RABI MOSHÉ ARRAGEL Y LA BIBLIA LLAMADA DE ALBA

Historia de la llamada Biblia de Alba: autoría, composición y transmisión bibliográfica de la primera traducción del hebreo original a una lengua romance: el castellano.


Rabí Moshé Arragel fue a nacer en Guadalajara, a fines del S XIV o  principios del S XV. En 1422,  pasó a ser rabino de la localidad toledana de Maqueda -de la cual sería alcalde,  en 1500,  el bisabuelo materno de Cervantes.  Su gran protector fue Diego Hurtado de Mendoza, almirante mayor de Castilla y padre del Marqués de Santillana,  que  por mercedes de Juan I y Enrique III hacia su familia, poseía heredades varias en Guadalajara.

Arragel, según dicen,  fue uno de los hombres más cultos de su época, que lo mismo se sabía de memoria un tratado del Talmud que la Retórica de Aristóteles o te citaba a Plinio El Viejo en relación a Maimónides.

De la existencia de una judería en Maqueda se tiene constancia al menos desde el S XIII -figura en el Registro de Huete (listado fiscal que por sus tributos explica el número de judíos) En este registro Maqueda aparece tributando al año 11.162 maravedíes: una barbaridad para una villa no principal.

Alfonso VIII donó la villa de Maqueda a la Orden de Calatrava, cuyo maestre -su más alto mandatario- era  Don Luis González de Guzmán, hermano del copero mayor de Fernando I de Aragón. En mayo de 1422, D. Luis, habló con Rabí Moshé Arragel y le expresó su deseo de leer la Biblia en lengua castellana; el S XV es el momento de la transición  del español medieval al clásico.

Arragel, en un principio, temió ante tal encargo no estar a la altura y además ofender a los judíos -por si le tildaban de proselitista. Pero se dejó aconsejar por  el franciscano Arias de la Encina y por el arcediano Guzmán y se trasladó a Toledo, donde mantenido por el maestre de Calatrava tradujo del hebreo original todo el Tanaj. Era el año de 1430. Tres años después había terminado de redactar los comentarios.  En 1492  se refugió en Portugal, donde fallecería un año después.

El códice de Rabí M. Arragel fue conservado en el Alcázar de Segovia como parte del tesoro de Enrique IV. Luego pasó a Isabel la Católica y fue  confiscado después por la Inquisición, concretamente en manos de un inquisidor que era descendiente del Marqués de Villena; éste se lo regaló al conde-duque de Olivares, el valido de Felipe IV. De la Orden de Calatrava había pasado a la Orden de Alcántara. Y aún daría un paso más: por un valor de trescientos mil reales -una gran cifra para la época- la adquirió el Duque de Alba, que lo era desde 1472.

El códice está compuesto por 513 folios, de los cuales 25 son la correspondencia entre Luis Guzmán y Moshé Arragel, escrito a dos columnas, en letras del siglo XV, ilustrada con láminas, capitales, orlas y dibujos en colores y negro y con 334 miniaturas.

A partir de este momento, se conoce al códice como la Biblia de Alba. Pero debería llamarse Biblia de Arragel. Un lujo del arte sefardí de la miniatura (minIare, pintar con minio, no miniatura como pequeñez)

Comentarios de autoridades tanájicas y talmúdicas de la altura de  Raši, Abraham ibn’Ezra, Maimónides, Nahmánides, Josef Quimhí, David Qimhi, Gersónides, Rabbenu Aser, Šelomó ben Adret, Ya’acob Ba’al ha-Turim y R. Nissim de Barcelona.

También comentarios de sí mismo, como  éste, donde manifiesta su orgullo de judío español.

(…) en linaje, en rriqueza, en bondades, en sçiençia. E los reyes e señores de Castilla siempre fallaron que todo o lo más que oy los judíos auemos de glosa ssobre la ley e en las sus leyes e derechos e otras sçiençias fue fallado compuesto por los sabios judíos de Castilla, e por su doctrina oy sson regidos los judíos en todos los reynos de la su trasmigraçion.

No es la primera versión de la Biblia en una lengua romance -como muchas veces por error se dice- sino la primera versión directa del hebreo. Y además siguiendo no el orden de la Vulgata sino el del cánon hebreo, con sus 24 Libros en el orden correspondiente.

En 1992, en el marco de la conmemoración del quinto centenario de la expulsión , la Fundación Amigos de Sefarad, presidida por su fundador, D. Mauricio Hatchwell Toledano, hizo imprimir un magnífico facsímil (500 ejemplares) en el que se puede apreciar toda la belleza de sus singulares iluminaciones.