PARASHAT HA´SHAVÚA: «VA´ERÁ»

Parashá: «Va´Erá» וָאֵרָא, Apareció.  Exodo 6:3 . Haftará sefaradit: Ezekiel 28:25–29:21. Darshán: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita


“Hashem le dijo a Moshé: ‘Entra a la presencia
del faraón, porque Yo he endurecido su corazón y
el corazón de sus siervos, para mostrar entre ellos
éstas, Mis señales’ ” (Shemot 10:1).

El Rambán, ziaa, cita, acerca de la parashá, lo que dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, en el Midrash (Shemot Rabá 13:3), sobre el versículo (Shemot 10:1): “porque Yo he endurecido su corazón”, que Ribí Yojanán ‎dijo: “Esto les da pie a los renegados para argüir que no se le dio al faraón la opción de volver en teshuvá”. Ribí Shimón Ben Lakish dijo:

“¡Que sean calladas las bocas de los renegados! ‘Ciertamente, Él escarnece a los escarnecedores’ (Mishlé 3:34).

Cuando Hakadosh Baruj Hu le advierte al hombre una primera, una segunda, una tercera vez, y el hombre no se arrepiente, entonces, le cierra las puertas del arrepentimiento, para pagarle como corresponde porsu pecado. Así fue con el malvado faraón; Hakadosh Baruj Hu le advirtió cinco veces, pero él hizo caso omiso a Sus palabras. Entonces, Hakadosh Baruj Hu le dijo:

‘Te empecinaste y endureciste tu corazón; entonces,
Yo te incremento tu propia impureza’”.

Y escribió el Rambán, para esclarecer este Midrash:
“Porque la primera mitad de las plagas se le cuentan al faraón en su contra, ya que en todas ellas él fue quien endureció su corazón, porque no quiso enviar a los Hijos de Israel. Pero de no haber endurecido Hashem el corazón del faraón cuando las plagas se envigorizaron en su contra, él no habría podido soportarlas, pues se le hubiera suavizado el corazón y hubiera permitido que los Hijos de Israel salieran. Esto habría sido solo a causa de los duros golpes de las plagas y no porque realmente hubiera querido cumplir con la voluntad del Creador. Fue entonces que Hashem le endureció el espíritu y le dio coraje en el corazón para que engrandeciera Su Nombre [una vez que el faraón se sometiera finalmente y dejara salir a los Hijos de Israel]”.

Lo que escribió el Rambán acerca de que el faraón debió haber dejado salir a los judíos en cumplimiento de la voluntad de Hashem, quiere decir que, de las plagas, el faraón debió haber aprendido la grandeza de Hashem y hacer teshuvá y cumplir con Su voluntad, pues para eso Hakadosh Baruj Hu trajo la plaga de la oscuridad al final, después de la gran mayoría de las plagas, antes de la de la muerte de los primogénitos. La plaga de la oscuridad tuvo que llegar casi al final, como escribió Rashí, porque en aquella generación hubo, entre los Hijos de Israel, malvados que no quisieron salir de Egipto, y todos éstos murieron en los días de la oscuridad.

Por esto, Hakadosh Baruj Hu esperó y no mató a aquellos malvados del Pueblo de Israel, pues les dio la posibilidad de que quizá, cuando vieran ellos también las ocho plagas que la mano poderosa de Hashem había traído sobre Egipto, entonces, se darían cuenta de la grandeza de Hashem Yitbaraj y del hecho de que Hakadosh Baruj Hu beneficia a todos los Hijos de Israel por igual. Y, además, Hashem quería que reconocieran que no podían esperar ningún bien de los egipcios, ya que éstos habían sido golpeados y humillados. Así, aquellos malvados de Israel debían haber hecho teshuvá y debían querer salir de Egipto como todo hijo de Israel que teme la palabra de Hashem. No obstante, por cuanto Hakadosh Baruj Hu ya había traído ocho plagas y los malvados aún no retornaban de su mal sendero, y todavía querían permanecer en Egipto y no salir con Moshé Rabenu, entonces, Hakadosh Baruj Hu les trajo la plaga de la oscuridad, en la que murieron todos aquellos malvados. De la misma forma, el faraón debería haberse asombrado de todos los milagros y las maravillas que presenció y que su pueblo sufrió, para volver en teshuvá, pero como no lo hizo, Hashem le endureció el corazón.

He aquí que aprendemos que Hakadosh Baruj Hu no le impidió al faraón que hiciera teshuvá, sino que solo endureció su corazón para que después no se arrepintiera debido a la dureza de las plagas. En verdad, el hecho de que el malvado faraón no hubiera vuelto en teshuvá es algo asombroso, ya que los egipcios ya habían reconocido la realidad de la existencia de Hashem Yitbaraj y de que Él tiene el poder de hacer todo lo que quiere.

También el Midrash (Shemot Rabá 9:12) dice que en el transcurso de 24 días antes de cada plaga, Moshé Rabenu, alav Hashalóm, advertía al faraón acerca de la plaga inminente. Con esta conducta, Hashem le daba tiempo al faraón entre una plaga y otra para reflexionar de verdad y arrepentirse. Siendo así, es asombroso que no se arrepintiera. Al parecer, el faraón no se arrepintió debido a que él se consideraba a sí mismo como una deidad. Y vemos que ocurre lo mismo entre las personas que han pecado, pues creen en Hashem Yitbaraj, y saben que no deberían haber pecado, y que en verdad si quisieran, podrían hacer teshuvá completa, pero debido al orgullo no se arrepienten por completo ante Hashem Yitbaraj. No obstante, cada persona debe reflexionar acerca de la verdad de la existencia de Hakadosh Baruj Hu; Él creó todo el universo, con todos sus mundos, y solo en Su mano está el poder de hacer lo que a Él mejor le parezca, tanto en los mundos superiores como en los inferiores. Por eso, hay que atender Su mandato y hacer Su voluntad. De esta forma, toda persona podrá volver en teshuvá ante Hashem, como dice el versículo (Yeshaiá 6:10):

“y su corazón comprenda, y se arrepienta y sane”.