PARASHAT HA´SHAVÚA: «TETZAVE / ZAJOR»

 Parashá: Tetzavé, תְּצַוֶּה,  Mandarás, ordenarás. Exodo 27:20–30:10. Haftará sefaradi de Shabat Zajor: Samuel I,  15:1–34. Por ser el Shabat  anterior a Purim,  también se lee  “Zajor” (Deuterenomio 25:17-19) en la cual leemos la orden divina de recordar la maldad de Amalek y de destruirlo de las faz de la tierra. Darshán: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita.


“A una de las ovejas, harás en la
mañana; y a la segunda, la harás
al atardecer” (Shemot 29:39).

Rabenu Yosef Jaím, ziaa, el Ben Ish Jay, cita en parashat Pinejás, año uno, que la razón por la que se trae el Korbán Olat Tamid (‘la ofrenda de elevación constante’) en la mañana y al atardecer es porque la
ofrenda de elevación de la mañana expía los pecados de la noche y la ofrenda de elevación del atardecer expía los pecados del día. Y ya que el korbán se compra con dinero de la congregación, éste tiene el
poder de expiar los pecados de todo el pueblo. Y agrega el Ben Ish Jay que con las letras de la palabra en hebreo olat עולת) : ‘elevación de’) se puede formar también la palabra tolá ( תולע : ‘gusano’), que viene a indicar que existen ángeles malos que son parte de la kelipá, y tienen la condición de un gusano que quiere comer y acabar con lo que se le ponga por delante. Y cuando nosotros ofrendamos el Olat Hatamid de la mañana, debilitamos a aquellos ángeles de modo que no puedan hacernos daño o acabar con nosotros.

Así como existe un ángel de sufrimientos llamado Tolá ( תולע ), también existe un ángel de pureza llamado igualmente Tolá, cuya función es la de debilitar la fuerza del Tolá malo, con el propósito de que
aquel no pueda llevar a cabo su objetivo. Tanto uno como el otro fueron creados por Dios. Pero ¿de dónde absorbe el Tolá bueno su fuerza para poder actuar contra el Tolá malo? Del hecho de que el Pueblo de Israel ofrenda el Olat Hatamid por la mañana y al atardecer. Por el mérito del ofrecimiento de estos korbanot, el Tolá bueno obtiene la fuerza para vencer al Tolá malo.

Esa es la razón por la que Hakadosh Baruj Hu se dirigió a Yaakov Avinu y le dijo (Yeshaiá 41:14):

“No temas, Toláat
(‘gusano de’) Yaakov; es decir, no temas
del Tolá de la kelipá ni de las fuerzas de
la impureza, debido a que tú también
tienes un Tolá con el poder de aniquilar
a tu enemigo”.

Nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado de Nedarim 81a; Tratado de Shabat 119b y Tratado de Bavá Metzía 30b), preguntan:

“¿Por qué fue desolada
la Tierra [de Israel]?”.

Con ello quisieron decir que, si el Korbán Tamid estaba supuesto a proveerle poder al Tolá bueno
para batallar con el Tolá de la kelipá, entonces, ¿cómo pudieron los goím devastar la Tierra de Israel?
Esta pregunta se refuerza por el hecho de que en Jerusalem vivieron grandes Talmidé Jajamim, que poseían un espíritu profético, de un nivel muy elevado que no se podía medir. Esos Talmidé Jajamim
tenían el poder de forzar a los ángeles ministeriales a batallar contra las fuerzas de los destructores; dichos ángeles ministeriales no les darían a los goím la posibilidad de destruir la Tierra de Israel
(Midrash Zuta Ejá 1:7). Entonces, ¿cómo los destructores obtuvieron el permiso para arrasar?

Esta pregunta fue formulada a los Sabios y a los Profetas, quienes no supieron responderla.Hasta que vino Hakadosh BarujHu Mismo y la respondió (Yirmeiá 9:12):

“¿Por qué la Tierra [de Israel] fue destruida?
Porque abandonaron Mi Torá”

Y la Guemará (Tratado de Nedarim 81a) ofrece varias razones que avalan la amonestación de Hakadosh Baruj Hu a los Hijos de Israel: que fue debido a que no bendecían antes de leer la Torá; porque los infantes dejaban de estudiar Torá; y también porque se apegaron a la letra de la ley en demasía y, aunque cumplían las leyes de la Torá, impartían justicia implacable sin aplicar la cualidad de la misericordia. Y, además, por fuerza mayor, habían dejado de traer la ofrenda de elevación constante, pues se les habían acabado los animales para ofrecer, y como el korbán viene a expiar los pecados del día y los de la noche, no tenían forma de expiar; por ende, perdieron la protección.

El Pueblo de Israel se fortalece sobre sus enemigos solo cuando ofrendan el Korbán Tamid, el cual es un símbolo de elevación y superación, y, por ende, tiene el poder de darle fuerza al Tolá de la santidad. Y es necesario que dicho Tolá esté en condición de elevarse y superarse constantemente, como un avión que para poder despegar y mantenerse en vuelo requiere de una fuerza constante, a fin de no perder altura y caer. Pero desde que el Pueblo de Israel había dejado de ofrendar el Korbán Tamid, el Tolá de la santidad no tenía más fuerza para vencer a la kelipá de la impureza; por ello, los goím pudieron destruir Jerusalem. El Pueblo de Israel dejó de ofrendar el Korbán Tamid el 17 de tamuz debido aque no les quedaron más ovejas (véase el Tratado de Arajín 11b, y Rashí allí). Pero en lugar de preocuparse por el hecho de que no les quedaban más ovejas y de meditar cómo fue que habían llegado a esa situación de carencia, permanecieron serenos y no se dedicaron a sopesar si esa situación era una señal del Cielo para que se dedicaran a corregir sus actos. Por ejemplo, cuando una madre ve que su hijo no crece y no se desarrolla como debe, o que duerme más horas de las normales, de inmediato, se despierta en su corazón la sospecha de que algo no anda bien. Entonces, recurre a los médicos en busca de descubrir el origen del problema. De la misma forma, cuando el hombre sospecha que no se está elevando, sino que permanece siempre en el mismo nivel —o que, al contrario, está descendiendo de nivel, jas veshalom—,
tiene que preocuparse por ello y no puede descansar o permanecer tranquilo hasta que encuentre una solución al problema. Debido a esto, Hakadosh Baruj Hu estableció que, al envejecer, los cabellos de la
persona cambien de color. Al principio son negros, pero después se emblanquecen conforme la persona vaya envejeciendo. Asimismo, el rostro de la persona no permanece terso y reluciente como en la
juventud. Todo esto, ¿por qué? ¡Si Hakadosh Baruj Hu podría crear una realidad en que la persona dejara este mundo después de sus 120 años luciendo como un adolescente! ¿A qué se debe que la
persona se vea tan diferente y desgastada al fallecer anciana? El fundamento radica en que las señales
de la vejez vienen para despertar a la persona, que se dé cuenta de que ella no está protegida para siempre, que sus años sobre la tierra están fijados y tienen un límite, y que llegará el día en el que dejará
este mundo y será enterrada. Sabiendo esto, todo judío debe despertar y aprovechar sus días, estudiar Torá y cumplir las mitzvot, pues llegará el día en el que la elevación espiritual le será tomada de las manos, y será juzgado de acuerdo con sus acciones y no podrá corregir lo hecho.

Asimismo, el Pueblo de Israel tenía que haberse despertado, y preocupado de buscar la razón de por qué de pronto no tenían más la posibilidad de ofrendar el Korbán Tamid. El solo hecho de que se había agotado el rebaño para sacrificar indicaba que habían afectado su estudio de Torá y no se habían dedicado a ella con integridad. Pero, como el Pueblo de Israel permaneció indiferente y no buscó
el origen para establecer el Tolá de la santidad, las fuerzas del mal se fortalecieron y lograron destruir Jerusalem. En nuestros días, en que no tenemos el Bet Hamikdash ni la posibilidad de ofrendar el Korbán Olat Hatamid, cada judío tiene la obligación de elevarse en la sagrada Torá, y hacer una introspección respecto de sus actos, si es que son debidos o si requieren de corrección. Y cuando la persona se conduce de esta forma, refuerza el poder de la pureza y la santidad ante las fuerzas de la impureza.



Y así  suena, con nosaj marrokai,  en la voz de Itamar Malka