¿QUÉ PASÓ CON LAS LÁPIDAS DE CALATAYUD?

Epigrafía hebrea en Calatayud, provincia de Zaragoza, segunda aljama en importancia en el reino de Aragón, después de la zaragozana.


La necrópolis hebrea de Calatayud no está aún localizada plenamente; no obstante, el gran hebraísta  F. , en 1953, la supone  al nordeste de la judería, al otro lado de la Puerta de La Plana, (M.A Motis, 1995)  hacia la Torre Mocha (lo cual conocemos a través de procesos inquisitoriales) Es decir, el camposanto se encontraba a unos dos kms de las murallas de la judería, habiendo cruzado el hoy ya tapado barranco de Las Pozas por la Puerta de la Furiega.  Por lo tanto, los judíos que moraban a los pies del castillo de Constant -hoy de Dña Martina- divisaban desde sus casas,   en lo alto de la colina,  las estelas  que señalaban el lugar donde  esperaban sus ancestros la llegada de El Mesías.

Sin embargo, otros profundos conocedores del pasado bilbilitano, como el historiador Vicente de la Fuente, situaron el cementerio judío de Calatayud a los pies de la colina de la Peña. Vicente de la Fuente, erudito del S XIX, nacido en Calatayud, teólogo y rector de la Universidad Central en tiempos de Alfonso XII, también era historiador, sobre todo de temas relacionados con su ciudad natal.  El fue quien informó a la Real Academia de la Historia, de que hacia 1690, un labrador bilbilitano descubrió unas ruinas tras la iglesia de Nuestra Sra. de La Peña; y allí halló , mirando a oriente, cuatro sepulcros de piedra muy grandes. Así lo publicó Fidel Fita en 1888.

En foto, la iglesia de La Peña, en lo alto de la Peña, a cuyos pies se encontraron los sepulcros. Tras la colina pasaba el Barranco de Las Pozas a la altura del barrio de Burgimalaco, ya en la judería. Y al fondo, la Torre Mocha. En 1953 se descubrió, en el exterior de la iglesia de La Peña, otra lápida, aunque en bastante mal estado de conservación; si bien se pueden reconocer algunos caracteres hebreos, no es posible de momento traducir, pero se cree que es una lápida funeraria hebrea reutilizada (lo cual dicho sea de paso es bastante común en diferentes puntos de la Corona de Aragón)

 

De todos estos artefactos epigráficos desaparecidos -no se sabe cómo ni por qué, en algún sitio dijeron que calcinados por triste azar –  el más estudiado es el que se refiere al epitafio de Samuel.  Según Casanova, maestro indiscutible de la epigrafía hebrea en España, el epitafio pertenece a Shemu, hijo del rabino Shlomó. Todos los estudiosos que la han analizado convienen en que es muy antigua,  parece ser que fechada en el S X,  lo que la convierte en una de las más antiguas de todas las de su género en la Península Ibérica. Sólo tenemos conocimiento de una copia del epitafio de Shmuel bar Shlomó,

Si bien muchos consideran que es del S XI, M Loeb, cuando la analizó en París, dice que los arcaísmos y cierta impericia en el uso del hebreo lo data él el 9 de octubre del año 919, esto es en el S X.  La lápida regresó a Calatayud, a las mismas manos de quien la envió a París, Mariano de la Hoz. Nadie sabe qué pasó después.

Esto fue encontrado en 1690 y publicado en 1888. Pero  algunos años antes ,  el 9 de abril de 1882, Mariano de la Hoz publicó en el Diario de Calatayud que en las excavaciones practicadas con motivo de la construcción de un edificio en el Barranco de las Pozas, o barrio de la Consolación, junto a las eras que hay bajo la iglesia de La Peña, se habían descubierto varios sepulcros, con restos humanos, y que sobre uno de ellos , de 2.30 ms, había una lápida marmórea escrita en caracteres raros. Fidel Fita también se hizo eco en 1888 de este hallazgo.

Versos rimados por rabinos bilbilitanos en una de las lápidas.

 

De todos estos artefactos epigráficos desaparecidos -no se sabe cómo ni por qué, en algún sitio dijeron que calcinados por triste azar – es lógico que el más estudiado sea el que se refiere al epitafio antes mencionado. Según Casanova, maestro indiscutible de la epigrafía hebrea en España, el epitafio pertenece a Shemu, hijo del rabino Shlomó.