compañero, para así tener entonces el mérito de recibir la Torá.