PARASHAT HA´SHAVÚA: «TAZRÍA»

Parashá: Tazría, תַזְרִיעַ, Conciba, Levitico 12:1–13:59.  Haftará: Reyes II,  4:42–5:19. Darshán: Yosi Goldman.


Que la Torá habla con un lenguaje refinado es un principio de los estudios bíblicos. El ejemplo clásico se encuentra en el Libro del Génesis. Ahí, cuando Di-s le dice a Noé que lleve a todos los animales al Arca, habla de los animales «limpios» (hatehorá) y los «animales que no son limpios (asher einena tehorá). A pesar que generalmente la Torá es cuidadosa con las palabras —cada letra aparentemente superflua es expuesta e interpretada por los Sabios —acá usa ocho letras (hebreas) adicionales para evitar usar la palabra temeá (literalmente «profanada» o «impura»).

Al hacer esto la Torá nos enseña que no debemos permitir que una expresión vergonzosa pase por nuestros labios. Cuando la Torá, deliberadamente, usa ocho letras extra que podrían haber sido evitadas diciendo simplemente la palabra temeá, es un fuerte mensaje para que nosotros cuidemos nuestro lenguaje.

Y sin embargo, una mirada superficial a la lectura de esta semana que trata de las leyes de impureza ritual causada por tzaarat («lepra») revela el uso numerosas veces de la palabra tamé. ¿Por qué en la historia de Noé la Torá sigue el camino de no usar una palabra negativa y acá la usa repetidamente, aparentemente en forma antojadiza?

La respuesta que dan los Sabios es que en Génesis la Torá está contando una narración histórica y por lo tanto puede ser sutil y no pronunciar una palabra negativa. Sin embargo, cuando se trata de la halajá, determinar la ley judía, uno no debe permitirse sutilezas o un lenguaje florido; uno debe ser claro como el cristal al establecer la ley. La Ley es sacrosanta y en temas legales no debe haber ambigüedades. Nuestra Parashá trata de «harás» y «no harás» que deben ser expresados en términos para nada inciertos. Cuando un rabino es llamado para responder una pregunta halájica no debe dar vueltas. Su respuesta debe ser clara e inequívoca. Y si es treif, ¡entonces debe proclamarlo treif!

Hablando en forma general, los rabinos deben ser amables, simpáticos y hablar bien. Deben sugerir, no demandar. El antiguo estilo de «fuego y azufre» no funciona bien hoy. Pero a veces los rabinos pueden ser tan amables, tan sutiles y tan poco exigentes. Y no sólo en temas halájicos, sino también al aconsejar.

Psicólogos y trabajadores sociales por principio, nunca pueden dirigir a sus clientes. Es parte de su código profesional no imponer sus opiniones o sus valores personales a aquellos que buscan su guía. Ellos tratan de ayudar a sus clientes a «distinguir el árbol del bosque» así pueden tomar sus propias decisiones, Los rabinos, por el otro lado no tienen dudas acerca de dar directivas. Después de todo, ¡es su trabajo!

Una vez una persona vino a verme para hablar de su terapeuta. «Ella no me dice qué hacer» se quejó. Le expliqué que los terapeutas no trabajan de esa forma. «¿Busca alguien que le diga qué hacer? Vaya a un rabino»

Si una pareja va en busca de consejo matrimonial, el consejero está para guiarlos en base a sus esperanzas y aspiraciones. ¿Realmente quieren trabajar en eso, o siguen su camino al abogado especialista en divorcios? Y si es esto último, el consejero muy bien puede ayudarlos en su camino. Un rabino no vacilará en explicar que el matrimonio es sagrado y debe ser llevado adelante, y que el divorcio es absolutamente el último recurso cuando todo lo demás falla. El consejero puede preguntar «¿Ustedes quieren seguir casados?» Mientras que el rabino puede decir «Ustedes deben seguir casados». Luego puede enviarlos a un consejero profesional que está comprometido en salvar matrimonios.

¿Recuerdan al cleptómano que tropezó con un viejo amigo?» El amigo recordó cuan culpable se había sentido a causa de su compulsión a robar y le preguntó si aun persistía el problema. «No» dijo el individuo. «Fui a un psiquiatra y me ayudó a resolver mi problema». «Eso es fantástico, ¿ya no robas más?» Preguntó el amigo. «Seguro que robo. Pero ya no me siento culpable».

Quiera Di-s que los rabinos sean suaves, sustentadores, amistosos, amables y gentiles. Quiera Di-s que ellos den directivas claras cuando deben hacerlo.

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