R. DAVID J. PINTO SOBRE ROSH HA´SHANÁ

Acallar a los acusadores en Rosh Hashaná. Comentario  de Morenu veRabenu, Rabí David Janania Pinto shlita, sobre  la parashat hashavua.


La Torá cuenta, en la parashá de Vayerá, que Avraham Avinu y Avimélej hicieron un pacto como señal y testimonio de que Avraham Avinu había sido quien había cavado el pozo que disputaban los pastores. Al respecto, Rashí dice que los pastores de Avimélej peleaban por el pozo y decían que ellos lo habían cavado. Entonces, Avraham y Avimélej acordaron que aquel que se acercara al pozo y el agua subiera a su encuentro, el pozo era de él. Avraham Avinu se acercó al pozo y el agua subió hacia él.

Sobre este tema, podemos dilucidar acerca de la yuxtaposición del versículo que le sigue al relato de este pacto (Bereshit
21:33):

“Y [Avraham] plantó un
éshel en Beer Sheva, e invocó allí en el
Nombre de Hashem, Dios del mundo”.

Hay una discusión entre los Jajamim Rav y Shemuel acerca de cuál es el significado del término éshel: uno dice que es una huerta, de la cual Avraham Avinu se servía para atender a sus huéspedes, y otro dice que era un hostal en el cual Avraham hospedaba a los transeúntes y viajeros. Sea cual fuere el significado, ¿qué relación guarda la plantación de un éshel con el pacto entre Avraham Avinu y Avimélej? ¿Por qué Avraham no plantó el éshel antes; por qué lo hizo después del pacto con Avimélej? Asimismo, hace falta esclarecer por qué en Rosh Hashaná se lee la parashá que trata del pacto de Avraham Avinu con Avimélej.

Podemos decir que todo aquel pacto entre Avraham Avinu y Avimélej fue solo por apariencia, ya que Avraham Avinu sabía que Avimélej y toda su descendencia no iban a respetar el pacto, pues no hay fidelidad en las naciones. ¿Y por qué, de todas formas, Avraham Avinu hizo el pacto con Avimélej “por las apariencias”? Lo hizo para detener al Acusador, el ángel ministerial de las naciones del mundo, de acusar a los Hijos de Israel en Rosh Hashaná. Las naciones del mundo se presentan delante de Hakadosh Baruj Hu por medio del ángel ministerial que los representa, y alegan que ellas buscan todos los medios para ayudar al Pueblo de Israel pero los Hijos de Israel no aprovechan la abundancia que las naciones les ofrecen para su servicio a Hashem. Las naciones incluso alegan que rezan cinco plegarias al día, mientras que los Hijos de Israel ni siquiera rezan bien las tres plegarias que tienen. Siendo así, los Hijos de Israel no son merecedores de que Hakadosh Baruj Hu les perdone sus pecados, ni los inscriba para una vida y un año buenos en Rosh Hashaná. Las naciones buscan, con todas sus fuerzas, traer a colación la acusación al Pueblo de Israel de que no cumplen con las condiciones de la Torá y las mitzvot; y, particularmente, las naciones del mundo piden reforzar la acusación en Rosh Hashaná para evitar que el Pueblo de Israel resulte inocente en el Juicio.

Por lo tanto, en Rosh Hashaná, leemos esta porción que relata sobre el pacto entre Avraham Avinu y Avimélej acerca del pozo, para “recordarle” a Hakadosh Baruj Hu que Avraham Avinu hizo el pacto con “las naciones” para pavimentarnos el camino hacia la dedicación a la Torá, e insinuarnos que hay que cavar hasta lo más profundo de la Torá para obtener de ella “agua”, pues la Torá se asemeja a un manantial.

El pacto entre Avraham Avinu y Avimélej se llevó a cabo en la misma condición que pactaron Yaakov Avinu y Esav, cuando iban a repartirse entre ellos los dos mundos. Esav recibiría el mundo terrenal, con todos su deleites, mientras que Yaakov Avinu recibiría el Mundo Venidero. Y cuando Avraham Avinu hizo el pacto con Avimélej, quiso insinuarle que este mundo le corresponde a él (Avimélej), pero que el pozo suyo (de Avraham); es decir, la Torá, que es un manantial de aguas vivas, le pertenece al Pueblo de Israel, que todo lo que aspiran y desean es cavar y profundizar en la Torá para extraer de ella aguas vivas. Y por cuanto el pozo de la Torá les pertenece a los Hijos de Israel, y todos los deleites del mundo les pertenecen a Avimélej y al resto de las naciones del mundo, que ellos vayan y se dediquen a las vanidades de este mundo y dejen que el Pueblo de Israel se dedique al estudio de la Torá sin molestias.

Por esta razón, se yuxtapuso el versículo “Y plantó un éshel…”, pues en hebreo los términos ajilá ( אכילה : ‘alimento’), sijá ( שיחה : ‘hablar’, que implica rezo’) y limud ( לימוד : ‘estudio’) forman el acróstico éshel ( אשל ). Esto quiere decir que a pesar de que ellos (las naciones) tratan de acusarnos, nosotros pedimos de Hakadosh Baruj Hu que “abra” Sus ojos y vea cómo los Hijos de Israel se dedican a “comer” del pan de la Torá, así como también se dedican a la plegaria y el estudio de Torá. Por lo tanto, los Hijos de Israel son merecedores de que Hakadosh Baruj Hu acalle a los acusadores yjuzgue a Sus queridos hijos para una vida buena y de paz.

Cuando mencionamos la parashá del pacto entre Avraham Avinu y Avimélej, traemos a colación la responsabilidad de las naciones que anularon su porción del pacto y buscaron por todos los medios evitar que cavemos y profundicemos en el pozo de la Torá, y también evitar que cumplamos con el “éshel”. Y en lugar de que ellos tengan éxito en acusarnos, nosotros despertamos en Rosh Hashaná la acusación contra ellos delante de Hashem. Y si, a pesar de todo, las naciones triunfan en acusarnos en el primer día de Rosh Hashaná, nosotros cerramos sus bocas con la lectura de la parashá del pacto entre Avraham Avinu y Avimélej, y de la parashá de la Atadura de Yitzjak, para mostrar que no somos culpables, sino que ellos son los que provocaron que nos debilitáramos en el servicio a Hashem; y por ello, le pedimos a Hakadosh Baruj Hu que recuerde la bondad que hicieron nuestros Patriarcas y que el mérito de ellos nos proteja hasta el final de las generaciones.

Así, el Pueblo de Israel resulta inocente en el Juicio delante de Hashem; y, por eso, a pesar de todas las angustias y los sufrimientos que nos hayan acaecido a lo largo de las generaciones, el Pueblo de Israel aún está vivo y existe, y “el Eterno de Israel no miente”.