¿POR QUÉ LOS JUDÍOS USAMOS KIPÁ?

La kipá -en español, solideo- es uno de los más notables signos distintivos del judío. ¿Pero cuál es el origen y significado de su uso a través del tiempo?


A lo largo de los siglos la comunidad judía ha asimilado las costumbres de los lugares que habitaba: la cocina, la música, la lengua, los bailes, etc., incluyendo los códigos de cómo vestirse. Si imaginamos al Rabí Moses Isserles entrando en una sinagoga moderna, con hombres y mujeres sentándose juntos y algunas de ellas llevando kipá, talit y tefilín, seguramente reaccionaría con espanto o le daría un ataque de risa. Es divertido pensarlo, ¿verdad? Pero imaginemos también a Maimónides (el Rambam) viajando por ejemplo a Jerusalem durante la época de la dominación bizantina, y que se sentase al final en cualquier sinagoga; llegaría la hora de recitar “Shemá” y, aunque la oración la conoce, se le bajaría toda la sangre a los pies al ver a los asistentes con la cabeza descubierta, en pie, cubriendo los ojos y cantando la oración más importante del judaísmo.

El judaísmo es religión que genera cultura, debido a la fuerza del vínculo que une a los judíos del presente con su pasado (su historia) y su futuro (su cometido en común). Pero cada época y cada lugar ha labrado un judaísmo diferente. El propio Maimónides, en su “Mishné Torá”, nos relata que en las sinagogas de su época no se rezaba de igual modo: mientras los judíos que residían en los reinos cristianos se sentaban en bancos, los que habitaban en reinos árabes lo hacían sobre alfombras, en el suelo. La cuestión de si un judío debía descalzarse antes de entrar en la sinagoga o no, también fue motivo de debate en el Medioevo porque tal era la costumbre en algunos lugares por asimilación de la costumbre musulmana. Como os contaré a continuación, la kipá es una cuestión de costumbre.

¿Qué es la kipá? Bueno, realmente la mayoría ya lo sabéis. La palabra kipá (כיפה) procede del hebreo kaf (כף), que también es el nombre de una de las letras del alef-bet (כ). Significa “palma de la mano” y si os fijáis en la forma de la letra (כ), ésta parece la palma de una mano abierta. En hebreo moderno kaf significa también “cuchara” y sí, sin duda la letra también parece una cuchara. La kipá cubre la cabeza como lo haría la mano de un padre o una madre. También usamos la palabra kipá para “arco”, “bóveda” o “cúpula” (pensemos en kipat ha-barzel, la “cúpula de hierro”, es decir, el escudo antimisiles de Israel, o en kipat ha-sela “la cúpula de la roca” en Jerusalem, ¡es como si la ciudad también llevase una kipá!).

¿Cuál es el origen de la kipá? No intentéis buscarla en la Biblia Hebrea o en el Talmud. En las fuentes tradicionales la palabra hebrea más común es kobá (כובע). En la literatura talmúdica se mencionan otras prendas para la cabeza con préstamos del griego y del latín. Por ejemplo, se nos cuenta que el Rab Assi (siglo IV) solía cubrirse la cabeza con el sudarium antes de recitar la oración de gracias después de comer. El término en sí no aparece como tal. Sabemos, por ejemplo, que un sacerdote en el antiguo templo llevaba a cabo los sacrificios con la cabeza descubierta (Yomá 25a) y sin embargo los enlutados sí se cubrían la cabeza durante su periodo de duelo. En el libro de los Macabeos (II Mac. 4:12) se narra que los judíos piadosos se resistieron a cumplir un decreto de Antíoco Epifanes que obligaba a los judíos a llevar sombreros. En las fuentes cristianas (I Corintios 11:4-7) nos encontramos a Pablo de Tarso dos siglos más tarde visitando las sinagogas para hacer conversos y dejando testimonio de que las oraciones se recitaban con la cabeza descubierta. En muchas fuentes rabínicas (Soferim 14:15; Talmud de Jerusalem, Moed Katán 3-82c; Bereshit Rabá 100:7; Abot de Rabí Natán 14, o 13 si se sigue la versión Schechter) la costumbre que se registra también es ésa.

Kipot de Bar MItzva

Es en Babilonia, sin embargo, en donde aparece por primera vez la creencia de que llevar la cabeza cubierta ante un maestro es una señal de respeto. Los judíos de Babilonia empezaron a adoptar la costumbre de cubrir su cabeza asimilando la práctica común entre los persas. Más tarde, tras la conquista árabe, la práctica se extiende a todos los lugares en los que influyeron las antiguas academias de Babilonia. Coincidía, también, que la costumbre musulmana era la cabeza cubierta.

Kipá de los judíos de Bujaria

En la Alta Edad Media nos encontramos con comunidades judías que habían adoptado la costumbre persa primero y árabe después, sobre todo en la cuenca del Mediterráneo. Sin embargo, los judíos de Francia, Alemania e Italia no se cubrían la cabeza para rezar o estudiar porque eran herederos de la tradición de la tierra de Israel. El Rabí Isaac ben Aba Mari de Marsella (siglo XII) nos dice que incluso los más piadosos llegaban al lugar de oración con su cabeza descubierta, pero se la cubrían con el talit para rezar. Es en el siglo XIII cuando la costumbre del sur se extiende también a los vecinos norteños, aunque no sin debate y resistencia como veremos a continuación. El Rabí Abraham Natán Ha-Yarjí, de Lunel (sur de Francia), había viajado por las comunidades judías de la península ibérica y alabó en su obra la costumbre que tenían de rezar con la cabeza cubierta. Un contemporáneo suyo, el Rabí Meir ben Baruj de Rothenburg, exhortó a su comunidad a adoptar esta costumbre, dictando que el judío debía llevar siempre su cabeza cubierta. Pero Isaac de Viena (fallecido en el año 1260) escribía que “no todos los judíos de Francia son cuidadosos de cubrir sus cabezas cuando recitan una bendición”. Moses Isserles (Darjé Moshé, sobre Tur 282:3) también critica a los judíos franceses porque llaman a la lectura de la Torá a hombres que llevan la cabeza descubierta.

Kipá de ganchillo (srugá) , tejidas por las novias para sus prometidos.

Fue el Rabino José Caro (1488-1575) quien en su “Shulján Aruj” (Oraj Jayim, 2:6) dictó que el varón judío no debe caminar cuatro amot o codos con la cabeza descubierta, elevando a la categoría de precepto la práctica común entre los judíos españoles y portugueses y también en las comunidades judías que habitaban dominios árabes. El Marán se apoyó seguramente en la cita talmúdica en la que se recuerda que el Rab Huna no caminaba cuatro amot “codos” con la cabeza descubierta, como señal de que la Presencia divina estaba sobre su cabeza. Su contemporáneo el Maharshal (Rabí Shelomó Luria) enseña que no existe precepto de cubrirse la cabeza un hombre y que el Rab Huna lo hacía como un acto de piedad que no se requiere del público en general.

Debemos recordar que la costumbre de cubrirse la cabeza se sumó en algunos lugares de Europa a la imposición que muchos reinos hacían contra sus judíos obligándolos a vestir determinados tipos de sombrero para que se les reconociera como tales cuando salían de sus barrios. Todavía en el siglo XVII, en Italia, la cuestión de rezar con la cabeza cubierta fue objeto de tensión. El Rabí Yehudá Arie de Módena escribe: “A los judíos de Oriente se les consideraría maleducados en Europa, pues llevan su cabeza cubierta todo el tiempo, incluso en presencia de un superior; pero a nosotros, los italianos, que vestimos de forma diferente y nos dejamos el cabello largo y por costumbre quitamos nuestro sombrero cuando estamos ante un superior, no se nos puede considerar impúdicos”.

Yarmulke (Kipá en yidish)

En el siglo XIX, en Alemania, la Reforma del judaísmo trajo sobre la mesa nuevamente este debate, pues las normas de educación de la época dictaban (y, por cierto, dictan también en la actualidad) que lo correcto era quitarse el sombrero al entrar en un lugar o estar ante un superior o alguien de renombre. A pesar de todo, en la Europa continental solamente en una sinagoga de Berlín se reinstauró el rezo con la cabeza descubierta. Sería en Inglaterra entre los judíos liberales y en los templos reformistas de los Estados Unidos en donde el rezo con la cabeza descubierta (es decir, sin kipá) se convirtió en la práctica común y en seña de identidad.

En el Talmud se dice claramente que cubrir la cabeza no es una mitsvá sino midat jasidut, “medida de piedad”, de quien se la cubre. El Gaón de Vilna (1720-1797), basándose en el Talmud de Babilonia (Kidushín 31a), nos dice que no existe ningún precepto de cubrirse la cabeza, ni siquiera para la oración, decir bendiciones o estudiar la Torá. En este mismo sentido se pronunció el Rabino Yosef Mesas (“Maim Jayim” 23) quien nos recuerda que no hay requisito halájico alguno de cubrirse la cabeza sino que se trata solamente de midat jasidut, es decir, medida de piedad. El Rabino Natán Lopes Cardozo escribe que, por ello, “necesita ser espontáneo, un gesto de reverencia a Dios”.

Sefardí de Marruecos en Jerusalén

 

¿Cuál es la práctica actual entre los judíos respecto a la kipá? Los ultraortodoxos y muchos ortodoxos de origen ashkenazí llevan kipá siempre. En Israel se les llama kipot shejorot (porque son de fieltro o de terciopelo negro o azul marino; en hebreo shejorot es “negras”). Los ortodoxos de origen sefaradí y mizrají (oriental) sin embargo no son tan estrictos: algunos la llevan puesta todo el día (normalmente una kipá serugá o “tejida”) y otros solamente cuando rezan, estudian y comen, o también en el Shabat y los días de fiesta. La kipá serugá o “tejida” también identifica en el moderno Israel a los sionistas religiosos. Las mujeres ortodoxas no llevan nunca kipá. En el judaísmo conservador (masortí) los hombres deben llevar la kipá dentro de la sinagoga así como para rezar, estudiar y pronunciar bendiciones, mientras que para las mujeres es opcional. Finalmente las corrientes progresistas del judaísmo defienden el carácter voluntario de llevar kipá tanto hombres como mujeres; y si bien la mayoría de los hombres la llevan durante las oraciones, en algunas sinagogas se ha preservado como seña de identidad del reformismo el rechazo a la kipá (por ejemplo, la Congregación Sinaí de Chicago). En el presente al igual que en el pasado, las dos prácticas perviven en el judaísmo como ocurrió hace más de mil años en la tierra de Israel y en Babilonia.

Debemos concluir que, del estudio de la historia, queda muy claro que tanto el rezo con kipá como sin ella tiene una fuerte raíz en el judaísmo y por lo tanto ambas opciones deberían ser permitidas pues sin duda tienen argumentos de defensa en las fuentes de la tradición judía.

© Adi Cangado