R. ISAAC ABOHAB Y SU «MENORAT HA´MAOR»

 Una obra escrita en Sefarad a mediados del S XIV y cuyo eco alcanzó a toda la diáspora judía con gran popularidad, hasta nuestros días.


Amsterdam, 1739

Hay tres rabinos llamados Isaac Abohab. Uno, el gaón de Castilla, presidente de una importante yeshivá en Toledo en tiempos de la  expulsión, fallecido en Oporto un año después de la misma expulsión. Otro, Isaac Abohab de Fonseca, del S XVII, sefardí de Amsterdam y el primer rabino que hubo en el Nuevo Mundo. Y, por último,  rabí Isaac Abohab, apodado Ha´Sfaradí», e incluso Isacc Abohab I, que es de quien hablaremos hoy.

Para ello,  nos trasladamos a Castilla a principios del S XIV, aunque desconocemos exactamente su fecha de nacimiento y defunción. Pero por el estado de la lengua que utiliza se cree que nació en 1300. Poco sabemos de su vida, la difícil vida en el siglo de la crisis de la peste, pero sí sabemos que para mantenerse se dedicaba al comercio y que sus obras las escribió en la etapa final  de su vida (cuando se supone que tenía medios suficientes para dedicarse a lo que realmente le interesaba) Este interés puede resumirse en que consideraba de vital importancia desarrollar entre los judíos hispano-hebreos el estudio de La Torá como base principal de una moral que les permitiera andar por la vida.

De su obra nos han llegado tres títulos: «El arca del testimonio» y los «Panes de La Presencia»,  ambos sobre temas halájicos. Estas obras están perdidas y sabemos de ellas porque los títulos aparecen en el el prólogo de la tercera de sus obras ,»Menorat Ma´or», El Candelabro que ilumina.

«Menorat Ma´or», que es como también se apoda a su propio autor,  es un famoso libro traducido a todas las lenguas judías. Trata sobre la «Agadata», término  arameo de Nuestros Sabios (Jaza´l) para referirse a temas que no son halájicos, como puede ser la haguiografía, la exégesis de las fuentes tanájicas, así como todo lo compilado sobre moral. Es decir, tratada sobre Agadá, literalmente lo que pervivió en la tradición oral del pueblo judío y que entró en La Mishná sin ser Ley o Exégesis. Además de este hipervínculo con los redactores del Talmud, y siguiendo la senda abierta por el Rambám, también recoge la sabiduría  aristotélica y neoplatónica, así como el conocimiento  de otras dos eras rabínicas posteriores al Talmud,  ya directamente implicadas con los hispano- hebreos,  los gaones y los rishoním (hasta la aparición del «SHULJÁN ARÚJ», UN PUNTO DE INFLEXIÓN. )

Edición de 1865, en Vilna

La obra está dividida en siete partes, y cada parte es un Ner, una vela (iluminadora) como las de la Menorá en el Templo de Jerusalén.

La primera vela trata sobre  la prevención de perseguir el lujo, dividiéndola en tres partes: la lujuria, la envidia y el respeto.

La segunda vela trata sobre el pecado de la boca, la maledicencia -Lashon ha´rá- y la mentira, los secretos, etc.

La tercera, sobre la guarda de las mitzvot, que divide en diez partes, desde la oración al respeto mutuo entre padres e hijos, y por supuesto las reglas de Shabat, etc.

La cuarta vela gira sobre el Talmud Torá, y se centra en los estudios, o mejor dicho en analizar cómo el estudio eleva al judío.

La quinta, trata de un eje axial en el judaísmo: la tshubá, el retorno al camino correcto tras el perdón.

La sexta, en el concepto de Shalóm, en el que habla incluso del amor.

Y, por último, la séptima vela, la anavá, la humildad, donde nos habla por ejemplo de la vergüenza.

El libro fue un absoluto éxito en la diáspora, y ha sido editado en numerosas ocasiones. Pero de forma especial gustó a los teimaníes, los judíos de Yemen, que suelen leerlo en Shabat como una costumbre de su idiosincrasia particular.

Edición en español,  Livorno, 1656

La primera edición impresa se realizó en Kosta (Constantinopla)  en 1513;  la segunda en Venecia ,  en 1544,  con una tercera en Mantua, 1563. El libro ha sido germen a su vez de otros libros que lo explican y todavía es materia de estudio en las yeshivot de todo el mundo.

La primera edición en ladino tuvo lugar en Constantinopla,  en 1893, en edición pagada y encargada por el sr Isaac Rosa para la editorial  Jurnal El telegrafo, con el título «Almenara de luz» , como se puede ver en la fotografía a su izquierda: «para beneficio del alma».

Del prefacio, el tema y el destino se sobrentiende que el autor sintió necesidad de ofrecer luz a la judería de su generación, que consideraba «oscurecida» por el abandono de la moral judía, con todas las desgracias que eso conlleva a los hebreos.

En la página web de la Biblioteca Sefarad se confunde al autor de la obra con el Isaac Aboab de Castilla, que vivió 133 años después que el autor en cuestión, confusiones muy habituales dado el hecho mencionado al principio por los tres homónimos.