R. MOSHE IBN EZRA

Nota biográfica de quien es considerado el tercer pilar de la poesía hispano-hebrea, junto a Yehudá Ha´Leví y Shlomo ibn Gabirol.


 Moshé ibn Ezra,  hijo mayúsculo del prominente y profuso linaje de los ibn Ezra  (que tantos nombres dio a la Edad de Oro del mundo hispano-hebreo) fue a nacer en Granada, pero no en un momento cualquiera sino, justamente,  un año antes de  la muerte de SHMUEL HA´NAGUID y el posterior  asesinato de su hijo en la gran matanza de 1066. Se suele decir que vio la luz de Granada  hacia 1055. Es decir, la Granada de los ziríes, la dinastía que cambió la capital del Al Andalus de Córdoba a Granada cuando en 1013 se disolvió  el breve califato en infindad de pequeños reinos llamados de taifas.

Su padre,  Yaakov, le pudo dotar con la mejor de las educaciones posibles entonces , pues la familia, que  estaba desde tiempo atrás arraigada en la administración andalusí,  tenía medios para ello. Primero le enviaron a estudiar a  Lucena, en la prestigiosa academia talmúdica de Ibn Gayat y su hermano mayor , Abu Ibrahim Yitsjakm; luego, apaciguados los ánimos de la violencia almorávide sobre la vega granadina,  continuó su excelente formación en la misma Granada. Su juventud fue un cielo sin nubes sobre un vergel de sabiduría y sofisticación, días de vino y rosas, noches de  amoríos de la igualdad  y  versos canoros cual  murmullo líquido  de las acequias del corazón.

Pero aquel mundo ideal -y quizás idealizado- sucumbió en 1090 con  la invasión cruentísima de Yusuf ibn Tashufín  al frente de los almorávides, bereberes que cruzaron el Estrecho de Gibraltar para aplicar en el Al Andalus zirí, mediante la cimitarra , el rigor islámico. Muchos judíos -más bien los que tenían medios para permítirselo- abandonaron sus casas para refugiarse más allá de la frontera norte, en lo que hasta 1085 había sido la taifa de Toledo, ahora en manos de los cristianos. Toda la familia se dispersó; excepto ibn Ezra, que a pesar de que toda su hacienda fue expoliada e incluso destruida , vagó durante un lustro por las calles de Granada,  hasta que no pudo soportar más tanto infortunio y partió hacia Toledo.  Lo mismo que a Yehudá Ha´Levy, a Ibn Ezra le costó acostumbrarse a las consecuencias de haber pasado a vivir entre los cristianos de la época de Alfonso VI y El Cid Campeador: la cristiandad, tan metida en guerras, le pareció tosca y nada refinada. La judería, en comparación con la de Al Andalus, le pareció muy ignorante, por no decir nada ya del desprecio de sus propios familiares. No conocemos los detalles del entuerto con sus parientes. Sí sabemos que viajó por Navarra y Aragón, visitando Estella y Zaragoza, buscando la protección de ricos a los que inmortalizar en sus versos. Hasta que le llegó la hora de la muerte, hacia 1140.

Hasta dónde serán enviados mis pies
en el destierro, pues aún no han hallado reposo.
Desenvainó el tiempo la espada de la separación

Granada y al fondo, Sierra Nevada

 Tras de sí nos dejó casi quinientos poemas, tanto profanos como religiosos. Los primeros pertenecen a la época granadina y están recopilados en el Sefer Ha´Anak, literalmente «El Libro Enorme» (que por algún incomprensible motivo traducen en español como «El Libro del Collar») Pero los tópicos literarios del carpe diem (aprovecha el día y el locus amoneus, (lugar amenotrasmutan por el ubi sunt (dónde están) y conviven copn un tono de introspección.

 El cultivo del piut le fue favorable, sobre todo en la composición de Selijot (Disculpas) para los cuarenta días que van entre el comienzo de Elul y el 10 de Tisre, con Yom Kipur. Fue tal su fama con las selijot que se le conocía con el apodo de «El Salján» (el hacedor de Selijot). Este apodo es con el que se le recuerda con una calle en el barrio de Rejabia, Jerusalén, donde todas sus calles están consagradas a los grandes nombres de los judíos hispano-hebreos.

 Veamos un ejemplo de Selijá:

 «Indujéronme mis pensamientos a considerarte,

mostráronme , en los ojos del alma, tus maravillas,

me persuadieron a manifesatr tus prodigios,

puesto que contemplo tus cielos, obra de tus manos.

 La rueda celeste camina sobre si órbita,

cumpliendo su revolución alrededor de su eje,

y narrando, sin labios, tu gloria,

mientras la tierra permanece en medio,

suspendida con las cuerdas de tu amor.

 Allí asciende el sol y resplandece

y comunica su luz a la luna,

mientras el firmamento es como una tienda abierta,

y sus estrellas son totalmente un arriate florido 

para anunciar la profundidad de tus pensamientos.

 ¿Por ventura, no se extenderá de edad en edad la bondad de D-os?
¿O habrá trascendido aquella palabra de ánimo y consolaciones?

¿Es que ya no habrá médico o bálsamo de Galaad,

que corrobore el corazón de tu hijo que vacila

mientras llama a las puertas de tu clemencia?

 

No sólo es relevante su labor intelctual en estas lides , sino también en la adaptación al hebreo del género del adab árabe. Este género, en prosa, y cercano al ensayo, era una forma de recopilar todos los conocimientos de la época sobre una misma materia. En el caso de Ibn Ezra, el asunto es la categorización de la poesía hebrea -Libro de la Disertación y el Recuerdo- obra monumental para el historiador de las letras, su industria , sus herramientas, sus creaciones y las citas de renombrados nombres del arte de la poesía , informándonos sobre temas como el origen e Historia del verso hebreo y su métrica. De toda la sabiduría del arte de la palabra tomaron mucho conocimiento luego los cabalistas.

Algunos filólogos diestros en la Hª de la Literatura Hebrea sostienen que es el mejor discípulo de Ibn Gabirol en Keter Malkut, «La corona real».La excelencia artística de sus piutím -que le elevó a ser corona de paytaním de todos los tiempos- se expresa también en el lugar que ocupa dentro de la liturgia hebrea: su piut El Norá Alilá, como sabemos, es el piut que «cierra» (Neilá) el servicio de Yom Kipur, el más importante de la vida religiosa de los judíos.

Aquí, una interepretación de J Louk y la Orquesta Andalusí de Israel:

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