¿POR QUÉ FUE ASESINADO YEHUDÁ ALITIENZ?

Un misterio sangriento entre los legajos de los archivos y protocolos de la ciduad de Huesca.


Según  E. Benedicto Gracia, en el Protocolo Nº 155 del notario Antonio Bonifant, en la aljama de Huesca, para el año de 1475, constan registrados 118 casatenientes, es decir, 118 nombres de propietarios de una vivienda; si a este número de judíos sumamos el de los judíos francos -exentos de tasas y por tanto fuera de los registros históricos- más los insolventes, mujeres, niños y demás, como clérigos, podemos estar hablando de unos qunientos individuos, que sería más o menos un 17% de la población total de la ciudad. Y esto la convierte en este momento en la segunda aljama más populosa de Aragón, con alcurnias de raigambre secular en Huesca, como los Almosnino, los Suri, los Bivach, los Xuén, los Carhea, los Alitienz…

En 1465, Baruj Alitienz, mercader, y su esposa Bonadona Avinardut, eran padres de Yehudá. Ambos apellidos han dejado rastro en los archivos desde fechas tan lejanas como 1164, caso de Salomon Alitienz, o de un quemado por la Inquisición en 1490. Los Avinardut aparecen a mediados del S XIII,  como reparadores de las murallas o como médicos de la aljama oscense.

Baruj Alitienz, pocas décadas después del desastre de 1391,  comercia con lana y pieles en grandes cantidades ; y, además,  es el clavario de la aljama, esto es, el que tiene las llaves de la sinagoga,  quien organiza toda actividad en ella  y quien  lleva la contabilidad de la misma: el shamash. Los Alitienz son una familia con medios que no conoce la estrechez ; y tanto padre como hijo se dedican al préstamo bajo la institución de la comanda: adelantas dinero para que un mercader pueda ir a vender sus cosas en otro sitio y,  con el dinero conseguido,  compra allí otras cosas que va a vender en el lugar de origen, liquidando la ganancia entre quien prestó el dinero y quien gestionó las compras y ventas. Yehudá, además de todo esto y de comprar y vender lana, adquiere viñas y campos que luego alquila, firma como heredero único de la hacienda de su padre y aparece como procurador de su esposa, llamada Mira. Incluso sabemos el monto de la riqueza familiar, pues en 1460 se realiza una extraña operación por la cual Yehudá vende todo su patrimonio a su propia madre. Cuatro mil florines aragoneses. Y un florín de oro de 24 kilates equivale a  265 maravedíes en Castilla, cuando un cordero valía 2 maravedíes. Es decir, un millón sesenta mil maravedíes era la hacienda de los Alitienz en 1460.

Ese mismo año, para noviembre, consta que Yehuda Alitienz se compromete ante la ley a la obligación de no jugar durante dos años. Aunque prohibido, el juego estaba tolerado, pero no debía jugarse entre cristianos y judíos; era aún peor en la ley de la aljama, pues el líder de la comunidad te apartaba de todo privilegio, cargo u honor, y las ganancias obtenidas del juego eran consideradas como si fueran un robo. Probablemente Yehudá promete no jugar más para poder heredar el cargo de shamash en la sinagoga. Y probablemente por aquí vengan las demandas judiciales interpuestas contra él y su madre en 1461, por las ricas familias Xuén, Alcastiel y Cazez, que les  acusaban de proferir  graves palabras de injuria.

Yehudá fue preso en la cárcel de Zaragoza. Mosse Rondi, Alazar Ampinaz y Simuel Avinjafia, salen como garantes suyos para procurar su libertad.

El 17 de abril de 1465, Yehudá pide auxilio judicial porque según él, le persiguen; la justicia le ampara, a condición de que diga los nombres de los cristianos que le acosan, pero el notario le pide que cancele la denuncia y no diga los nombres de quienes en la noche de Pesaj «le corrieron a capas» (le persiguieron con el rostro encapuchado)

El once de julio de 1465 queda registrado en los archivos que Yehudá Alitienz ha sido muerto.

En Huesca, por aquel entonces, y hasta al menos 1490, vivía un rabino que debía de ser de Jaca, llamado Yosef Papur. La primera noticia archivística a ese nombre aparece cuando Xuén -el que denunció a Alitanz- hizo de testigo de una comanda con el rabino, que luego se hace dayán (juez de la aljama) Va a ser el principal sospechoso del asesinato, según se desprende de los que testificaron al respecto. Pero no va a ser condenado, porque consta como juez hasta 1490, como ya se mencionó.

Aça El Nieto -pariente por vía de la viuda Mira- testificó que Alitienz y Papur discutieron fuertemente en casa de éste, donde él debía tomar nota de todo lo que pasara y que toda la ciudad de Huesca cree que es el perpetrador. Así lo testifica también Jacó Cohen, Aym Figel, y otros. Acach de Pina dijo que el ejecutor del asesinato había sido el hijo del herrero de Loarre. Astruc Cazes también dice que fue el de Loarre, pero por mandato, ha oído decir, del rabí y de un pariente de Alitienz mismo, llamado Solomon.

Por parte de los cristianos, Johan de Ascaso, notario, señala a Papur, como el maestre Bernat de Aras, que dice que entre Papur y Alitienz había cizaña. Martín Escudero dice que fueron el hijo del herrero de Loarre y un herrero de la localidad de Bardanena. Ramón de Sangüesa dice que la reyerta nace de un compromiso comercial que tenían firmado Papur y Alitienz, pero que éste no quería prorrogar.

Y finalmente comparece el notario de Huesca, Juan Beltrán, como procurador de Azerián Xuén y Oro Xuén, presos en cárcel común por ser sospechosos del asesinato. Y solicitan comparezca en el plazo de ocho días, Rodrigo d´Scasiella, herrero de Bardanena; se presentó con dos testigos que atestiguron que el día de los hechos el herrero estaba en Bardanena (una localidad a unos 28 kms de Huesca)

Bibliografía básica:

  • «La aljama de los judíos de Huesca a finales del siglo XV: una nómina de casatenientes de la judería de 1475», Eugenio Benedicto Gracia, Sefarad 63, CSIC, 2003.
  • «El asesinato de Judah Alitanz», Eugenio Benedicto Gracia, Sefarad 65 (2005)