PASAPORTE 128: LA OPERACIÓN ESPAÑOLA QUE SALVÓ A CIENTOS DE JUDÍOS

En 1967, el ministerio de Asuntos Exteriores español realizó una operación secreta para salvar y repatriar a un gran número de judíos egipcios.


En junio de 1967, cuando la llamada Guerra de los Seís Días, en Israel era primer ministro Levy Eshkol. En Egipto, Nasser. En España, Franco.  A finales de ese mismo mes,  el ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de España puso en marcha una operación secreta. Objetivo: salvar y traer a España a cientos de judíos que habían sido confinados en pútridas cárceles egipcias por el mero hecho de ser judíos. No importaba que también fueran egipcios.  El nombre de la operación para salvarlos fue el número del telegrama que Madrid envió a su embajada de El Cairo: 128. El nombre del embajador que recibió la orden, Angel Sagaz Zubelzu  (Madrid, 1 de marzo de 1013)

Las fuerzas del orden de lo que entonces se llamaba República Arabe Unida -Egipto, para entendernos- atemorizaron a los judíos egipcios -en su mayoría sefardíes-  mientras se luchaba en el Sinaí. No había familia que no tuviera a uno de sus miembros en la cárcel por el mero hecho de ser judío. Cifras: 2500 judíos censados, de los cuales 425 estaban presos.

Según cuenta Manuel Sagaz, el hijo del embajador en cuestión, a principios de junio, miembros de la comunidad judía de Madrid y algunas organizaciones estadounidenses se habían dirigido al gobierno español suplicando ayuda para los judíos egipcios. Y  Franco aceptó ayudar. Para ello, se podía reclamar a aquellos judíos sefardíes como ciudadanos españoles.

El reconocimiento de la ciudadanía española para judíos sefardíes no es cosa nueva, sino de los años ´20 -decreto de 1924- cuando gobernaba José Antonio Primo de Rivera. De este decreto se sirvió Briz para salvar a los judíos húngaros. Y lo mismo haría Sagaz. (José Antonio Lisbona, Más allá del deber )

Un telegrama de la embajada de El Cairo al ministro de exteriores en Madrid, Fernando María Castiella.

Me permito adjuntarle dos listas de las personas de origen judío evacuadas hasta el presente. La primera, de 10, está formada por aquellos españoles de origen judío que con anterioridad a la Guerra de los Seis Días tenían pasaporte español. La segunda lista, de 131 personas, corresponde a las que han recibido documentación española después del 4 de junio. La diferencia es significativa»

El diario francés en el que se destapó la operación

Sagaz era amigo personal de Nasser y éste sabía que Franco no había reconocido al Estado de Israel. Sagaz aseguró a Nasser que ninguno de los judíos liberados contaría lo que vivieron en las cárceles. Pero no fue así. En un diario francés, uno de ellos, contó todas las torturas a las que fueron sometidos en los penales egipcios. Tras él, se animaron a abrir la boca unos cuantos más, que ratificaban y coincidían en esas torturas en Tora, al sur de El Cairo, y Abu Zabal, en el norte de la capital, y en  la prisión de mujeres de Qanater, en el delta del Nilo (en la que operaba la mujer de Sagaz, Ursula, presidenta de Cáritas)

Iba a recoger a los judíos que eran excarcelados, les firmaba el pasaporte y en un coche con matrícula diplomática los trasladaba a Alejandría para que tomaran el barco

Las primeras remesas de refugiados partieron del puerto de Alejandría en los buques españoles «Benidorm» y «Benicarló»,  con destino a Marsella, Génova o Barcelona.

Buque de los judíos de Egipto entrando en Barcelona.

Testimonio de Ovadia Yerushalmi, de 72 años:

 «En aquel momento nadie nos informó de la implicación de la embajada española en El Cairo. Nos entregaron los pasaportes españoles poco antes de tomar el vuelo hacia Francia. No teníamos la más remota idea del porqué de aquellos pasaportes. Nos pareció una ironía. Habíamos vivido en Egipto como apátridas y nos convertíamos en españoles en nuestra huida del país»

Un pasaporte de los que hizo Sagaz en El Cairo

Sagaz, después, fue promocionado a la embajada de Whashington. Muchos años más tarde, un hijo suyo, en Nueva York, se presentó en cierta librería para optar a un puesto de trabajo con el que pagarse los estudios. El libero le dijo: Tu padre me ayudó a salir de Egipto y yo te ayudaré a ti.