PARASHAT HA´SHAVÚA: «VA´YAKIRÁ»

Parashá: ויקרא, Va´Yikrá, Llamó. Levitico 1:1–5:26. Haftará sefaradit: Isaías 43:21–44:23. Darshán: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita.


“Háblales a los Hijos de Israel, y diles:
un hombre que ofrendare de vosotros
una ofrenda de las bestias para Hashem,
del vacuno y del lanar ofrendarán
vuestro sacrificio” (Vaikrá 1:2).

Sacrificio del antiguo pacto, Rubens

Hakadosh Baruj Hu se le apareció a Moshé Rabenu en la Tienda de Reunión y le dijo que les ordenara a los Hijos de Israel acerca del tema de los sacrificios, tal como dice el versículo: “un hombre que
ofrendare de vosotros”. Aparentemente, el versículo insinúa que lo apropiado habría sido que la persona se ofreciera a sí misma en sacrificio ante Hakadosh Baruj Hu. Podríamos explicar que, así como una
bestia es degollada y elevada delante de Hashem Yitbaraj, igualmente, la persona tiene que prepararse a sí misma para presentarse como sacrificio ante Hashem. El que medite acerca de este tema verá que
estas palabras no son nada simples, en absoluto, ya que el animal es llevado a ser degollado y ofrendado sobre el Mizbéaj, aun cuando el animal no quiera, y en contra de su voluntad. No así ocurre con el hombre, quien tiene fuerza y voluntad, por lo que no se lo puede, de ninguna manera, obligar a que sirva de sacrifico para Hashem.

Entonces, ¿cómo podría el hombre lograr alcanzar la voluntad profunda de llegar a querer entregar su alma en favor de Hashem, su Creador? Se podría explicar, de acuerdo con las palabras del Rambán, que todo el propósito de los korbanot es para que el hombre contemple y medite acerca de lo que se le hace
al animal, y piense que todo eso hubiera correspondido que le sucediera a él. Pero, ya que el Atributo de Hakadosh Baruj Hu es el de la misericordia, Él le ordenó al hombre que, en lugar de ofrendarse a sí
mismo, ofrende en sacrificio una bestia, con el fin de que la bestia ofrendada expíe sus pecados. Y cuando el hombre vea cómo es degollada la bestia, cuya sangre es salpicada sobre el Altar, de inmediato,
tendrá pensamientos de arrepentimiento, volverá en teshuvá, y buscará la forma de apaciguar a Hashem, para no merecer lo que se le hizo a la bestia. Pero desde que fue destruido el Bet Hamikdash y se dejaron de ofrendar los sacrificios, tenemos la obligación duplicada de sacrificar nuestra voluntad y anularla frente a la voluntad de Hashem, ya que hoy en día no tenemos sacrificios que puedan expiar nuestras malas acciones. Lamentablemente, a veces, debido a que uno se ha acostumbrado a cumplir cierta mitzvá, la lleva a cabo de forma automática, sin sentimiento o afecto por la mitzvá. En una situación de esta índole, la mitzvá no surte el efecto debido, y no tiene el poder de brindarle satisfacción al Creador del mundo.

Esto viene a enseñarnos que, por el sendero por el que la persona quiere ir, lo conducen desde el Cielo; y al que quiera purificarse, lo ayudan. Cuando Hakadosh Baruj Hu examina la voluntad de la persona de querer sacrificarse en Su favor, entregando su alma en pos de la Torá y de las mitzvot, entonces Él le
provee una bendición especial en sus actos con el fin de que, en efecto, pueda apegarse al sendero que quiere seguir. Es sabido que a los niños pequeños se les comienza a enseñar Torá con la parashá de Vaikrá, que trata de los temas de los sacrificios. Pero debemos comprender por qué es así, pues, los
detalles de los sacrificios son muchos y complicados, y aparentemente, lo mejor sería que los niños tiernos aprendieran primero acerca de la Creación del mundo y de los actos de nuestros Patriarcas, y
solo después, aprendieran acerca de los sacrificios. La explicación es que los niños tiernos tienen una pureza prístina que se va perdiendo con el correr de los años. Y debido a esa pureza misma, el niño está
dispuesto a entregarse por completo a cambio de una simple golosina, ya que los niños pequeños sienten una entrega total por aquellas cosas que les son importantes a sus ojos, por fuerza de la pureza íntegra que poseen en su seno. Por ello, los Sabios, en el ámbito de la educación de los niños, encausaron
aquella pureza íntegra hacia la entrega total en el servicio a Hashem Yitbaraj, ya que, así como están listos para entregar sus almas por una simple golosina, así también estarán preparados para vivir
en santidad, santificando el Nombre de Hashem, al entregarse por completo al cumplimiento de la voluntad de Hashem Yitbaraj.

Y no hay un tema tan relevante que despierte esa entrega total como el tema de los sacrificios. El niño es expuesto desde muy temprana edad a lo que se le hace a una bestia, y, sabiendo que todo lo que le sucede a esa bestia es lo que le debería suceder al hombre, el niño de inmediato se acostumbra a doblegarse ante
la voluntad de Hashem con total entrega, con el fin de que —jas vejalila— no le suceda a él lo que le sucedió a la bestia. En la palabra vaikrá que aparece en el versículo, la letra álef es más pequeña que el resto de las letras. Esto viene a enseñarnos que el hombre debe aprender de los pequeños en la sociedad, que se asemejan a esa letra álef pequeña. Así como los pequeños, en su pureza, están dispuestos a entregar sus almas a cambio de cualquier golosina, así el hombre debEeducarse a sí mismo y acostumbrarse a entregar su alma al estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot.

Todo hombre fue creado en el mundo con algún propósito. Cuando el hombre desciende a este mundo terrenal, tiene que llevar a cabo el arreglo que vino a componer y cumplir con el destino para el cual fue creado. Lo difícil para la persona es saber cuál es su propósito, qué es lo que vino a componer y para qué su alma descendió a este mundo. Ya que todo este mundo está lleno de numerosas pruebas difíciles, ¿cómo puede el hombre saber cuál es la prueba destinada para él, a través de la cual compondrá lo
que vino a hacer en este mundo? Podemos decir que precisamente aquello en lo que un hombre encuentra dificultad en servir a Hashem, en eso debe enfocarse a componer con todas sus fuerzas. Por ejemplo, en el caso de un hombre a quien le es muy difícil levantarse por las mañanas para rezar con
minián, lo más probable es que desde el Cielo le manden esa dificultad, porque lo que él tiene que componer es reforzar el tema de la tefilá. Y cuando ese hombre se sobrepone a su deseo de continuar
en la cama, se levanta y va a rezar con minián, haciéndolo con entrega total, está componiendo aquello que vino a arreglar en este mundo.

Aquel que medite al respecto verá que la vida está llena de angustias y pruebas, y ya que nadie puede asegurar que va a vivir hasta los 120 o que él y su familia atravesarán toda vicisitud con bien y sin problemas, no existe persona que sepa cuándo le vendrá alguna angustia a su hogar —Rajmaná litzlán—. Por lo tanto, todo hombre tiene que reconocer aquellos puntos débiles en su servicio a Hashem y dedicarse a reforzar aquellos campos que requieren de refuerzo, con total entrega. Y cuando Hakadosh Baruj Hu vea que la persona se esfuerza en cumplir con Su voluntad bendita y en componer lo que debe, entonces, Él le proveerá una protección particular.




Cantilación nosaj Yerushalmi Sfaradi