PARASHAT HA´SHAVÚA: «HAAZINU»

Parashá: Haazinu, Escuchad, הַאֲזִינוּ‎ . Deuteronomio  32:1–52. Haftará : Oseas 14:2–10 Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita



“Hashem los dirigió solo, y no
hubo con Él deidad foránea”
(Devarim 32:12).

Moshé Rabenu advierte a los Hijosde Israel que para sentir la providencia Divina —que provee una supervisión meticulosa en todo detalle de la Creación, particularmente en el hombre, en condición de “Hashem los dirigió  solo”, como si el hombre fuera la única criatura sobre la faz de la tierra—, el hombre tiene que percibir, en lo que al Creador respecta, que Hashem es el Único que dirige todo en el mundo, y no hay nadie más fuera de Él. Y que no se le ocurra al hombre conducirse con doble cara, dedicando la mitad de su corazón al amor por Hashem Yitbaraj y dedicando la otra mitad al amor por lo material o los deseos terrenales de este mundo, los cuales son considerados, en este aspecto, como “deidades foráneas”. Cuando el hombre no dedica todo su amor completo al Creador, bendito sea Él, y no siente que Él es la única realidad dominante en el mundo, pierde la posibilidad de sentir el amor de Hashem hacia él y la providencia particular que Hashem le dedica.

Un hombre que está de pie en plegaria delante de Hashem, su Dios, y en ese momento, tanto su cabeza como su corazón están enfocados en sus negocios, o en algún trato en particular que quería cerrar ese día, dicho hombre no puede sentir ninguna calidez en su plegaria. Indudablemente, pierde el deleite del concepto “Hashem los dirigió solo” involucrado en la plegaria, porque dicho hombre “tiene consigo deidades foráneas” en la forma de dinero y demás cosas materiales, que ocupan un lugar considerable dentro de su pensamiento, al punto que, a veces, enfrían su servicio a Hashem.

Moshé Rabenu quería trasmitirles a los Hijos de Israel el mensaje de que cuando ellos llegaran a comprender esto, iban a tener paz mental y verdadera tranquilidad, ya que el esfuerzo propio hacia este enfoque amerita que Hakadosh Baruj Hu dirija al hombre en todos sus caminos y le provea una ayuda del Cielo y providencia Divina particular en todos sus emprendimientos. No hay tranquilidad ni verdad más grande que el hecho de saber que todas las acciones que le suceden a la persona, y todo lo que ocurre con ella, son producto de la providencia particular y específica de Hashem, la cual, al final, lleva al hombre hacia la serenidad y la paz mental, a partir del conocimiento de que todo lo que le sucede está programado desde el Cielo.

Y el hombre tiene que agudizar en su mente la perspectiva pura de Hashem, que se encuentra en condición de “Hashem los dirigió solo”, y no debe mezclar en su mente —jalila—perspectivas foráneas, en condición de “deidades foráneas”. Lastimosamente,encontramos muchas personas que se conducen con doble cara. Por un lado, en el corazón, desean estar conectados a la Torá; pero, por el otro, su Inclinación al Mal los incita hacia el “progreso” y la modernización, los cuales, a veces, son como “deidades foráneas”, por cuanto tienen el poder de alejar al hombre del sendero de Hashem, su Dios, y provocar un enfriamiento y menosprecio de las mitzvot —Rajmaná litzlán—.

Cuánto duele ver a aquellas personas, cuyo entusiasmo por el mundo terrenal los llevó a perder su identidad judía original, al punto de casi llegar a convertirse en goyim, y el corazón de ellos se encuentra tan frío en el servicio a Hashem que no tienen la fuerza para deleitarse en el cumplimiento de una mitzvá o en el conocimiento de un concepto hermoso de Torá acerca de la parashá de la semana. ¡Pobre del hombre que, por medio de su apego a lo material en su vida, llega a una situación en la que no siente el deleite verdadero de estar bajo la providencia Divina que Hashem tiene en el mundo, y la dulzura extrema que hay en la sagrada Torá!

El Ben Ish Jay (parashat Haazinu, primer año) se extiende en aclarar que la intención del versículo citado arriba recae sobre el porvenir, sobre el futuro en el cual Hashem reinará sobre toda la tierra, y “Hashem solo” dirigirá Su mundo y no habrá más “deidades foráneas”. En ese entonces, toda la realidad existente hoy en día en el mundo cambiará a algo nunca visto; todos los habitantes del mundo entero verán a simple vista la conducción milagrosa de Hashem (véase Yeshaiá 11:9; y véase Yirmeiá 31:33), cuando Hashem sea el Rey sobre toda la tierra; y en aquel día, Hashem será Uno solo y Su Nombre, uno solo (Zejariá 14:9). Entre los escritos, encontramos que, en esos días, el reino del mal será desarraigado, el tercer Bet Hamikdash descenderá del Cielo completamente construido y listo, sin necesidad de que el Pueblo de Israel se tenga que molestar en construirlo. Y cuando el Bet Hamikdash descienda del cielo en su esplendor, se revelará el reino de Hashem con toda su magnificencia, y todos reconocerán que Hakadosh Baruj Hu dirige Su mundo solo, y no hay con Él nadie más, no hay ninguna “deidad foránea”.

En aquellos días, habrá tanta bondad en el mundo que el lobo convivirá con el cordero y no habrá más guerras, tal como dice el Profeta (Yeshaiá 2:4):

“No cargará una nación contra otra nación espada, ni aprenderán más a hacer guerra”.

Dicen los escritos, además, que Hakadosh Baruj Hu dará una bendición particular y maravillosa a la tierra de modo que, si el hombre colocare una semilla de trigo en la tierra, ésta producirá pan de inmediato, pan listo para el consumo; si colocare una semilla de lino, enseguida se producirá una prenda de vestir; asimismo, si el hombre colocare una uva en una esquina de su casa, de inmediato, obtendrá un barril lleno de buen vino. Todo esto sucederá literalmente, y será la realidad que para nuestra generación parece difícil de aceptar.

Y para que el hombre crea en efecto todo lo que está escrito acerca de los días de la posteridad, tiene que sentir, ya desde hoy en día, la conducción especial de Hashem Yitbaraj sobre toda la creación, conducción con la que solo Él dirige el mundo entero. Y cuando el hombre crea y sienta con todo el corazón que Hakadosh Baruj Hu hace existir Su mundo Él solo, sin la ayuda o participación de ninguna otra fuerza o poder, le será más fácil creer también en la realidad milagrosa y maravillosa que sucederá en el futuro próximo, cuando el reinado de Hashem Yitbaraj gobierne sobre todo, y todos vean que Hashem es Uno y Su Nombre es uno.



R Avi Zarki