TÚNEZ HONRA A CUATRO JUDÍOS

 El ayuntamiento de la ciudad de Susa, en la costa tunecina, renombra cuatro calles con nombres de judíos que fueron significativos en el desarrollo del lugar.


La turística ciudad de Susa, que es Patrimonio de la Humanidad desde 1988 por la buena conservación de la Hadrumentum en tiempos de las guerras púnicas, ha dado dos significativos pasos: por un lado, tres años después del atentado perpetrado por el Estado Islámico, el municipio deja claro cuáles son sus intereses en el S XXI; por otro, lo cual algunos califican de inaudito, o al menos inesperado, la ciudad recupera de forma pública sus lazos con el pasado judío del lugar.

Las personas cuyos nombres serán los de algunas calles de Susa  son  Claude Sitbon, abogado,  pariente del escritor y director del Instituto Francés de Jerusalén homónimo;  Daniel Uzan, médico fallecido  en 1895; Yvonne Bessis, partera, y las familias Ghouila-Houri  e Ichoua por su contribución al desarrollo urbanístico. Todas las calles están ubicadas en un nuevo barrio residencial al norte de la ciudad.

Cementerio de Susa, profanado varias veces

En Susa vivían, a mediados del S XIX -que es desde cuando se tienen datos- más de 1500 judíos. La cifra no parece grande, pero es enorme para una ciudad de provincias en Túnez en el siglo XIX. (Hoy tiene una población superior al medio millón de personas) El status civil de los judíos de Túnez, como de otros lugares de preponderancia islámica, estaba regulado por un decreto a favor del Pueblo del Libro, Ahl el kittab, firmado en la constitución reformista del pashá Mohamed Pashá Bey. Con la etapa del protectorado francés, a finales del S XIX, la comunidad judía asimiló un cambio importante entre el orientalismo tradicional hacia la  aculturación occidental, como si de un proceso de emancipación -Haskalá- se tratara.

Los judíos de Susa -y de gran parte de Túnez- formaban una comunidad bicéfala:

Por un lado, los Swâsä, judíos asentados en territorio tunecino desde tiempos inmemoriales (quizás huidos de Egipto en tiempos tanájicos o quizás llegados con embarcaciones fenicias cuando éstos comerciaban entre el sur de la Península Ibérica y el Oriente Medio)

Por otro lado , los Grânä, judíos llegados a territorio tunecino después de la expulsión de Castilla y Aragón, bien venidos directamente desde lugares como Mallorca o bien tras haber pasado primero por Italia.

Todos los judíos que no salieron de Túnez cuando recibieron la nacionalidad francesa quedaron expuestos a la invasión italo-alemana (fascista y nazi) entre abril de 1942 y 1943, sufriendo las consecuencias de tan oscuros eventos venidos del norte. En 1953, la comunidad judía era de 4415 personas.

En 2015, la ciudad de Susa sufrió el ataque del Isis, pero el consistorio apuesta claramente por la multiculturalidad y por el orgullo de su pasado, decididamente apostando por conservar y enseñar el legado judío, parte inherente del propio carácter del país, a pesar del antisemitismo latente en ciertos sectores de la población.