
Los judíos de Melilla, primeras víctimas del estallido de la Guerra Civil Española.
En febrero de 1936 una coalición de izquierdas denominada Frente Popular ganó legítimamente las elecciones bajo el régimen de la Segunda República. Tras cinco meses convulsos, el 17 de julio de ese mismo año se produce en Melilla un alzamiento militar que será tomado como el momento concreto en que estalla la Guerra Civil Española.
Melilla era una plaza de marcada tendencia izquierdista. En las elecciones de febrero del´36, el censo electoral comprendía a 28.036 votantes, de los cuales sólo ejercieron el derecho a voto 17.617 , de los cuales 12.761 votaron al Frente Popular. 4.830 votaron a la derecha. El resto, votos en blanco y nulos.
Cuando las tropas sublevadas llegan a las calles de Melilla, comienzan, en todos los barrios de la ciudad, las detenciones, los cacheos, los asesinatos. Comienzan a funcionar dos lugares terribles: la cárcel militar de Rostrogordo y a 17 kms de la ciudad, el campo de concentración de Zeluán. Cristianos, musulmanes y judíos son las víctimas primeras de un plan premeditado con precisión. Algunos consiguen huir a Tánger. Como en toda guerra civil, no sólo se persigue por razones políticas, sino que se aprovecha la coyuntura para saldar deudas morales irresolutas y venganzas personales. También hubo una represión administrativa, social -gran censura en prensa- e incluso religiosa, cerrando por ejemplo todas las sinagogas.
En Melilla viven unos seis mil judíos. Había seis escuelas hebreas. Además, desde 1829, la comunidad se había preocupado de construir una gran escuela en la calle Duquesa de la Victoria, donde cursar estudios laicos y religiosos. Fue el primer colegio hebreo de España desde 1492, como sus sinagogas fueron las primeras del país. La Falange Española tomó el magnífico edificio para usarlo como Cuartel de las Milicias de Falange, y más tarde como sede del Gobierno Militar.
Entre los judíos hay algunos que militaban públicamente en partidos de izquierda fieles a los ideales republicanos. Es el caso de Fortunato Mesod Mahfoda Serfaty, hijo de Isaac Mahfoda y Alegría Serfaty. Miembro notorio de las Juventudes Socialistas, fue asesinado el día 19 de julio. Lo fueron a buscar a su casa, y allí mismo, en la calle, lo acribillaron a balazos; creyéndolo muerto, allí le abandonan. Pero no estaba muerto, los falangistas vuelven con una ambulancia y lo rematan en la carretera de Alfonso XIII.
Ese mismo día también asesinaron a David Bitán, de Izquierda Republicana. Y Alberto Benaim Benaim o Yudah Levy Ruas, acusados de masones. A los masones judíos se les impuso la desorbitada multa de 50.000 pesetas por persona. Y cuando abonaban la cantidad se les volvía a multar por el mismo monto, con la intención de arruinarles por completo. Algunos fueron llevados al campo de concentración.
En el polo opuesto, había algunos judíos melillenses vinculados con los partidos conservadores del gobierno de la República: Isaac Benchimol Melul y Abraham Benatar Taurel, concejales del ayuntamiento, y el rico comerciante Jacob Salama, representante español de la multinacional «Shell» Entre los falangistas sólo consta un judío: Rafael Israel , y que tuvo que huir de Melilla perseguido por los propios fascistas.
Maimón Levy Levy también fue asesinado, en este caso el 22 de septiembre. Murió como consecuencia de las torturas a las que le sometieron el Batallón de Cazadores. No obstante, pasó al registro fallecido por una hemorragia cerebral. Judas Millara Semani también aparece como fallecido por heridas en el Hospital de la Cruz Roja. Otros fueron fusilados en Rostrogordo. Rubén Mitán murió por tuberculosis en prisión, tras haberla contraído en el campo de Zeluán. Salomón Corcia Corcia fue ejecutado el 6 de noviembre, por orden de un tribunal militar de la falange, por realizar manifestaciones tendenciosas contra el movimiento nacional. Lo ejecutaron en el zoco de Der Kebdani.
Algunos judíos fueron detenidos por ser simplemente sospechosos, como el zapatero Fortunato Levy Levy, residente del Barrio Hebreo, confinado en Zeluán el mismo día del alzamiento. Su esposa luchó mucho por liberarlo y eso sólo pudo ser después de un año de prisión.
Además de los asesinatos, la represión era continua y de diversas formas. Las sinagogas fueron confiscadas para evitar reuniones, con lo cual se detuvo la educación; así todo, de forma muy arriesgada, se celebraban reuniones educativo-religiosas en algunas casas, de forma muy secreta. Otra de las formas de acoso era el económico. Desde el 5 de agosto Franco había promulgado un bando pidiendo la colaboración económica para el sostenimiento de la causa. Las suscripciones, en Melilla, eran publicadas en el periódico «El Telegrama del Rif». Los que no se suscribían eran perseguidos a base de multas enormes que luego aparecían como donaciones voluntarias. No todos tenían efectivo, como el caso de Sr. Serfaty que se vio obligado a donar a las fuerzas militares, ya en el verano de 1936, su chalet de la calle Alfonso XIII. A Elías Jacob Danán y su hijo , E. D. Levý, por haber huido a Tánger y negarse a cumplir con el servicio militar , se les impuso una multa por la friolera cantidad de 500.000 pesetas, cuando las multas habituales eran de 100 pesetas. A Moisés S. Beniflan Benzaquen le confiscaron su tienda , también por huir a Tánger y por realizar actividades masónicas y ayuda a organizaciones marxistas. A otros se les multó también con 50.000 pesetas pese no haberse ido de Melilla: Jaime Levy, Jacob Lezra Garzón, Alberto Benarroch Benzaquen . Era tal el afán reacuadatorio que hasta se multó a fallecidos, como es el caso de la multa de 1000 pesetas que pagaron los familiares de Mauricio Benhayon Benaim. Nombres de judíos a los que se les confiscaron sus propiedades: Moisés S. Beniflan Benzaquen, Moisés Benarroch Rolfe, Moisés Corcia Benain, José Mahfosa Serfaty, Abrahán Suiza Hassan y Moisés Salama Hassan. Lo único que se devolvió, ya en 1945, fue el Colegio Hebreo.
Bibliografía:
- «Hebreos y musulmanes durante la guerra civil en Melilla. Violencia politica y represión», Díaz, María Elena Fernández. Espacio, Tiempo y Forma: Historia Contemporánea, Serie V; Madrid N.º 24, U.N.E.D (2012)