SFARAD EN LA GUENIZÁ DE EL CAIRO

Sobre dos fragmentos en español y judeo-español entre el inigualable tesoro documental de la Guenizá más famosa del mundo.


 Guenizá -depósito de las sinagogas y yeshivot en el cual se separan y guardan los textos sagrados y profanos que ya son inservibles pero indestruíbles por mencionar a Dios- es una palabra de origen hebreo que significa «escondite»; en español, debería traducirse como «repositorio». Algunos repositorios hebreos son famosos -el de Calcuta, el de Samarkanda, el de Afganistán- pero ninguno lo es tanto como la Guenizá de El Cairo, que debería llamarse la Guenizá de (la sinagoga) de  BEN EZRA, el beit kneset donde rezaba HA´RAMBÁM

 El Talmud nos da muchas referencias sobre las guenizot (pl. de guenizá) pero la que aquí nos interesa (Shabat 115a)  es la que se refiere a la prescripción de guardar también textos que no estén en la lengua santa, sino en lenguas que hablen los judíos.

 La guenizá por antonomasia es la de la sinagoga de Ben Ezra, legendariamente edificada sobre el exacto lugar en el que Moshé Rabenu fue abandonado en las aguas del Nilo. La descubrió un erudito etnógrafo  y viajero de Jerusalén , Yaakov Sapir, que en 1864 escribió sobre su existencia en la obra «Even Sapir». Esta obra, diez años después, abrió los ojos a la investigación occidental, concretamente a las hermanas – gemelas y  escocesas presbiterianas- Agnes Lewis y Margaret Gibson, conocidas como las hermanas Westminster, por ser profesoras en el Westminster College de la Universidad de Cambridge. ¿cómo tuvieron ellas conocimiento del asunto? En 1893 el rabino Salomon Aaron Wertheimer trató de vender fragmentos al Britih Musuem, sin éxito. Las Westmisnter Sister mostraron algunos de  esos manuscritos a Salomon Schechter, también catedrático en la misma universidad. Lo que le enseñaron era , además de páginas del Eclesiastés, el Libro del Gran tzadik y jajám Yehosúa Ben Sira, del S III d.e.c.  en hebreo original; hasta entonces sólo se conocía en griego, traducido en Egipto a esta lengua por su propio nieto; es la base del cánon de todos los libros de los Profetas del Tanáj. Schechter consiguió una carte de presentación del Gran Rabino de Inglaterra para el gran rabino de El Cairo,  Aaron Raphael Ben Shim’on. Y fue así como más de doscientos mil documentos, datados entre el 800 y 1880, pasaron a la Universidad de Cambridge. (Y de Cambridge a otras, como Princeton, etc. )

El profesor Eleazar Gurtwith , del departamento de Historia y cultura hispano-judaica en la Universidad de Tel Aviv, especialista en la judería de la Baja Edad Media (autor, por ejemplo de “Archival Poetics: Questions of Evidence in Reconstructions of Judeo-Spanish Culture” (2011) fue quien primero habló del aspecto románico de los fragmentos encontrados en El Cairo, esto es, de los textos escritos en español y en judeo-español dentro de la Guenizá de Ben Ezra. Esa investigación fue publicada en Madrid, año de  1980, cuando Gurthwith investigaba en Cambridge, en la revista «Sefarad»,  del Consejo  Superior de Investigaciones Científicas.

Los fragmentos de texto en español y ladino en la Guenizá cairiota -todos relativos a Sidurim (devocionarios hebreos)  son pocos; quizás por eso muy apreciados por la investigación. Rabí Israel Levy, Gran Rabino de París, envió a fines del S XIX  algunos fragmentos al academíco de la Historia Fidel Fita, que publicó entonces «Fragmentos de un ritual hispano-hebreo del S XV». Fita también habló de fragmentos de sidur en los archivos de los procesos de la Inquisición, en concreto el abierto a Manuel Gonzalez en 14845. También  P. Studer publicó en 1921  una traducción interlineal de un sidur catalán del S XV a través de unos fragmentos de la Bibliteca Bodeliana (Oxford) D.S. Blondeheim publicó en París, 1925, que los fragmentos de Seminario Judíos de Nueva York había perdido otros textos (uno de los fragmentos lo recuperó más tarde microfilmado el propio Gurthwith) De donde se deduce que había una notable tendencia a orar en español en las sinagogas del S XV (lo cual era una modernidad deplorable a los ojos de algunos rabinos) Se desestimó ya hace tiempo que fueran sidurím para conversos porque se sabe de que algunos conversos tuvieron problemas precisamente por tener sidurim en hebreo.

 

Gurtwith tuvo la suerte de clasificar los fragmentos de la guenizá en la Universidad de Cambridge. Y fue así como descubrió dos fragmentos de sidur , uno en judeo-español y otro directamente ya en español del S XV. Ambos fragmentos parecen haber sido desgajados de forma natural, no a la fuerza, y ambos presentan el mismo tipo de soporte y tinta, la cual ha corroido el papel y la lectura del texto es fragmentaria. Sin embargo, son identificables: el primero es la oración Yaale ve´Yabó, Subirá y Vendrá (El Mesías) , que es parte de la sección central del culto sinagogal -La Amidá, lo que se reza de pie- y también tras las comidas de los Primeros de Mes hebreos. Es decir, la bendición de Rosh Jodesh.