PARASHAT HA´SHAVÚA: «TSAV»

Parashat Tzav, צו, ordena.  Levitico.  6:1–8:36. Haftará de Shabat Gadol:  Malaquías  3:4–24. Darshán: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita


El Rambam, en su Séfer Hamitzvot (mitzvá 157), escribe:

“Recibimos el precepto de relatar la salida de Egipto en la noche del quince del mes de nisán, al comenzar la noche, de acuerdo con la claridad de la persona que hace el relato.Y todo el que aumente en relatos, y se extienda en ellos, engrandeciendo lo que hizo Hashem en nuestro favor y contando acerca de lo que nos hicieron los egipcios —con sus impuestos y el yugo que nos impusieron—, y acerca de cómo Hashem se vengó de ellos en nuestro nombre es de alabar. Hay que incrementar nuestro agradecimiento a Él, alabándolo por todo el bien que nos invistió; y cuanto más hiciere es mucho mejor, como dijeron [nuestros Sabios, de bendita memoria,]: ‘Todo el que se extiende en contar acerca de la salida de Egipto es alabado’ ”.

Y ya objetaron los comentaristas, al respecto de estas palabras del Rambam, que cada día nosotros mencionamos, en la Keriat Shemá, la sección acerca de la salida de Egipto. Siendo así, ¿qué diferencia existe entre todas las noches del año en las que se menciona la salida de Egipto y la noche del Séder de Pésaj, en la que es una mitzvá por sí misma el contar sobre la salida de Egipto?

Para explicar este tema, podemos decir que es sabido que la costumbre es algo muy malo, por cuanto el hombre que se acostumbra a hacer algo en particular, aun cuando se trate de una mitzvá, a fin de cuentas, no siente en absoluto “vida” en el cumplimiento de dicha mitzvá. Al contrario, para esa persona, esa mitzvá se convierte en una mitzvá automática (v. Yeshaiá 29:13), y así la persona pierde todo el deseo de cumplir mitzvot. Así mismo sucede respecto del tema mencionado anteriormente se  puede decir que la Torá viene a instruirnos sobre un punto importante en el servicio a Hashem Yitbaraj. El hombre que tiene que hacer muchas veces cierta actividad, o que tiene que mencionar repetidas veces cierto tema, es probable que llegue a acostumbrarse a hacer dicha actividad o a mencionar aquel tema. No obstante, la Torá quiere que el hombre “viva” lo que le ordenó hacer o mencionar repetidas veces; que lo experimente, para que, al momento de cumplir dicha orden, absorba la abundancia de la santidad de ese asunto al que se dedica. No solo eso, sino también que el hombre despierte en todo el mundo la conciencia acerca de dicha santidad para que los demás se deleiten en ella. O podría ser que incluso sean influenciados a tomar conciencia de esa santidad, aun sin llegar a experimentar aquello que les provoca aquel deleite. Pensé que por eso Hakadosh Baruj Hu les ordenó a los Hijos de Israel que ataran una res a la pata de sus camas (Mejiltá, parashat Bo) para que se acordaran por lo menos una vez al año del milagro de Pésaj, y no llegaran a acostumbrarse a ello, en condición de “mitzvá acostumbrada”. A ello se refiere la orden de atar la res a “la pata” de la cama, pues la palabra haréguel (-הרגל’ :la pata’) tiene las mismas letras que la palabra herguel (הרגל : ‘costumbre’), para insinuar que uno no debe cumplir las mitzvot por costumbre.

Por este motivo, la noche de Pésaj no se parece en nada al resto de las noches del año. En la noche de Pésaj, los Hijos de Israel salieron de Egipto, y solo por medio de que la persona se imagine a sí misma como si ella hubiera salido de Egipto, acciona, de esta forma, una fe que influye en todo el mundo, y lo eleva con todos los milagros que Hakadosh Baruj Hu hizo por los Hijos de Israel en Egipto hasta nuestros días. Es por eso por lo que, en Pésaj mismo, la persona tiene que sentir como si ella misma hubiera salido de Egipto. Incluso por la fuerza de la noche del Séder, el hombre absorbe el poder de la fe en la salida de Egipto cada año, para mencionar cada noche [del resto del año] el milagro de la salida de Egipto, pues la influencia de la sagrada noche del Séder es tan grande que permite influir un bien para todo el resto del año. Por ello, es toda una mitzvá en sí misma el hecho de mencionar la salida de Egipto en la noche del Séder, más que la mención que se hace en los demás días del año, porque de esta noche de Pésaj absorbemos la santidad de la festividad de la salida de Egipto para propagarla en todos los
demás días del año.

Y si fuéramos más precisos, encontraríamos que la fe de los Hijos de Israel influyó en el mundo entero. He aquí que del poder de la fe de los Hijos de Israel en que Boré Haolam les haría el milagro de la partición del Mar Rojo, dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado de Sotá 36b), que las tribus de Yehudá y de Biniamín saltaron al mar con abnegación y alcanzaron una fe íntegra y firme. Así dice el versículo (Shemot 14:31): “Y creyeron en Hashem y en Moshé, Su siervo”. Es decir, todo el mundo fue influenciado por el poder de ese milagro. Los Hijos de Israel necesitaban corroborar que todas las plagas que Hakadosh Baruj Hu infligió sobre Egipto habían sido solo para ellos (los Hijos de Israel).

Hakadosh Baruj Hu, por cuenta propia, habría podido enviar una sola plaga fulminante sobre Egipto y así hubiera exterminado a todos los egipcios. En vez, envió las diez plagas por los Hijos de Israel, para que éstos conocieran y creyeran en Hashem Yitbaraj, y supieran que fue Él Quien afligió a los egipcios. Pero, por cuanto los Hijos de Israel ya se habían acostumbrado a todo lo que habían visto en Egipto —lo que provocó que su fe pudiera llegar solo por medio de una costumbre—, ellos no realizaron una acción con la que los egipcios recibieran una influencia del poder de la fe en Boré Haolam como era debido. Debido a ello, los egipcios siempre llegaban a “olvidar” todo lo que les sucedía, y se bastaban de su propia fe, porque nosabían si Hakadosh Baruj Hu se estaba vengando de ellos o lo estaba haciendo por honor a los Hijos de Israel. Y debidoa la fe endeble de los Hijos de Israel, Hakadosh Baruj Hu endureció el corazón de los egipcios para aumentar cada vez otra plaga más, para incrementar así su creencia en Él aún más. Y no solo para eso, sino para que los Hijos de Israeldespertaran ellos mismos y llegaran a alcanzar una fe íntegra en Hashem. Como prueba de ello, solo un quinto de los Hijos de Israel salió de Egipto (Tanjumá, Beshalaj 1). Todo esto se debió a que aquellos que murieron en la plaga de la oscuridad
tenían una fe muy débil.

No obstante, para cuando los Hijos de Israel estuvieron a la orilla del Mar Rojo y pasaron la gran prueba de arrojarse al mar con abnegación, llegaron a tener una fe inmensa, que fue la que activó el gran milagro que se obró en su nombre. Resulta, consecuentemente, que la fuerza de la fe firme en que Hakadosh Baruj Hu les iba a hacer aquel milagro provocó que se despertara una gran conciencia de la que los mismos egipcios dudaban hasta ese momento. Los egipcios dijeron que indudablemente Hakadosh Baruj Hu había sido el que guerreó porlos Hijos de Israel en Egipto, y no como habían pensado hasta ese momento, que dudaban de la fe de los Hijos de Israel en Hakadosh Baruj Hu.